Ayer noche, tuvimos en el hogar una denominada cena-picoteo de vecinos. Un día, sentados en el salón de nuestra casita, surgió la idea de organizar una cena para toda la comunidad. Buscamos un día en que pudiésemos los tres (contando que, al día siguiente, ninguno/a madrugase para ir a la labora) y, finalmente, se decidió como fecha señalada la noche del 22.
La invitación era sencilla: en cada hogar se preparaba un plato y sus habitantes acudían a las 21.30 al piso en que habitamos Aurorita, Conchi y servidor. Así que realizamos la invitación en papel, con una fotito y to', y metimos una por cada buzón. Debajo, una tabla con los diferentes pisos en la que tan sólo debían señalar cuántos/as acudían a cenar, así como si existía alguna alergia o intolerancia culinaria. El vino, lo poníamos nosotros/as.
Llegó la gran noche. Tan sólo teníamos dos invitadas de la comunidad Luisa (del segundo) y Ana (del principal). Vaya, vaya, parecía que había tenido poca aceptación. Afortunadamente, una llamada hizo que se uniese un tercer comensal: Ramón (nuestro súper vecino de enfrente). Así que, sumando también a Marta (la "vecina flotante" que matizó Luisa), formábamos un total de siete bocas que alimentar.
El menú fue delicioso: guacamole, humus, ensalada de espinacas, pastel de verduras, patatas al horno picantes, alcachofas rellenas asadas y quiche. De postre, unos pastelitos de La confitería Fantoba y unas galletas-bomba de chocolate caseras. Sin olvidarnos del delicioso vino y de un pacharán casero para la sobremesa realmente rico.
Hoy, al bajar a la calle, había un escrito en el mencionado cartel: "La cena ha sido todo un éxito. Gracias". Y sí, considero que nuestra iniciativa fue gratificante. Entre los que cenamos juntos, nos conocimos un poquito más, aprendimos un porroncito de cosas y, ahora, al menos, hemos compartido algo más que vivir en un mismo edificio, en una misma (como suelen ser casi todas), fragmentada comunidad.
Jo ¡tenemos unos/as vecinos/as realmente guais! Muchas gracias por venir.
La invitación era sencilla: en cada hogar se preparaba un plato y sus habitantes acudían a las 21.30 al piso en que habitamos Aurorita, Conchi y servidor. Así que realizamos la invitación en papel, con una fotito y to', y metimos una por cada buzón. Debajo, una tabla con los diferentes pisos en la que tan sólo debían señalar cuántos/as acudían a cenar, así como si existía alguna alergia o intolerancia culinaria. El vino, lo poníamos nosotros/as.
Llegó la gran noche. Tan sólo teníamos dos invitadas de la comunidad Luisa (del segundo) y Ana (del principal). Vaya, vaya, parecía que había tenido poca aceptación. Afortunadamente, una llamada hizo que se uniese un tercer comensal: Ramón (nuestro súper vecino de enfrente). Así que, sumando también a Marta (la "vecina flotante" que matizó Luisa), formábamos un total de siete bocas que alimentar.
El menú fue delicioso: guacamole, humus, ensalada de espinacas, pastel de verduras, patatas al horno picantes, alcachofas rellenas asadas y quiche. De postre, unos pastelitos de La confitería Fantoba y unas galletas-bomba de chocolate caseras. Sin olvidarnos del delicioso vino y de un pacharán casero para la sobremesa realmente rico.
Hoy, al bajar a la calle, había un escrito en el mencionado cartel: "La cena ha sido todo un éxito. Gracias". Y sí, considero que nuestra iniciativa fue gratificante. Entre los que cenamos juntos, nos conocimos un poquito más, aprendimos un porroncito de cosas y, ahora, al menos, hemos compartido algo más que vivir en un mismo edificio, en una misma (como suelen ser casi todas), fragmentada comunidad.
Jo ¡tenemos unos/as vecinos/as realmente guais! Muchas gracias por venir.
PS. ¿Qué diferencia hay entre una fruta ecológica y una de invernadero industrial? A parte del sabor, que la ecológica engorda más.
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