viernes, 20 de abril de 2007

Reflexiones sobre el dolor (En Flor, Cáncer, San Sebastian)

Ya no existen las estrellas, la Luna se desvanece entre mis manos, ha caído demasiado como para encontrar luz en esta noche de intensa apatía. Noche de flechas, de imperceptibles corazas que suspiran con un gemido de apacible agonía. Mi sangre fluye, no se para, se me antoja fiel a todas las enseñanzas. Noche de flechas, de pétalos ensangrentados de pluviosa añoranza, de cobijo sagrado entre palabras armadas. Se rompe mi casa, mi alma, mi lecho de paja. Se rompe mi cuerpo, mi sueño, mi sucio esqueleto.

Qué le ha pasado a mi vida, qué sucedió en mi desvencijada harmonía…

Descanso. Oigo atormentados gritos de inmersa penuria. Recibo gustoso la sabiduría profética de mi destartalado cerebro. Al otro lado del mundo no siempre estamos tan lejos. Asciende el Sol, quizás la Luna, quizás mi propio Universo de gozosa alegría. Noche de flechas, de cuerpo terroso de liviano deseo. Ríos de enarbolada y gozosa dulzura. Noche de flechas, de purpúreos pétalos de liviana pureza, de plausible vuelo, de soliviantada entereza. Se abre el camino, la coraza, la desprestigiada alabanza. Se abre mi mente, mi pleura, mi limpia mirada.
Qué me depara el destino, quién restaura mi desvencijada harmonía…

3 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

A veces, sólo a veces, la realidad triunfa.
Es una victoria momentánea, sólo el tiempo justo para ir a la ferretería mezclar un par de botes de pintura y regresar con la brocha dispuesta a cambiar de color esa realidad que creyó vencer pero a la que siempre acabamos cambiando el color.

Salu2 Córneos.

Javier López Clemente dijo...

"El regreso a la realidad es siempre un empobrecimiento brutal: la comprobación de que somos menos de lo que soñamos"
Mario Vargas Llosa

closada dijo...

Siempre que haya brochas, o al menos podamos fabricarlas, cambiaremos el color a la realidad. La cuestión es que nunca pierda ese color, que no dejemos los pinceles, que siempre tengamos el "graffiti" adecuado en nuestra cabeza para poder pintarlo. Mas, mi duda, ahora, me lleva a pensar ¿Dónde carajo está la realidad? Quizás la hemos pintado y por eso estamos en ella. Uy, mejor lo dejo...

Saludos