Ayer fuimos a ver Exit Through the Gift Shop, una película de Bansky que está rodada a modo de documental. Poco voy a mencionar de este filme del que salí totalmente fascinado, puesto que no me apetece entrar en debates sobre su autenticidad ni mamarrachadas de esas. Hay una escena en la que sale pintado un elefante y se defiende que ese será el centro de atención y que la gente no verá lo que realmente tiene delante. Pues, efectivamente, eso mismito pasa con esta película. Qué más da que sea un documental, un falso documental, que Guetta sea un producto de Bansky... Lo que importa es que tenemos una película ingeniosa y de una frescura asombrosa, con un ritmo que no decae nunca y que, poco a poco, va llevando a la total hilaridad.
En esta película, Bansky nos acerca a la creación del denominado arte urbano y a parte de sus máximos exponentes. Partiendo de allí, nos ofrecerá una profunda reflexión sobre, no sólo la creación artística, sino también sobre la frivolidad y la majadería a la que se ha llegado en el mercado del arte. E, incluso, una reflexión sobre la coherencia de llevar a lo incoherente ciertas premisas, para, así, seguir siendo coherente con ellas. ¿Queda claro? Pue no lo sé muy bien...
Una película para disfrutar en su visionado. Una auténtica gozadera audiovisual.
En esta película, Bansky nos acerca a la creación del denominado arte urbano y a parte de sus máximos exponentes. Partiendo de allí, nos ofrecerá una profunda reflexión sobre, no sólo la creación artística, sino también sobre la frivolidad y la majadería a la que se ha llegado en el mercado del arte. E, incluso, una reflexión sobre la coherencia de llevar a lo incoherente ciertas premisas, para, así, seguir siendo coherente con ellas. ¿Queda claro? Pue no lo sé muy bien...
Una película para disfrutar en su visionado. Una auténtica gozadera audiovisual.
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