Llegué al Príncipe Felipe. Había menos gente de lo que esperaba, así que podía situarme más o menos cerca del escenario sin que estuviese apretado. Las banderas de Colombia eran ondeadas por algunos de los asistentes; el amarillo-azul-rojo estaba por todos lados. Y yo ahí, en medio, esperando a que Juanes saliese a escena. Me acordé de "Chino" y, para "darle envidia" le llamé: Chiiiino, ¿sabes dónde estoy? En Juanes, tío, en Juanes... Él estaba con Marcela, era su día festivo. Estaban de paseo, sin más...
Comienza el concierto. Yo, como no, realizo mi ritual. Estaba solo, bailando, cantando... una llamada me sacó de mi mundo bailongo. Era el Chino: ¿Dónde estás? Al rato, por fin nos encontrábamos. Chino y Marcela habían decidido, por mi llamada, venir al concierto. Los tres bailábamos. Colombia estaba todavía más cerca. Y llegó, llegó La camisa negra, y se cayó el pabellón, al igual que con la preciosa La vida es un ratico. Recuerdos vinieron a mi cabeza, aquellos de baile con zapatos nuevos y de evaporada ilusión. Creía que ya había presenciado lo mejor del concierto, mas estaba equivocado. De repente, se puso a nevar dulcemente, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y la canción empezó a acariciarme suavemente.
Finalmente, la nieve se tiñó de rojo, de sangre, la de una herida que no paraba de sangrar.
Noche inolvidable, por ser mi cumpleaños, por celebrarlo viendo a Juanes, por hacerlo junto con Chino y con la colombiana más linda del concierto ¡y los bailes que me eché con ella!: Marcela. Y porque después, vinieron también al Calaveras, donde pude estar con "mis quillicas y quillicos". La noche fue de rumbeo total. Y es que la vida es un Carnaval...
Comienza el concierto. Yo, como no, realizo mi ritual. Estaba solo, bailando, cantando... una llamada me sacó de mi mundo bailongo. Era el Chino: ¿Dónde estás? Al rato, por fin nos encontrábamos. Chino y Marcela habían decidido, por mi llamada, venir al concierto. Los tres bailábamos. Colombia estaba todavía más cerca. Y llegó, llegó La camisa negra, y se cayó el pabellón, al igual que con la preciosa La vida es un ratico. Recuerdos vinieron a mi cabeza, aquellos de baile con zapatos nuevos y de evaporada ilusión. Creía que ya había presenciado lo mejor del concierto, mas estaba equivocado. De repente, se puso a nevar dulcemente, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y la canción empezó a acariciarme suavemente.
Finalmente, la nieve se tiñó de rojo, de sangre, la de una herida que no paraba de sangrar.
Noche inolvidable, por ser mi cumpleaños, por celebrarlo viendo a Juanes, por hacerlo junto con Chino y con la colombiana más linda del concierto ¡y los bailes que me eché con ella!: Marcela. Y porque después, vinieron también al Calaveras, donde pude estar con "mis quillicas y quillicos". La noche fue de rumbeo total. Y es que la vida es un Carnaval...
2 comentarios:
ey felicidades, aunque con retraso!!! tanto pensar en la adivinanza y no me di cuenta de lo del cumple... si es que la cabeza no da pa tanto jajaj
besicos
Muchas gracias, guapísima. Si es que os tengo absorbidos/as con el concurso... jajaja.
Besicos
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