Hay ocasiones en las que me gustaría ponerme a cuatro patas y empezar a ladrar. Acercarme a un árbol, sacar lo colica y comenzar a mear. Qué digo, en un árbol... En una sala de exposiciones abarrotada de gente o en cualquier evento solemne. Allí, en medio, en la cubitera del champagne o en la limpia pared blanca cercana al cenicero donde ya no se puede fumar.
¡Guau, guau, guau!
Me saldrá pelo por todo el cuerpo, comenzará a crecerme el hocico y las orejas tomarán forma puntiaguda. Me señalarán con entusiasmo, con extrañeza, con cierta sorpresa. Y, hay quien dirá: "Qué hace ese chucho aquí"
¡Guau, guau, guau!
2 comentarios:
Ese chucho podría tener imaginación e, incluso, capacidad de abstracción...y además, sería muy sexy oh yeahhh!!
Petons de dilluns!
¡Vaya! Esa es una gran exaltación del poder perruno. ¡Me gusta!
Besicos imaginativos
Publicar un comentario