A mí me gusta ver los deportes que echan en la televisión. Pero, como no tengo la denominada caja tonta en el hogar, dependo de las transmisiones que programan en la Red, de cómo esté la conexión o cualquier vaina por el estilo. Ayer, transmitían por la tele (no sé que canal de esos raros de pago) el FC Barcelona - Real Madrid y, sinceramente, tenía en la mente que sería un gran partido. No me lo quería perder. Así que marché a verlo a casa de Marta, totalmente seguro de que iba a pasar una buena velada... Y así fue.
Pero, voy a centrarme en lo que pude ver ayer. Como ya saben no soy ningún experto de fútbol, aunque me interese saber cómo va la liga y pueda defenderme en algunos aspectos. Quizás tenga algo que ver mi pasado como portero loco de "furguito" en una liga para aficionados. No sé. Voy a centrarme en lo que, para mí, es la magia del fútbol: el juego. Y, en concreto, en el juego del equipo que ayer fue dueño y señor del partido, en el equipo que, gane o pierda, siempre hace disfrutar con su manera de entender el fútbol, en el equipo que está, en estos momentos, muy por encima de cualquier otro: el FC Barcelona. De poco sirve mirar al pasado para hablar de si un equipo es mejor que otro, ni contabilizar el numero de títulos, ni siquiera los resultados al final del partido. Ya lo dijo Mourinho hace un tiempo: "No siempre gana el mejor equipo". Importa el presente más cercano, la recién terminada temporada y el comienzo de la nueva. Importa cómo se maneja el balón en el campo y la actitud e los jugadores. Importa el hacer que las personas puedan admirar lo bonito de un deporte. Y, ayer, para mí, el fútbol volvió a tomar una dimensión que, hasta ahora, apenas he presenciado más que en muy contadas ocasiones.
El FC Barcelona se vistió de gala. Quería una fiesta y se fue directo a buscarla. Se puso sus mejores trajes (quizás no los más caros, ni los más ostentosos, sino los que mejor se adaptaban a su querer hacer de la noche), y decidió cuidar hasta el más mínimo detalle. Decidió acariciar el balón y darle un sentido muy distinto al de hacerlo rodar por la hierba. Decidió que éste volara, que hiciera acrobacias e, incluso, ofreciera ciertas delicias de magia. Decidió que sus jugadores no fueran simplemente instrumentos que se dedicaran a tocar, sino que también fueran ellos mismos los que bailaran. Se habían convertido en los directores del espectáculo y, para desgracia del Madrid, los jugadores de blanco tan sólo podían quedarse como meros espectadores que, en algún momento, intentaran subir al escenario.
Como ya he señalado, el resultado no tiene por qué acompañar siempre al juego desplegado, ni ser reflejo de lo que sucede en el campo. No obstante, ayer, también quiso ser partícipe de lo que el anfitrión había preparado y se sumo a la fiesta. Allí estaba el luminoso y ese 5 - 0 que marcaba al final del partido era la contundente muestra del partidazo que habíamos presenciado. El fútbol no era galáctico. El fútbol había sido universal, porque así es como debiera ser siempre jugado. Porque el fútbol es un deporte, porque el fútbol es espectáculo, y no esa potente industria que mueve tanto dinero y que pulveriza los mercados. Así, sí.
Pero, voy a centrarme en lo que pude ver ayer. Como ya saben no soy ningún experto de fútbol, aunque me interese saber cómo va la liga y pueda defenderme en algunos aspectos. Quizás tenga algo que ver mi pasado como portero loco de "furguito" en una liga para aficionados. No sé. Voy a centrarme en lo que, para mí, es la magia del fútbol: el juego. Y, en concreto, en el juego del equipo que ayer fue dueño y señor del partido, en el equipo que, gane o pierda, siempre hace disfrutar con su manera de entender el fútbol, en el equipo que está, en estos momentos, muy por encima de cualquier otro: el FC Barcelona. De poco sirve mirar al pasado para hablar de si un equipo es mejor que otro, ni contabilizar el numero de títulos, ni siquiera los resultados al final del partido. Ya lo dijo Mourinho hace un tiempo: "No siempre gana el mejor equipo". Importa el presente más cercano, la recién terminada temporada y el comienzo de la nueva. Importa cómo se maneja el balón en el campo y la actitud e los jugadores. Importa el hacer que las personas puedan admirar lo bonito de un deporte. Y, ayer, para mí, el fútbol volvió a tomar una dimensión que, hasta ahora, apenas he presenciado más que en muy contadas ocasiones.
El FC Barcelona se vistió de gala. Quería una fiesta y se fue directo a buscarla. Se puso sus mejores trajes (quizás no los más caros, ni los más ostentosos, sino los que mejor se adaptaban a su querer hacer de la noche), y decidió cuidar hasta el más mínimo detalle. Decidió acariciar el balón y darle un sentido muy distinto al de hacerlo rodar por la hierba. Decidió que éste volara, que hiciera acrobacias e, incluso, ofreciera ciertas delicias de magia. Decidió que sus jugadores no fueran simplemente instrumentos que se dedicaran a tocar, sino que también fueran ellos mismos los que bailaran. Se habían convertido en los directores del espectáculo y, para desgracia del Madrid, los jugadores de blanco tan sólo podían quedarse como meros espectadores que, en algún momento, intentaran subir al escenario.
Como ya he señalado, el resultado no tiene por qué acompañar siempre al juego desplegado, ni ser reflejo de lo que sucede en el campo. No obstante, ayer, también quiso ser partícipe de lo que el anfitrión había preparado y se sumo a la fiesta. Allí estaba el luminoso y ese 5 - 0 que marcaba al final del partido era la contundente muestra del partidazo que habíamos presenciado. El fútbol no era galáctico. El fútbol había sido universal, porque así es como debiera ser siempre jugado. Porque el fútbol es un deporte, porque el fútbol es espectáculo, y no esa potente industria que mueve tanto dinero y que pulveriza los mercados. Así, sí.
1 comentario:
Que razón tienes en todo pero je que imposible es jugar así...Es el mejor equipo de la historia sin duda alguna lleva jugando asi ya varios años, ayer fue un partido más con más repercusión por ser el Real Madrid. Se puede resumir así: el planeta entero juega a fubol, el barcelona juega a otra cosa, el Barcelona es imposible, no se puede jugar así.
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