Acabo de llegar del cinema. La película que hemos ido a ver hoy, Javi y yo, es American Ganster, del señor Ridley Scott (sí, el mismo que dirigió Blade Runner). Aprovechando que era el día del espectador, no puse impedimento para marchar a ver la película, a pesar de que este director, desde hace tiempo, no es de mi agrado. Sin embargo, unas buenas críticas me llevaron a darle una “nueva oportunidad”.
Bien, la primera impresión que puedo destacar es que, nada más terminar la película, lo primero que me vino a la cabeza es que es aburrida. Sí, es realmente aburrida, por no decir insípida. Por un lado la narración de la historia deja un montón de cabos sueltos. Por otro, se esfuerza en mostrarnos el “interior” de los protagonistas, su manera de entender el mundo (y por tanto el porqué de sus actos y decisiones), hecho que no sólo sobra, sino que, además, queda tan fuera de lugar y tan superficial que ni siquiera logra el efecto deseado. Asimismo, hay escenas que sobran, que no sé para qué carajo están dentro del metraje. Y, además, el señor Russell Crowe no parece un poli bueno, sino tonto, con esa cara de bobo que pone en muchas ocasiones… ¡buf, que mal!
La ambientación es buena, al igual que la fotografía, que está muy cuidada, la verdad. Y, que carajo, la historia es interesante: Durante los años setenta, un traficante de drogas recién salido de la cárcel decide introducir heroína en el barrio de Harlem usando un método muy particular para meter la droga en los Estados Unidos: poniendo la heroína dentro de los ataúdes de los soldados muertos que venían de Vietnam. Un honesto detective de la policía de Nueva York será el encargado de investigar el caso... (Filmaffinity). Pero, está tan mal llevada…
Sólo hay un momento en que la película hace que te metas en ella, que te interese de veras: desde que investigan la llegada del avión hasta que hacen la redada en la torre. Y, sin embargo, seguidamente vuelve a los despropósitos, pues a partir de estos momentos parece que estamos ante el manual para el director novato. Tres ejemplos:
1) Nada más que Denzel Washington entra en la iglesia, ya se sabe que será capturado al salir de ella.
2) Los policías corruptos y su cara de asombro al ver llegar a la policía para detenerlos ¡Lamentable!
3) La crème de la crème: el suicidio del poli más corrupto de todos. Ya, cuando sale de espaldas sentado, lo intuyes; pero, cuando se levanta y el café se derrama sobre la cama, lentamente y sin ningún gesto de preocupación por parte del pasma… bueno, es como para levantarte y dispararle tú y joderle la escena, jajajaja.
En definitiva, otra película que no pasará a mi particular archivo mental cinematográfico para recordar.
1 comentario:
Yo fuí a ver Soy leyenda. No creo que te molara mucho pero no esta mal
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