miércoles, 9 de mayo de 2007

Lila Downs, como la aspirina: se fué, fiss, fiss, fiss....

Miércoles y la semana no me da descanso. Qué les pasa a mis astros, qué les pasa a mis diosecillos, que siguen observando mi vida con una guasa irreverente…

Empecemos. Después de todos los contratiempos sucedidos en días pasados (y eso que no cuento todas mis desgracias, que si no es para fliparlo), es Lunes por la noche. ¡Uy! Pero debo de poneros en antecedentes: tengo dos velocípedos. Uno de ellos ha estado guardado siempre en el cuarto trastero de la mía family, ya que no me atrevo a venderlo, puesto que, tal y como acontece mi vida, sé que, si lo hago, al día siguiente me robarán la bici que utilizo diariamente. Bien, esta bici se me ha solicitado en numerosas ocasiones, pero nunca la he prestado porque no quería tener que elegir a qué amigo/a dejársela, ya que supondría una supuesta jerarquización de preferencias que no me gusta. Mas, este año, apareció Daniela, totalmente fuera del círculo de amistades y, como erasmus que es, de vivencia limitada en las calles de Zaragoza. Ella era la persona ideal para poder disfrutar de mi velocípedo, así que gustoso se lo ofrecí. Sí, era la elegida y, tal y como avanza una amistad en la que las confidencias vienen y van, la persona indicada para pedalear por nuestra ciudad.

Esta quillita salerosa compró una pitón y todo para asegurar la bicicleta. Pero, esta quillita mía no sabía que la diosa de la fortuna y yo caminamos por senderos diferentes. El lunes, la pobre, me envío un mensaje con una mala noticia: “Me han robado la rueda de atrás. Estoy muy nerviosa…” Obviamente, la llamé inmediatamente. Claro está, yo me reía ante la situación. No, si estaba claro, cuando por fin encuentro a la persona adecuada para utilizar mi medio de locomoción favorito para la ciudad, no podía salir bien. Me río, sí, y lo hago con ganas. “No pasa nada, quilla, que le vamos a hacer. Ya encontraremos una solución… Así que tranquilla” La verdad es que me parece gracioso; pero, me jode por ella, que no se lo merece. Y me jode por mí, que ya está bien de tanta jodienda. Pero, es lo que digo, es una bici, es una rueda, es mi vudú diario de desavenencias.

Martes: Voy a buscar a Daniela a casa. La tradición del cafelito matinal es genial. Recibo un mensaje y, debajo, reabro el de Carlos: Inauguración a las 11 de la mañana de exposición de fotografía en el Aula de la Naturaleza en el Parque Grande… “Quilla, no vamos a clase. Nos marchamos de inauguración, que será más divertido ¡Cambio de planes!” Le informo alegre mientras miramos la bici sin rueda. “Joder, Christian, cuánto tengo que aprender de ti, de cómo te tomas la vida” “Sí, eso sí, pero es que te acostumbras” Así que modificamos el rumbo y caminamos hasta el parque.
Monumento a Bolívar. Parque Grande de Zaragoza
La inauguración es debida a que se presenta un libro: Árboles ciudadanos, que nos regalan por asistir al evento. Este día, lo paso encerrado en la biblioteca tecleando trabajos… Cómo me cuesta no telefonear esta vez, cómo me cuesta…


Carlos Dolader (el fotógrafo) y Javier Delgado (el escritor) presentando el libro
Y hoy, hoy que levanté con alegría, nada más comenzar el día la mala noticia: Lila Downs en el Principal y quien se la pierde: el menda. No, si es que lo mío no es la suerte. De nuevo una confabulación de los astros me llevan a la desdicha. Mis vacaciones laborales, hasta el 17 de Mayo. Claro está, los horarios del trabajo llevan ya puestos hace un buen tiempo. Paola me pide que le haga el Lunes 14, ya que tiene una celebración de cumpleaños o algo así de su hija. Yo le digo que no hay problema, que ese día, aunque esté de vacaciones se lo haré. Y, de hecho, el otro día se lo ratifico con un mensaje. Pues bien, entro en Indian, cojo la guía cultural y veo a Lila Downs: Concierto en el Teatro Principal el día 14 ¡No! No puede ser, las lágrimas a punto de brotar, se retienen en mi desidia. El año pasado (o hace dos), estuve a punto de ir hasta Barcelona para verla, pero no pude. Y, ahora, que toca en Zaragoza, estaré trabajando a tan sólo unos metros del concierto, en plenas vacaciones, por el simple hecho de cuidar a mis compañeros/as. Bueno, al menos sé que Paola pasará un buen día mientras yo, desesperado, intentaré, en esa ocasión, ofrecer una falsa sonrisa.

Me voy a comer.

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