Acudí al cine con marmota, Luz, Eric, Marta y Eduardo. Poco sabía de esta película a excepción de las grandes polémicas que se habían levantado contra el director, así como durante su proyecciones. Las críticas no eran buenas; sin embargo, quería comprobar por mi mismo de qué carajo iba todo esto.
Comenzó la película con un prólogo maravilloso. Sin duda, lo más elegante y bonito que he visto en una sala en el último año. Una muestra de cómo hay que hacer cine en un inicio brutal donde contrasta la hermosura de lo rodado, con la tragedia que acontece. A partir de ese momento, y por capítulos, se va desarrollando una película de terror (que además posee los elementos que caracterizan a este género), en la que la fuerza visual (el director de fotografía es un crack), provoca que te enganches de cuajo en todo lo que estas viendo. Así, la película te va manteniendo en tensión y, poco a poco, te va introduciendo en un mundo más angustioso, oscuro, que culmina con una tensión difícil de soportar, desbordada por la violencia y el sexo enfermizo que aparece en la pantalla. Hasta que llega al epílogo y observo algo tan cutre que es casi irrisorio, pero que, al menos, sirve para relajarte de nuevo.
Entre tanto, el señor Lars Von Trier, se mete en el terreno fanganoso de mostrarnos cómo la religión (y con ello la cultura y la sociedad), ha "demonizado" a la mujer, primero culpándola del pecado original y, como consecuencia, siendo víctima del maltrato y la tortura, por parte del hombre, desde los inicios de la historia hasta la actualidad. Y acá es donde radica el error de esta película, pues se vuelve demasiado pretenciosa en busca de ofrecer una explicación (con el consabido intento por indagar en el interior de la mujer), a ese sentimiento de culpa y a esa visión del sexo como "sucio" (si no es para procrear), que se plantea en ciertas religiones monoteístas., va más allá del género de terror y se pierde en sus devaneos mentales, llegando a no muy buen puerto, al caer en un discurso que puede parecer realmente misógino.
No obstante, como película de terror es más que correcta. Si a eso sumamos el papelón de los protagonistas, una fotografía impresionante y un prólogo que me parece sublime... pues sin duda hay que visualizarla en el cinema.
Se ha repetido mil y una veces que hay "sexo gratuito". Bien, puede que sí. Pero, también, puede que no. Porque el sexo, acá, se convierte en algo maléfico, sucio, incluso exagerado y sangriento, quizás como fiel reflejo del sentimiento de culpa y la locura total que ella tiene en su cabeza. También que la violencia es extrema. Mas, si estas escenas se hubieran dado en una película japonesa, no se habría desatado tanta polémica. De hecho, hay un momento, cuando Charlotte Gainsbourg le atraviesa la pierna a Willem Dafoe, que me recuerda a Audition (de mi querido Miike Takashi). Asimismo, aparece ésta en el punto final, para rematar al espectador, quien, sumido en la angustia, ahora tiene que ver el dolor extremo.
Considero que el gran error de esta película es que no somos capaces de visualizarla sin tener en la mente que la ha dirigido Lars Von Trier...
Comenzó la película con un prólogo maravilloso. Sin duda, lo más elegante y bonito que he visto en una sala en el último año. Una muestra de cómo hay que hacer cine en un inicio brutal donde contrasta la hermosura de lo rodado, con la tragedia que acontece. A partir de ese momento, y por capítulos, se va desarrollando una película de terror (que además posee los elementos que caracterizan a este género), en la que la fuerza visual (el director de fotografía es un crack), provoca que te enganches de cuajo en todo lo que estas viendo. Así, la película te va manteniendo en tensión y, poco a poco, te va introduciendo en un mundo más angustioso, oscuro, que culmina con una tensión difícil de soportar, desbordada por la violencia y el sexo enfermizo que aparece en la pantalla. Hasta que llega al epílogo y observo algo tan cutre que es casi irrisorio, pero que, al menos, sirve para relajarte de nuevo.
Entre tanto, el señor Lars Von Trier, se mete en el terreno fanganoso de mostrarnos cómo la religión (y con ello la cultura y la sociedad), ha "demonizado" a la mujer, primero culpándola del pecado original y, como consecuencia, siendo víctima del maltrato y la tortura, por parte del hombre, desde los inicios de la historia hasta la actualidad. Y acá es donde radica el error de esta película, pues se vuelve demasiado pretenciosa en busca de ofrecer una explicación (con el consabido intento por indagar en el interior de la mujer), a ese sentimiento de culpa y a esa visión del sexo como "sucio" (si no es para procrear), que se plantea en ciertas religiones monoteístas., va más allá del género de terror y se pierde en sus devaneos mentales, llegando a no muy buen puerto, al caer en un discurso que puede parecer realmente misógino.
No obstante, como película de terror es más que correcta. Si a eso sumamos el papelón de los protagonistas, una fotografía impresionante y un prólogo que me parece sublime... pues sin duda hay que visualizarla en el cinema.
Se ha repetido mil y una veces que hay "sexo gratuito". Bien, puede que sí. Pero, también, puede que no. Porque el sexo, acá, se convierte en algo maléfico, sucio, incluso exagerado y sangriento, quizás como fiel reflejo del sentimiento de culpa y la locura total que ella tiene en su cabeza. También que la violencia es extrema. Mas, si estas escenas se hubieran dado en una película japonesa, no se habría desatado tanta polémica. De hecho, hay un momento, cuando Charlotte Gainsbourg le atraviesa la pierna a Willem Dafoe, que me recuerda a Audition (de mi querido Miike Takashi). Asimismo, aparece ésta en el punto final, para rematar al espectador, quien, sumido en la angustia, ahora tiene que ver el dolor extremo.
Considero que el gran error de esta película es que no somos capaces de visualizarla sin tener en la mente que la ha dirigido Lars Von Trier...
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