Hola chamacos/as,
Aquí estoy, en una situación un tanto curiosa. Sí, si observáis bien, me encuentro entre un libro y una borraja. ¿Una borraja? Vale, vale, para todos/as aquellos que no lo sabéis, es una verdura que se come… Y es que, por lo visto, esta comida tan típica en Aragón, no lo es tanto fuera de sus tierras. Ya veis, es curioso ¿no?
¿Y que hago yo entre un libro y una borraja? Es sencillo. Hoy, salí con Pibe a dar una vuelta, puesto que había quedado con María. Camino a casa, él me comentó que, tal y como estaba el panorama, no le apetecía quedarse en casa. Así que cogería el velocípedo y nos iríamos a dar un garbeo. La casualidad hizo que se encontrase con Viky (una chiquilla que conoció por la Facultad y que estudia Hª del Arte), quien le invitó a que se fuese con ella a comer a la Plaza de los Sitios, donde ya se encontraban dos colegas de ella. Ni corto ni perezoso, se apuntó. Subió a casa, tomo la bicicleta y, juntos, marcharon a comprar un kebab y, seguidamente, a la plaza. Allá estaban Leticia, a la que conocía de vista e Irene, a quien, y de nuevo la casualidad, conoció el Jueves puesto que estaba acompañada de Berta.
Comida, cafelito en una terraza y visita a la Feria del Libro. Como no, mi pequeño Pibe picó y se compró un libro: Georges Moustaki, Siete cuentos fronterizos. Sí, sí, es el músico y compositor, esta vez en su faceta literaria. Pues bien, en el puesto donde compró el libro, no regalaban flores… ¡Regalaban borraja! Ante semejante curiosidad, como no, debía de retratarme.
A ver si, cuando la cocinan, me dan un poco, jejejejé.
Besos
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