jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Qué mal!

Hoy levanté feliz. Abrí mi correo y, en un par de breves líneas (más si las lees en otro medio), una persona a la que quiero y tengo mucho aprecio escribía una impresión suya sobre la mía persona.

Me encantaría que esas palabras se aproximasen a una cierta visión crítica, y me sirviesen para mejorar y aprender, para avanzar y rectificar actitudes funestas, para comportarme, al fin y al cabo, de una manera mejor con los/as que me rodean. Mas, son palabras infundadas, totalmente subjetivas y desde un punto de vista más que, en mi opinión, condicionado y limitado. Así que, no sólo no me ayudarán a mejorar, sino que lo que me otorgan es una gran tristeza y una decepción absoluta.


¡Qué mal!

3 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

los suplementos couche de los periódicos dicen en su sección de psicología que: Cualquier cosa que hagas o digas NO gustará a la mitada de la población. Concentráte en la otra mitad.

Salu2 córneos.

closada dijo...

Lo malo es que esta persona la tenía ubicada en la mitad que yo creía que tenía que concentrarme ¡sig!

... dijo...

Puedes hacer una línea, y poner a las personas a un lado u otro, según te interese o no su criterio, lo que aporten a tu vida, si te resultan interesantes o indiferentes...

Pero una de las características del ser humano es la movilidad...

Lo malo es que, a veces, duele...

Ocupa tu mente en otras cosas... quizás esa persona no te aportaba tanto como creías...