Hoy les quiero compartir una viñeta que conocí gracias a mi tío Diego. Me resulta gracioso recibir justo ahorita, en este momento, algo que estoy visualizando con mis propios ojos.
Se creó un maravilloso martillo. Un martillo con muy buenas intenciones y, sin duda, totalmente acorde a mis pensamientos. El martillo, ese tan bonito, no fue tirado, como en la viñeta; sin embargo, aparecieron tornillos, llaves inglesas... y, finalmente, ya hemos llegado al clavo. Lo malo es que, ahora, ese martillo está tan alejado de su concepción inicial que, después de clavar este clavo, creo que será tirado. O, al menos, a mí ya no me apetecerá utilizarlo.
Demasiada ambición y falta de humildad es lo que ha aparecido en este proceso hasta llegar al clavo. Demasiados "castillos en el aire" es lo que hay en tantos pensamientos sin retorno que hacen tomar decisiones sin cabeza, ni pies, ni un ápice de coherencia. Es una pena...
Se creó un maravilloso martillo. Un martillo con muy buenas intenciones y, sin duda, totalmente acorde a mis pensamientos. El martillo, ese tan bonito, no fue tirado, como en la viñeta; sin embargo, aparecieron tornillos, llaves inglesas... y, finalmente, ya hemos llegado al clavo. Lo malo es que, ahora, ese martillo está tan alejado de su concepción inicial que, después de clavar este clavo, creo que será tirado. O, al menos, a mí ya no me apetecerá utilizarlo.
Demasiada ambición y falta de humildad es lo que ha aparecido en este proceso hasta llegar al clavo. Demasiados "castillos en el aire" es lo que hay en tantos pensamientos sin retorno que hacen tomar decisiones sin cabeza, ni pies, ni un ápice de coherencia. Es una pena...
No hay comentarios:
Publicar un comentario