jueves, 24 de enero de 2008

Paz

Ayer, después de otro porrón de tiempo, me encontré a Paz. Iba yo ensimismado, deambulando por las ideas de mi cabeza y, reconozco, no muy animado. De repente, allá estaba ella, como siempre, sonriente, con sus ropas de colores. Y, quizás, como reflejo de su aspecto externo, los colores invadieron mis apagados pensamientos. Hoy, al levantarme, me di cuenta de que siempre es así, de que siempre pone colores: tiene esa capacidad. Si estoy animado y colorido, pues las tonalidades son más brutales. Si estoy un poco apagado, pues empiezan a asomarse amarillos, rojos, verdes...
Por eso, Paz, hoy te mando un beso y todas mis energías para que sigas así, dando color por la vida. Disfruta ese viaje rumbero ¡petarda!

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