Nuestra última cita cinematográfica también ha sido en VOSE. Para mí, es una suerte que, por fin, unas salas de cine estén apostando por proyectar las películas en la lengua con que fueron filmadas y acompañadas de los subtítulos en castellano. Fue hace ya muchos años cuando los Renoir abrieron con este propósito. Mas tan maravillosa idea no cuajó en el público de la capital maña y tuvieron que morir al palo de exhibir las películas dobladas. Ahora, los Aragonia vuelven a intentarlo y, parece ser, la cosa marcha. De hecho, el otro día, la sala estaba casi llena. Esto no lo hubiera imaginado yo ni "jarto" de vino. Quizás las cosas están cambiando...
En cuanto a la película de Aronofsky no sé muy bien qué puedo comentar. Sinceramente, como la protagonista, estoy algo confuso. Porque, el filme en sí no es otra cosa que la consabida historia de la artista que se mete tanto en su papel que acaba convirtiéndose en él. Y, así, obra y vida transcurren de manera paralela hasta llegar al funesto y bastante predecible final. Sin embargo, desde el principio, toma un ritmo trepidante que engancha y atrapa, tanto, tanto, que no puedes dejar de mirar a la pantalla. Todo aquello que va aconteciendo, lo vamos observando a través de dos puntos de vista: uno que podríamos llamar objetivo y otro que pasa a través de la desequilibrada cabeza de la protagonista. Así, con dos realidades tan distintas, pero que van cogidas de la mano, la inestabilidad y el suspense van creciendo hasta el más purito estado de tensión.
Asimismo hay que añadir la potencia visual que nos ofrece, un tanto recargada en ocasiones, así como la brutal actuación (en gran parte de la película, porque también hay momentos en que no), de Natalie Portman, para acabar enganchando del todo al espectador.
Entonces, termina la película (con un final bastante ridículo todo hay que decirlo) y, qué carajo, te ha gustado y lo has pasado rebien visualizándola. Pero, al mismo tiempo, algunas escenas que no encajan, una historia un poco absurdilla y llena de topicazos, y el abuso de "cosas que pasan pero no pasan" para intentar jugar con el espectador, dejan la sensación de que lo que has presenciado es puro efectismo.
¡Qué confuso estoy!
En cuanto a la película de Aronofsky no sé muy bien qué puedo comentar. Sinceramente, como la protagonista, estoy algo confuso. Porque, el filme en sí no es otra cosa que la consabida historia de la artista que se mete tanto en su papel que acaba convirtiéndose en él. Y, así, obra y vida transcurren de manera paralela hasta llegar al funesto y bastante predecible final. Sin embargo, desde el principio, toma un ritmo trepidante que engancha y atrapa, tanto, tanto, que no puedes dejar de mirar a la pantalla. Todo aquello que va aconteciendo, lo vamos observando a través de dos puntos de vista: uno que podríamos llamar objetivo y otro que pasa a través de la desequilibrada cabeza de la protagonista. Así, con dos realidades tan distintas, pero que van cogidas de la mano, la inestabilidad y el suspense van creciendo hasta el más purito estado de tensión.
Asimismo hay que añadir la potencia visual que nos ofrece, un tanto recargada en ocasiones, así como la brutal actuación (en gran parte de la película, porque también hay momentos en que no), de Natalie Portman, para acabar enganchando del todo al espectador.
Entonces, termina la película (con un final bastante ridículo todo hay que decirlo) y, qué carajo, te ha gustado y lo has pasado rebien visualizándola. Pero, al mismo tiempo, algunas escenas que no encajan, una historia un poco absurdilla y llena de topicazos, y el abuso de "cosas que pasan pero no pasan" para intentar jugar con el espectador, dejan la sensación de que lo que has presenciado es puro efectismo.
¡Qué confuso estoy!
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