Hoy me llamó Cuco, y lo hizo desde el Castillo de Drácula. Yo iba en el autobús y se me quedó la mirada vidriosa, perdida en el infinito. Estaba emocionado, tan sólo por ese gesto. Allá estaba él, queriendo compartir ese momento conmigo, ese preciso instante de su vida en el que me hacía a mí presente.
GRACIAS CUCO
GRACIAS CUCO
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