
Comienza con unos créditos que me encandilaron. Sí, me parecieron realmente bonitos y con un diseño muy atractivo, la verdad. Seguidamente, del negro de la pantalla, pasamos a la pequeña luz que acompañará al protagonista, aunque en diferentes formatos (mechero, pantalla del móvil, tubo luminoso y linternita), y al desarrollo del filme. Éste es de una potencia visual sorprendente y con una muy currada iluminación. Asimismo, la historia atrapa y consigue ir acumulando la tensión en el espectador hasta el mismito segundo final. Y, estos son, para mí, sus puntos fuertes.
Mas, también tiene sus puntos débiles. Por un lado, un momento totalmente prescindible que, claramente, está metido para alargar el metraje e intentar darle un poco más de emoción a la historia: la escena de la serpiente en el ataúd. A mí, particularmente, me sobra. Uno, porque no aporta nada al desarrollo de la historia. Dos, porque queda bastante insulso. Por otro lado, algunos diálogos telefónicos bastante paupérrimos que hacen flojear un guión que, al tratarse de una película de estas características, debiera tener más potencia y no caer en conversaciones tramposas que conduzcan a la estupefacción del espectador.
En definitiva, Buried es una especie de thriller con una muy buena narrativa visual y una fuerte crítica política, de mercado y social, pero que queda mermada por un guión que, en ocasiones, se deja llevar por diálogos realmente flojos. Una muy buena película; pero, muy lejos de ser esa obra maestra imprescindible que se proclama en plena exaltación.
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