El Miércoles de hace un par de semanas, tuve la suerte de poder acercarme al cinema. Allá, en los Aragonia, proyectan True Grit en V.O.S.E. y yo no podía perderme esta cita con los hermanos Coen. No sé por qué carajo, me imaginaba que iba a ser en blanco y negro, así que mi primera sorpresa (que no la única), fue ver el color en la pantalla. Si bien, hay que reconocer, que son colores muy planos, tenues, de tonalidades para nada chillonas.
Desde el comienzo, con la voz en off, explicando el asesinato de su padre, la protagonista toma las riendas de la acción y cumple sobradamente como eje en torno al cual transcurre la historia. Alrededor de ella, giran los otros tres protagonistas, bien definidos en cuanto a su manera de ser. Fanfarrones ellos, muestran sus debilidades ante el espectador de manera clara y contundente, algo que les hace humanos a nuestros ojos en contraposición a la imagen que pretenden ofrecer a sus adversarios (sean de su mismo bando o del otro).
Enmarcando a los personajes, está el paisaje, un elemento más a destacar en esta película en la que la espléndida fotografía lo convierte en un personaje más. este es otro de los elementos que conforman un engranaje que funciona a las mil maravillas. No hay momentos que chirríen. Ni cuando es turno del humor, de la violencia o de las jugarretas del azar, hace que pierda un ápice de tensión y de emoción esa búsqueda de la venganza.
Sin duda, los Coen lo bordan y nos ofrecen una película que hay que ver en la pantalla grande, sí, o sí.
Desde el comienzo, con la voz en off, explicando el asesinato de su padre, la protagonista toma las riendas de la acción y cumple sobradamente como eje en torno al cual transcurre la historia. Alrededor de ella, giran los otros tres protagonistas, bien definidos en cuanto a su manera de ser. Fanfarrones ellos, muestran sus debilidades ante el espectador de manera clara y contundente, algo que les hace humanos a nuestros ojos en contraposición a la imagen que pretenden ofrecer a sus adversarios (sean de su mismo bando o del otro).
Enmarcando a los personajes, está el paisaje, un elemento más a destacar en esta película en la que la espléndida fotografía lo convierte en un personaje más. este es otro de los elementos que conforman un engranaje que funciona a las mil maravillas. No hay momentos que chirríen. Ni cuando es turno del humor, de la violencia o de las jugarretas del azar, hace que pierda un ápice de tensión y de emoción esa búsqueda de la venganza.
Sin duda, los Coen lo bordan y nos ofrecen una película que hay que ver en la pantalla grande, sí, o sí.
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