viernes, 1 de junio de 2007

Cadenas en el corazón

Ayer, hice lo que me pedía el corazón. Y me alegro de ello. Desde hace ya muchos días, me pedía, el pobrecillo de él, una cosa y yo le desobedecía. De repente, un montón de señales, de llamadas de atención, de auténticos anuncios de neón iban haciendo que éste se encogiese, se quedase agarrotado, fuese mermando su actividad de expansión del boogaloo. Así que ayer fue el día, hice lo que me pedía el corazón. Y me alegro de ello.

Salí de casa y los ojos, que expulsaban dulces lágrimas de emoción, no mostraban a la gente mi felicidad interior, mi desahogo, la liberación de las horribles y gruesas cadenas que aprisionaban mi pecho. Me encontraba bien: sonreía y lloraba a la vez. Y, mientras, casualmente, se puso a sonar Cañaman:

“Jah cuida de mí y me protege.

Me da su sabiduría y su calor.

Jah cuida de mí y me protege.

Me ha colmado de amigos, amor.

Jah cuida de mí y me protege.

Sólo tengo gratitud en mi corazón”

Miré al cielo. Por desgracia, estaba nublado, no había Sol que pudiese saludarme, ni sonreírme. Eso ya habría sido la bomba… Llegué al trabajo. “¿Qué tal mijo?” “Muy bien, Alvarito, muy bien…” Y entré en la cocina, no lo podía creer, sonaba Juanes:

Cuando hay un abismo desnudo

Que se opone entre los dos

Yo me valgo del recuerdo

Taciturno de tu voz

Y de nuevo siento enfermo este corazón

Que no le queda remedio más que amarte

Y en la distancia te puedo ver

Cuando tus fotos me siento a ver

Y en las estrellas tus ojos ver

Cuando tus fotos me siento a ver

Quedé quieto, inmovilizado, de veras, no lo podía creer. La voz de él y de Nelly Furtado me dejó hipnotizado. Empecé a cantar, allá, en la cocina. Bajito, bien bajito, con los ojos como inmensos lagos, pausados, calmos, brillantes. Tenía que encender las velas, mechero en mano. Mas, mi cuerpo, ¡ay!, mi cuerpo… quedo quieto, dulce, enarbolado. Cogí mis alas y me puse a volar, llegué hasta el techo. Salí a la sala, siempre en alto. Llegué a la puerta y empecé a ascender sobre múltiples cabezas. Volaba, me elevaba, sentía la caricia del frío aire sobre mi cara. Braceaba entre las nubes, por encima de los pájaros, saludando sin respuesta a los peatones que poco a poco se alejaban ante mi mirada…

Desperté, más tarde de lo previsto, pero que le voy a hacer si apenas descanso. No he salido a la calle, pero sé que el Sol me espera ansioso para darme los buenos días. A mi derecha, colorido él, un paquete. Como todos los de aquella noche está fechado: 23/03/2007. Y tiene su nombre, porque le pertenece. Sólo me queda este sobre, el resto ya fue entregado. Mi intención es hacerlo en mano antes de la partida, pero está difícil. ¡Habrá que intentarlo!

Mil besos

PS. Para terminar, una cita que me parece preciosa:

"He vuelto a llorar, cada día lloro por el admirable error de la vida."

MARGUERITE DURAS, El dolor

2 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

Aute cantaba que el corazón es un músculo y desencadenarlo puede ser una hazaña. Prefiero las lágrimas porque cuando deciden brotar no hay Dios que las pare.

Salu2 Córneos... metiditos en un sobre.

closada dijo...

Me encantan las lágrimas de emoción, de ilusión, y también aquellas que caen al admirar la belleza, la harmonía (con "h" me gusta más), la grandeza de los pequeños e intensos instantes maravillosos...

Recibo el sobre, jejejeje.