Es curioso observar cómo cada persona es susceptible a sufrir asco con determinadas cosas. Pero, también, cómo una misma persona tolera unas cosas más que otras que, quizás, podrían ser mucho más aquerosas comparándolas.
Recuerdo que, cuando iba al instituto, echaban en la televisión nocturna En buenas manos, un programa donde salían operaciones de lo más variopintas. Muchos/as de mis amigos/as no lo podían ni ver. Yo, en cambio, me lo grababa y lo visionaba mientras comía. Así, mientras degustaba mis platos favoritos, podía ver todo tipo de intervenciones. Recuerdo, aquella en que sacaban los intestinos sin ningún pudor, o aquella en que quitaban toda la piel de la cara y, al terminar la operación, se la volvía a poner. Todo, más o menos, lo podía tolerar mientras me metía deliciosos bocados de comida en la boca. Hasta que llegó el horrible día: liposucción. Fue horrible ver ese gran tubo que se iba llenando de grasa amarillenta. No podía soportarlo. Puse mil caras de asco y tuve que apartar la visión de la pantalla más de una vez. Y lo mismo me ocurrió con una simple operación de juanetes.
Recuerdo que, cuando iba al instituto, echaban en la televisión nocturna En buenas manos, un programa donde salían operaciones de lo más variopintas. Muchos/as de mis amigos/as no lo podían ni ver. Yo, en cambio, me lo grababa y lo visionaba mientras comía. Así, mientras degustaba mis platos favoritos, podía ver todo tipo de intervenciones. Recuerdo, aquella en que sacaban los intestinos sin ningún pudor, o aquella en que quitaban toda la piel de la cara y, al terminar la operación, se la volvía a poner. Todo, más o menos, lo podía tolerar mientras me metía deliciosos bocados de comida en la boca. Hasta que llegó el horrible día: liposucción. Fue horrible ver ese gran tubo que se iba llenando de grasa amarillenta. No podía soportarlo. Puse mil caras de asco y tuve que apartar la visión de la pantalla más de una vez. Y lo mismo me ocurrió con una simple operación de juanetes.
También me da cosica notar el tacto de las cremas, aceites, grasitas... en las palmas de mis manos, mientras a multitud de personas les gusta o, incluso, les relaja.
Asquito subjetivo, claro que sí.
Asquito subjetivo, claro que sí.
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