Tarea ardua la de describir mi viaje de ayer; pero, quillos/as, merece el esfuerzo intentarlo.
Mi vida, ayer, debía conducirme a Teruel de una manera bien sencilla: cojo el autobús a las 6.45 y llego allá a las 10.00. Mi regreso a Zaragoza, a las 14.15, y así poder descansar un poco antes de ir a trabajar. La razón del viaje: presentar un fotomontaje de 1 metro en el edificio del vicerrectorado del campus de Teruel. En principio, una tarea la mar de fácil, siempre y cuando no seas el Pibe.
Jejejeje, aún recuerdo mi último viaje a Teruel. Eran fiestas, y estaba todo cortado y lleno de peñistas bailongos y borrachines. Aunque, al lado de esto no es nada…
Daniela, había decidido que me acompañaría y, así, aunque en breves horas conocía un poquito Teruel. Montamos los dos en el autobús a la hora establecida y, este monstruo con ruedas va parando en algunos pueblecillos para recoger a gente. Llegamos a Calamocha, punto de inicio de un desplazamiento que se transformaría en locura. Anuncio del conductor: “Paramos 15 minutos”. Bajamos a por una manzanilla y un té. Lo bebemos rápido, tanto que apenas nos da tiempo a ver tres noticias en el telediario. ¡Uy! Y lo que ardía en la garganta… Salimos del bar
Mi vida, ayer, debía conducirme a Teruel de una manera bien sencilla: cojo el autobús a las 6.45 y llego allá a las 10.00. Mi regreso a Zaragoza, a las 14.15, y así poder descansar un poco antes de ir a trabajar. La razón del viaje: presentar un fotomontaje de 1 metro en el edificio del vicerrectorado del campus de Teruel. En principio, una tarea la mar de fácil, siempre y cuando no seas el Pibe.
Jejejeje, aún recuerdo mi último viaje a Teruel. Eran fiestas, y estaba todo cortado y lleno de peñistas bailongos y borrachines. Aunque, al lado de esto no es nada…
Daniela, había decidido que me acompañaría y, así, aunque en breves horas conocía un poquito Teruel. Montamos los dos en el autobús a la hora establecida y, este monstruo con ruedas va parando en algunos pueblecillos para recoger a gente. Llegamos a Calamocha, punto de inicio de un desplazamiento que se transformaría en locura. Anuncio del conductor: “Paramos 15 minutos”. Bajamos a por una manzanilla y un té. Lo bebemos rápido, tanto que apenas nos da tiempo a ver tres noticias en el telediario. ¡Uy! Y lo que ardía en la garganta… Salimos del bar
Estación de autobuses de Calamocha. Fotografía enviada por Jesús. Gracias, quillo.
¡EL AUTOBÚS NO ESTÁ!
Cojo el móvil y llamo a Autocares Jiménez. “Sí, es que llamo porque el autobús en el que vamos nos ha dejado en Calamocha. Ha hecho una parada de 15 minutos y, hemos salido a los 10 ó 12 y no estaba…” “Que raro, si en Calamocha no suele hacer parada…” “Pues con nosotros la ha hecho y, claro, estamos aquí, en Calamocha, y yo debo de llegar a Teruel para entregar una obra que, además, se ha quedado en el autobús” Le explico que debo de llegar a Teruel para entregar el fotomontaje y, que claro está, he de regresar en el autobús de las 14.15 porque tengo que trabajar por la tarde. Su respuesta es tan simple como estúpida: “La única solución es que esperéis al autobús que pasa por Calamocha a las 12.00” “¿Pero cómo es posible? Además, mi obra va en el autobús que nos ha dejado aquí tirados. Y yo tengo que regresar a las 2 y cuarto” “Ya, pero es que no hay otra solución… En cuanto a ‘los papeles’, dígame que plazas ocupaban y aviso para que se lo dejen en Teruel, en la taquilla” “Sí, pero no son papeles, es una obra, como si fuese un cuadro, que mide 1 metro y pico” […]
Cuelgo. La jodienda está hecha, carajo. Proposición: “Quilla, vamos a hacer autostop. Así que caminamos a una gasolinera. Se pone a llover. Allá, después de varias peticiones, no tenemos éxito. Caminamos un poquito más, justo hasta un restaurante-cafetería con un porrón de camiones en la cercanía. Después de varios intentos ¡sí! Heladio, un camionero la mar de majo, se presta a acercarnos a Teruel. He de recordar aquí que estos camiones se dirigen a Valencia, Murcia… y que pasan por la autovía sin entrar en Teruel, claro está. Pero, este quillo es cojonutto y decide que nos entrará, aunque tenga que desviarse, hasta la ciudad. Le contamos nuestra experiencia y el tío lo flipa. El nos cuenta que es de Ceuta y nos habla un poquito de su trabajo. Llegamos a Teruel, donde nos deja en la mismísima entrada (el camión no puede entrar a la ciudad, porque le puede caer una multa del carajo) “¡Hasta luego, que vaya muy bien! ¡Y muchas gracias, muchas gracias!”.
Desde este punto, caminata cuesta arriba hasta la estación de autobuses. Llego a la taquilla… ¡No han dejado la obra! Esto ya es de locura. Solución: El conductor, que está regresando a Zaragoza, la deja en Calamocha. El conductor que viene desde Zaragoza (en el autobús que debiéramos haber esperado), la recoge y la trae a Teruel. Es decir, al final la obra non estará hasta las 13.15. ¡Buf! Le digo que bueno, que es una putada, pero que yo he de entregar esa obra. “Pero, por favor ¿No hay otro autobús para volver? Es que hacer todo en una hora…” Nos propone el que une Murcia-Zaragoza, que pasa a las 16.00 por Teruel (sí, el de Murcia-Alicante-Benidorm-Valencia-Teruel-Calamocha-Zaragoza), y en el que cree que quedarán plazas libres. Lo mira en el ordenador y, efectivamente, podremos subir en ese autobús.
Visitamos Teruel y, a las 13.15 estamos como clavos en la estación. Llega el autobús y, con él, mi obra. Ah, en Teruel y debido a que mi jersey quedó en el autobús, tuve que comprarme uno, pues hace un frío del carajo. Así que fuimos al rastro. Daniela se compró uno con estrellas y yo uno rojo. ¡Por fin tengo el fotomontaje en mis manos! Volvemos a caminar lo andado nada más llegar; otra vez para el campus turolense. Llegamos y Adela no está. No si lo mío… Afortunadamente llega al momento y realizo la entrega. Es hora de ir a comer.
Cojo el móvil y llamo a Autocares Jiménez. “Sí, es que llamo porque el autobús en el que vamos nos ha dejado en Calamocha. Ha hecho una parada de 15 minutos y, hemos salido a los 10 ó 12 y no estaba…” “Que raro, si en Calamocha no suele hacer parada…” “Pues con nosotros la ha hecho y, claro, estamos aquí, en Calamocha, y yo debo de llegar a Teruel para entregar una obra que, además, se ha quedado en el autobús” Le explico que debo de llegar a Teruel para entregar el fotomontaje y, que claro está, he de regresar en el autobús de las 14.15 porque tengo que trabajar por la tarde. Su respuesta es tan simple como estúpida: “La única solución es que esperéis al autobús que pasa por Calamocha a las 12.00” “¿Pero cómo es posible? Además, mi obra va en el autobús que nos ha dejado aquí tirados. Y yo tengo que regresar a las 2 y cuarto” “Ya, pero es que no hay otra solución… En cuanto a ‘los papeles’, dígame que plazas ocupaban y aviso para que se lo dejen en Teruel, en la taquilla” “Sí, pero no son papeles, es una obra, como si fuese un cuadro, que mide 1 metro y pico” […]
Cuelgo. La jodienda está hecha, carajo. Proposición: “Quilla, vamos a hacer autostop. Así que caminamos a una gasolinera. Se pone a llover. Allá, después de varias peticiones, no tenemos éxito. Caminamos un poquito más, justo hasta un restaurante-cafetería con un porrón de camiones en la cercanía. Después de varios intentos ¡sí! Heladio, un camionero la mar de majo, se presta a acercarnos a Teruel. He de recordar aquí que estos camiones se dirigen a Valencia, Murcia… y que pasan por la autovía sin entrar en Teruel, claro está. Pero, este quillo es cojonutto y decide que nos entrará, aunque tenga que desviarse, hasta la ciudad. Le contamos nuestra experiencia y el tío lo flipa. El nos cuenta que es de Ceuta y nos habla un poquito de su trabajo. Llegamos a Teruel, donde nos deja en la mismísima entrada (el camión no puede entrar a la ciudad, porque le puede caer una multa del carajo) “¡Hasta luego, que vaya muy bien! ¡Y muchas gracias, muchas gracias!”.
Desde este punto, caminata cuesta arriba hasta la estación de autobuses. Llego a la taquilla… ¡No han dejado la obra! Esto ya es de locura. Solución: El conductor, que está regresando a Zaragoza, la deja en Calamocha. El conductor que viene desde Zaragoza (en el autobús que debiéramos haber esperado), la recoge y la trae a Teruel. Es decir, al final la obra non estará hasta las 13.15. ¡Buf! Le digo que bueno, que es una putada, pero que yo he de entregar esa obra. “Pero, por favor ¿No hay otro autobús para volver? Es que hacer todo en una hora…” Nos propone el que une Murcia-Zaragoza, que pasa a las 16.00 por Teruel (sí, el de Murcia-Alicante-Benidorm-Valencia-Teruel-Calamocha-Zaragoza), y en el que cree que quedarán plazas libres. Lo mira en el ordenador y, efectivamente, podremos subir en ese autobús.
Visitamos Teruel y, a las 13.15 estamos como clavos en la estación. Llega el autobús y, con él, mi obra. Ah, en Teruel y debido a que mi jersey quedó en el autobús, tuve que comprarme uno, pues hace un frío del carajo. Así que fuimos al rastro. Daniela se compró uno con estrellas y yo uno rojo. ¡Por fin tengo el fotomontaje en mis manos! Volvemos a caminar lo andado nada más llegar; otra vez para el campus turolense. Llegamos y Adela no está. No si lo mío… Afortunadamente llega al momento y realizo la entrega. Es hora de ir a comer.
Daniela y yo en Teruel con nuestros jerseys nuevos.
Daniela me comenta que se asombra de mi tranquilidad: “Yo, en tu lugar, primero me habría puesto muy nerviosa; luego, me habría enfadado muchísimo. Y te veía a ti, hablando por teléfono, con calma…” Ay, ma chèrie Daniela, cuando estás acostumbrado a que te pasen cosas de estas cada dos por tres, te las tomas de otra manera.
Eso sí ¿Qué hubiera pasado si no hacemos autostop y subimos al autobús a las 12 en Calamocha, tal y como nos había dicho la señorita de la ventanilla de autocares Jiménez? Pues que llego a Teruel a las 13.15 mientras que mi obra estaría, en el mejor de los casos, en la taquilla de Zaragoza. Menos mal que no le hice caso…
Regresamos. Estamos hechos polvo. Nos quedamos dormidos en el autobús. En Zaragoza, la reclamación pertinente por escrito. ¡Ah! Recupero mi jersey. Me despido de Daniela. La verdad es que, a pesar de todas esas desventuras, nos lo hemos pasado muy bien. Además, hemos vuelto con jerseys nuevos, café de Colombia (comprado en una tienda de Comercio Justo), y un porrón de risas y la afirmación de que viajar conmigo puede convertirse en una auténtica peripecia.
Un beso para todos/as
Gracias, Daniela, por acompañarme y por lo guachis que lo pasamos. Gracias, Heladio, por llevarnos hasta Teruel. Espero que el azar haga que volvamos a encontrarnos…
Eso sí ¿Qué hubiera pasado si no hacemos autostop y subimos al autobús a las 12 en Calamocha, tal y como nos había dicho la señorita de la ventanilla de autocares Jiménez? Pues que llego a Teruel a las 13.15 mientras que mi obra estaría, en el mejor de los casos, en la taquilla de Zaragoza. Menos mal que no le hice caso…
Regresamos. Estamos hechos polvo. Nos quedamos dormidos en el autobús. En Zaragoza, la reclamación pertinente por escrito. ¡Ah! Recupero mi jersey. Me despido de Daniela. La verdad es que, a pesar de todas esas desventuras, nos lo hemos pasado muy bien. Además, hemos vuelto con jerseys nuevos, café de Colombia (comprado en una tienda de Comercio Justo), y un porrón de risas y la afirmación de que viajar conmigo puede convertirse en una auténtica peripecia.
Un beso para todos/as
Gracias, Daniela, por acompañarme y por lo guachis que lo pasamos. Gracias, Heladio, por llevarnos hasta Teruel. Espero que el azar haga que volvamos a encontrarnos…
2 comentarios:
Saludos de uno que se ha reido un monton leyendo el relato del viaje, eso si, es para llorar, y mas que envidiable tu santa paciencia.
No sufras, cada vez que hay elecciones anuncian la construccion de una estacion de autobuses, asi que dentro de unos meses la tendras, ... si mientras tanto debes ir a Teruel, ojo, riesgo cero, ve en Tren. Ya nos contaras si se da el caso.
La verdad es que es graciosa esta historia. Vivirla es de espanto, aunque si te la tomas de buen humor, puedes ir bromeando con cada nuevo suceso que te acontece. Eso sí, espero que los nuevos viajes sean más tranquilos.
Saludos
Publicar un comentario