viernes, 27 de abril de 2007

Cita

¿Por qué se escribe? […] Creo que uno escribe porque tiene que crear un mundo en el cual pueda vivir. […] Tenía que crear mi propio mundo, como un clima, un país, una atmósfera en la cual pudiera respirar, reinar y recrearme a mí misma cuando fuese destruida por la vida. Creo que esta es la razón de todo trabajo artístico.
El artista [es el único que] sabe que el mundo es una creación subjetiva, que se puede hacer una elección, una selección de elementos. Es una materialización, una encarnación de su mundo interior. Después, espera atraer a su mundo a los demás. […] Es un mundo para los demás, una herencia para los otros y finalmente un regalo.
También escribimos para intensificar nuestra propia conciencia de la vida. Escribimos para atraer, seducir y consolar a los demás. […] Si no se respira mediante la escritura, si no se grita o se canta, entonces es mejor no escribir, porque nuestra cultura no lo necesita.
ANAÏS NIN, Ser mujer (In favor of the sensitive man and other essays)

¡Teruel existe! El transporte eficiente... ¡No!

Tarea ardua la de describir mi viaje de ayer; pero, quillos/as, merece el esfuerzo intentarlo.

Mi vida, ayer, debía conducirme a Teruel de una manera bien sencilla: cojo el autobús a las 6.45 y llego allá a las 10.00. Mi regreso a Zaragoza, a las 14.15, y así poder descansar un poco antes de ir a trabajar. La razón del viaje: presentar un fotomontaje de 1 metro en el edificio del vicerrectorado del campus de Teruel. En principio, una tarea la mar de fácil, siempre y cuando no seas el Pibe.

Jejejeje, aún recuerdo mi último viaje a Teruel. Eran fiestas, y estaba todo cortado y lleno de peñistas bailongos y borrachines. Aunque, al lado de esto no es nada…

Daniela, había decidido que me acompañaría y, así, aunque en breves horas conocía un poquito Teruel. Montamos los dos en el autobús a la hora establecida y, este monstruo con ruedas va parando en algunos pueblecillos para recoger a gente. Llegamos a Calamocha, punto de inicio de un desplazamiento que se transformaría en locura. Anuncio del conductor: “Paramos 15 minutos”. Bajamos a por una manzanilla y un té. Lo bebemos rápido, tanto que apenas nos da tiempo a ver tres noticias en el telediario. ¡Uy! Y lo que ardía en la garganta… Salimos del bar

Estación de autobuses de Calamocha. Fotografía enviada por Jesús. Gracias, quillo.
¡EL AUTOBÚS NO ESTÁ!

Cojo el móvil y llamo a Autocares Jiménez. “Sí, es que llamo porque el autobús en el que vamos nos ha dejado en Calamocha. Ha hecho una parada de 15 minutos y, hemos salido a los 10 ó 12 y no estaba…” “Que raro, si en Calamocha no suele hacer parada…” “Pues con nosotros la ha hecho y, claro, estamos aquí, en Calamocha, y yo debo de llegar a Teruel para entregar una obra que, además, se ha quedado en el autobús” Le explico que debo de llegar a Teruel para entregar el fotomontaje y, que claro está, he de regresar en el autobús de las 14.15 porque tengo que trabajar por la tarde. Su respuesta es tan simple como estúpida: “La única solución es que esperéis al autobús que pasa por Calamocha a las 12.00” “¿Pero cómo es posible? Además, mi obra va en el autobús que nos ha dejado aquí tirados. Y yo tengo que regresar a las 2 y cuarto” “Ya, pero es que no hay otra solución… En cuanto a ‘los papeles’, dígame que plazas ocupaban y aviso para que se lo dejen en Teruel, en la taquilla” “Sí, pero no son papeles, es una obra, como si fuese un cuadro, que mide 1 metro y pico” […]

Cuelgo. La jodienda está hecha, carajo. Proposición: “Quilla, vamos a hacer autostop. Así que caminamos a una gasolinera. Se pone a llover. Allá, después de varias peticiones, no tenemos éxito. Caminamos un poquito más, justo hasta un restaurante-cafetería con un porrón de camiones en la cercanía. Después de varios intentos ¡sí! Heladio, un camionero la mar de majo, se presta a acercarnos a Teruel. He de recordar aquí que estos camiones se dirigen a Valencia, Murcia… y que pasan por la autovía sin entrar en Teruel, claro está. Pero, este quillo es cojonutto y decide que nos entrará, aunque tenga que desviarse, hasta la ciudad. Le contamos nuestra experiencia y el tío lo flipa. El nos cuenta que es de Ceuta y nos habla un poquito de su trabajo. Llegamos a Teruel, donde nos deja en la mismísima entrada (el camión no puede entrar a la ciudad, porque le puede caer una multa del carajo) “¡Hasta luego, que vaya muy bien! ¡Y muchas gracias, muchas gracias!”.

Desde este punto, caminata cuesta arriba hasta la estación de autobuses. Llego a la taquilla… ¡No han dejado la obra! Esto ya es de locura. Solución: El conductor, que está regresando a Zaragoza, la deja en Calamocha. El conductor que viene desde Zaragoza (en el autobús que debiéramos haber esperado), la recoge y la trae a Teruel. Es decir, al final la obra non estará hasta las 13.15. ¡Buf! Le digo que bueno, que es una putada, pero que yo he de entregar esa obra. “Pero, por favor ¿No hay otro autobús para volver? Es que hacer todo en una hora…” Nos propone el que une Murcia-Zaragoza, que pasa a las 16.00 por Teruel (sí, el de Murcia-Alicante-Benidorm-Valencia-Teruel-Calamocha-Zaragoza), y en el que cree que quedarán plazas libres. Lo mira en el ordenador y, efectivamente, podremos subir en ese autobús.

Visitamos Teruel y, a las 13.15 estamos como clavos en la estación. Llega el autobús y, con él, mi obra. Ah, en Teruel y debido a que mi jersey quedó en el autobús, tuve que comprarme uno, pues hace un frío del carajo. Así que fuimos al rastro. Daniela se compró uno con estrellas y yo uno rojo. ¡Por fin tengo el fotomontaje en mis manos! Volvemos a caminar lo andado nada más llegar; otra vez para el campus turolense. Llegamos y Adela no está. No si lo mío… Afortunadamente llega al momento y realizo la entrega. Es hora de ir a comer.



Daniela y yo en Teruel con nuestros jerseys nuevos.
Daniela me comenta que se asombra de mi tranquilidad: “Yo, en tu lugar, primero me habría puesto muy nerviosa; luego, me habría enfadado muchísimo. Y te veía a ti, hablando por teléfono, con calma…” Ay, ma chèrie Daniela, cuando estás acostumbrado a que te pasen cosas de estas cada dos por tres, te las tomas de otra manera.

Eso sí ¿Qué hubiera pasado si no hacemos autostop y subimos al autobús a las 12 en Calamocha, tal y como nos había dicho la señorita de la ventanilla de autocares Jiménez? Pues que llego a Teruel a las 13.15 mientras que mi obra estaría, en el mejor de los casos, en la taquilla de Zaragoza. Menos mal que no le hice caso…

Regresamos. Estamos hechos polvo. Nos quedamos dormidos en el autobús. En Zaragoza, la reclamación pertinente por escrito. ¡Ah! Recupero mi jersey. Me despido de Daniela. La verdad es que, a pesar de todas esas desventuras, nos lo hemos pasado muy bien. Además, hemos vuelto con jerseys nuevos, café de Colombia (comprado en una tienda de Comercio Justo), y un porrón de risas y la afirmación de que viajar conmigo puede convertirse en una auténtica peripecia.

Un beso para todos/as

Gracias, Daniela, por acompañarme y por lo guachis que lo pasamos. Gracias, Heladio, por llevarnos hasta Teruel. Espero que el azar haga que volvamos a encontrarnos…

martes, 24 de abril de 2007

Buika


Buika
Hace un tiempo, no recuerdo si la penúltima o la última vez que hable con una personita, me dijo que tenía que escuchar a Buika. Le pregunté por qué, obviamente. Su respuesta fue que la había escuchado y le recordaba a mí. Así que, hace poco, entré a una tienda de discos y vi un CD de segunda mano de esta cantante. Lo escuché y pensé que esa mezcolanza de ritmos africanos, del jazz, del flamenco… era lo que le haría tenerme presente al escuchar a Buika. Mas, en una lectura de sus letras encontré ésta:
Porque me haces mucho daño,
Porque me cuentas mil mentiras
Por qué sabes que te veo
Tú a los ojos no me miras.
Porque nunca quieres nada
Ay que a ti te comprometa
Yo te voy a dar la espalda
Pa que alcances bien tu meta.
Que yo me voy porque mi mundo me está llamando,
Voy a marcharme deprisa,
Que aunque tú ya no me quieras,
A mí me quiere la vida
Yo me voy de aquí,
Jodida pero contenta,
Tú me has doblao pero yo aguanto
Dolida pero despierta
Por mi futuro,
Con miedo pero con fuerza,
Yo no te culpo ni te maldigo
Cariño mío
(I’ve got a pein in my soul down down down)

Jodida pero contenta,
Yo llevo dentro la esperanza,
Dolida pero despierta,
Por mi futuro,
Con miedo pero con fuerza,
Que a partir de ahora y hasta que muera
Mi mundo es mío,
Pain in my soul down down down,
Mi mundo es mío.
Y con tormento y sin Dolores,
Yo voy haciendo camino
Y que la brisa marinera
Me oriente hacia mi destino,
Así es que me voy bajando
Hacia la orillita del puerto,
Pa’ que el primer barco que pase
A mi me lleve mar adentro,
Y en este planeta mío,
Éste en que tú gobernabas,
Yo ya he clavao mi bandera,
Tú no me clavas más nada
Déjame vivir a mí
Jodida pero contenta…
Nada más leerla, pensé: ya está, ha escuchado (entre otras), esta canción. Hoy, no sé si esa manifestación mental es por la canción o por la miscelánea rítmica; pero ¡Qué más da! Ahora, tengo sus dos discos en casa y los disfruto cuando los escucho. Y, entonces, me viene ella a la mente, a veces con piña incluída, por ser quien me recomendó que escuchase a Buika.
Un beso muy grande

Lucho y la borraja


Hola chamacos/as,

Aquí estoy, en una situación un tanto curiosa. Sí, si observáis bien, me encuentro entre un libro y una borraja. ¿Una borraja? Vale, vale, para todos/as aquellos que no lo sabéis, es una verdura que se come… Y es que, por lo visto, esta comida tan típica en Aragón, no lo es tanto fuera de sus tierras. Ya veis, es curioso ¿no?

¿Y que hago yo entre un libro y una borraja? Es sencillo. Hoy, salí con Pibe a dar una vuelta, puesto que había quedado con María. Camino a casa, él me comentó que, tal y como estaba el panorama, no le apetecía quedarse en casa. Así que cogería el velocípedo y nos iríamos a dar un garbeo. La casualidad hizo que se encontrase con Viky (una chiquilla que conoció por la Facultad y que estudia Hª del Arte), quien le invitó a que se fuese con ella a comer a la Plaza de los Sitios, donde ya se encontraban dos colegas de ella. Ni corto ni perezoso, se apuntó. Subió a casa, tomo la bicicleta y, juntos, marcharon a comprar un kebab y, seguidamente, a la plaza. Allá estaban Leticia, a la que conocía de vista e Irene, a quien, y de nuevo la casualidad, conoció el Jueves puesto que estaba acompañada de Berta.

Comida, cafelito en una terraza y visita a la Feria del Libro. Como no, mi pequeño Pibe picó y se compró un libro: Georges Moustaki, Siete cuentos fronterizos. Sí, sí, es el músico y compositor, esta vez en su faceta literaria. Pues bien, en el puesto donde compró el libro, no regalaban flores… ¡Regalaban borraja! Ante semejante curiosidad, como no, debía de retratarme.

A ver si, cuando la cocinan, me dan un poco, jejejejé.

Besos

viernes, 20 de abril de 2007

Reflexiones sobre el dolor (En Flor, Cáncer, San Sebastian)

Ya no existen las estrellas, la Luna se desvanece entre mis manos, ha caído demasiado como para encontrar luz en esta noche de intensa apatía. Noche de flechas, de imperceptibles corazas que suspiran con un gemido de apacible agonía. Mi sangre fluye, no se para, se me antoja fiel a todas las enseñanzas. Noche de flechas, de pétalos ensangrentados de pluviosa añoranza, de cobijo sagrado entre palabras armadas. Se rompe mi casa, mi alma, mi lecho de paja. Se rompe mi cuerpo, mi sueño, mi sucio esqueleto.

Qué le ha pasado a mi vida, qué sucedió en mi desvencijada harmonía…

Descanso. Oigo atormentados gritos de inmersa penuria. Recibo gustoso la sabiduría profética de mi destartalado cerebro. Al otro lado del mundo no siempre estamos tan lejos. Asciende el Sol, quizás la Luna, quizás mi propio Universo de gozosa alegría. Noche de flechas, de cuerpo terroso de liviano deseo. Ríos de enarbolada y gozosa dulzura. Noche de flechas, de purpúreos pétalos de liviana pureza, de plausible vuelo, de soliviantada entereza. Se abre el camino, la coraza, la desprestigiada alabanza. Se abre mi mente, mi pleura, mi limpia mirada.
Qué me depara el destino, quién restaura mi desvencijada harmonía…

jueves, 19 de abril de 2007

Cita

El volcán entró en erupción en 1963. Cuando hizo explosión por primera vez la corriente de lava se detuvo justo antes de tragarse el templo y las gentes pensaron que los dioses dominaban el fuego de la tierra. Pero la segunda vez la lava se tragó el templo. Las gentes decidieron tranquilamente que las ofrendas no habían sido suficientes.
ANAÏS NIN, Ser mujer (In favor of the sensitive man and other essays)

Panteón Rococó

El viaje estaba claro: el Miércoles a las 14.00 pillamos un autobús a Huesca. Trasbordo para Fraga y, una vez allí, esperar a que, en la Florida, hiciese aparición Panteón Rococó. El regreso… pues a las 6.30 de la mañana, que le vamos a hacer. El Martes, hay cambio de planes con la duda de si el coche arrancará… ¡Buf, que nervios!

Miércoles matinal, despropósito total, jajajaja. Pero, hago mis cosillas, quedo con Laurita a tomar un café y, lo más importante, me dirijo a ver si el coche arranca. ¡Sí! La puerta sigue abierta, pero que más da. Panteón Rococó está a un tiro de piedra.

Las 19.00 y he quedado con Ana, quien será la conductora de esta aventura. Quilla, te comportaste como una chingona. Un besito para vos, por llevarnos y traernos tan de puta madre. Arrancamos el car y nos vamos a buscar a los tres restantes seres de expedición: María, Fanny y Txupez. Buuuuf, esto empieza a gustarme. La emoción empieza a recorrer mi cuerpo…

Compramos unas chelas para el camino. Lo malo es que la güera no puede tomar, pues es la que conduce. Llegamos a Fraga y tomamos otras chelas en un bar. Ya estamos cerca de asistir a este grandísimo evento. Entramos en La Florida. Menos para Ana, es la primera vez que estamos allá. Es chida esta sala, de verdad. A mí me gustó un porrón.

¡Que ganas! Voy al baño. Hay que continuar la tradición. Salgo y empiezo a oír la potencia de Panteón ¡Justo a tiempo! Y empiezan a tocar a toda madre, sin parar. Estamos pocos, pero nosotros cinco y tres quillos/as más bailamos sin parar. Una rola tras otra y el baile se nos apodera. Y de repente… ¡zas!

Cuantas veces me mirabas sin ponerte a pensar
Cuantas veces yo soñaba con tu cuerpo acariciar
Cuantas veces tus manos y mis manos fueron cómplices de piel
Cuantas veces nos miramos nos tocamos hasta el amanecer

Y el tiempo paso y todo cambio
y el tiempo paso y todo acabo
Esta noche va este trago por ti
Esta noche quisiera estuvieras aquí

Cuantas veces te besaba y comenzabas a volar
Que me dices de esos días, no parábamos de amar
Cuantas cosas se nos fueron de las manos sin pensarlo y sin querer
Y este tiempo tan bueno que pasamos que jamás podrá volver

Cuantas veces te pedí que te olvidaras de las cosas del ayer
Cuantas veces me pediste respetar tu manera de ser
Cuantas veces nos hemos ofendido y otras tantas gritarnos al oído
Cuantas veces nos hemos enfrentado y el amor se quedo de lado

Y el tiempo paso y todo cambio
Y el tiempo paso y todo acabo
Y dejamos pasar nuestros momentos y cansados no hicimos el intento
De salvar lo que juntos construimos los momentos que día con día vivimos

Y fumando aquí muy lejos de ti
Dando tiempo que se me curen las heridas
Y sentado aquí en la estación
La añoranza tuya atada a esta canción
Con tanto tiempo
Desperdiciado
Tantos reproches
Tanto arrebato

Y esta noche, tan solo esta noche
Y esta noche yo quisiera hoy brindar por ti.


La güera y yo enloquecemos ¡Brutal! ¡Brutal! El baile y la emoción están en nuestros cuerpos. No podemos parar…

Tan tarrarrán tarrarrán tarrarrán tan tan...

Por la mañana yo me levanto
No me dan ganas de ir a trabajar
Subo a la combi y voy observando
Que toda la gente comienza a pasar

Por la avenida va circulando
El alma obrera de mi ciudad
Gente que siempre esta trabajando
Y su descanso lo ocupa pa´soñar

Después de ocho horas de andar laborando
Desesperanza se siente en el hogar
Pues con la friega que hay a diario
Ya no alcanza pa´ progresar
Y así han pasado decenas de años
Pues en un mundo globalizado
La gente pobre no tiene lugar

Y la carencia arriba
Y los salarios abajo
Con lo que gano en esta empresa no me alcanza pa´tragar
Y la carencia arriba
Y los salarios abajo
Y yo le digo a mi teresa no me voy a resignar
Y la carencia arriba
Y los salarios abajo
Con lo que gano en esta empresa no me alcanza pa´tragar
Y la carencia arriba
Y los salarios abajo
Y yo le digo a mi teresa vente vamos a bailar por que...

Ahí viene, Antidoping
Ahí viene, El salario
Ahí viene, Santa sabina
Ahí viene, La maldita
Ahí viene, Los de abajo
Ahí viene, El salón
Ahí viene, Quien viene
Ahí viene el chile que te mantiene y en la cama te entretiene
Y en la boca lo retienes mejor trae a tu pareja y sóplale una oreja
Pa´que mueva la cintura y le dé la calentura y después de la sobada
Ella ya no quiera nada y te diga
Que no, que no, que no , que no, que no, que no, que no!

¡Nach unten! (para abajo)
¡Nach oben! (para arriba)
¡Springen! (¡saltando!)

Y ya enloquecemos todos. Ya nos somos ocho los que bailamos, Ahora, somos diez, jajajaja. Poder bailar esta canción que tantas veces ha sonado en el Calaveras es una verdadera sensación. Que no acabe, que no acabe… Más rolas, una tras otras y… ¡chale! El concierto llega a su fin. Un concierto brutal, muy, pero que muy, chingo.

Decidimos volver para Zaragoza y que Ana, que se lo merece, tome un pacharán (o dos). DE camino a la salida vamos viendo a los miembros de Panteón Rococó. Me paro ante el primero: ¡Genial, quillo, me ha gustado muchísimo” “Sí, me alegro, gracias…” “Buah, como he bailado hideputa…” Llegamos a la altura del cantante. Todos les felicitamos, les damos la mano, les agradecemos el concierto y deseamos que vuelvan más veces. No se me puede escapar la frase de María al conversar sobre la carencia: “Es que somos muy freakies de esa canción” Jajajajaja ¡Tremenda, quilla, tremenda!

En el coche, vuelve a sonar Panteón Rococó. No podemos olvidar este concierto chido. De lo mejorcito que hemos visto. Sus discos no hacen justicia a un grupo tan brutal.

Gracias por el viaje, gracias por el concierto, gracias por los bailes, las risas, las conversaciones… Espero que haya otro Panteón Rococó.

¡Órale!
*Canciones de Panteón Rococó. La fotografía, realizada con el móvil (de ahí su penosa calidad), para documentar el conciertazo

miércoles, 18 de abril de 2007

De mañanita...

Un pedacito de limón, un poquito de sal, un chorrillo de lluvia matinal… Paredes blancas, escorchones, llamaradas de graffiti empañando la mirada. La escuela se disuelve, se estremece al caminar, se oscurece al entrar.
Veloz, la bici me transporta. Hoy me sacaron la sonrisa: compartí el camino con una ciclista desconocida. Nos conocimos en un semáforo y pedaleamos juntos hasta el inoportuno desvío. Me despedí, se despidió agitando la mano. Me percaté de que yo también debería de haber seguido recto. Esta cabecita mía… Pero, esta quilla me sacó una sonrisa.
Ayer, me extrajeron la risa: Macheroni, Macheroni… 30 comensales que tiraron la cordura al cajón del malecón. Macheroni, Macheroni…
Hoy, me sacaron la sonrisa y la emoción. Leí hermano y me desbordó. Pantalla, letras que se diluyen ante mis excitados ojos. Bombea, bombea… sin parar por la carretera.
Pedacitos, trocitos, remiendos de mi estancia suprema. Suena Julieta:

“Hoy es la última vez que hablo contigo,
Hoy es la última vez y no puedo explicar este final…”


Besos

lunes, 16 de abril de 2007

De la Aljafería a "El rostro". ¡Bergman, que bueno eres!

Fin de semana y, claro está, yo sin poder acceder a Internet. Así que hoy, Domingo noche, me dispongo a actualizar un poquito las desventuras de ma vie.

El Miércoles fue un día de locura, se esos que no paras, ¡carajo! Menos mal que “Boogaloo, la bici vampiro” me transporta veloz a todas partes. Por la mañana, todo aplicadito yo, marché a la sala de lectura de Filosofía y Letras para ponerme al día en cosillas de la carrera. ¡Y México está tan cerca! Luego, a comer. Por la tarde, a comprar envoltorio de ese de burbujillas locas para proteger esos majaderos fotomontajes que marcharían días después a Monzón para estar expuestos en Arteria. Y, seguidamente, a ver a Vir para quedar con ella al día siguiente y, un pelín más tarde, a entregar las obras para su posterior traslado. Nada más cederlas, a trabajar… Buf, sin descanso. Una locura, parceros/as. De hecho, salí de la labora a la 1:15 pasadas, cuando normalmente, entre semana, lo hacemos a las 24:30 ¡No me jodas! Na’ eso obliga a una cervecita con la Conchi, que anda que no despeja ni na’.

Foto con el tarado de Pibe. Como llovía, Vir me hizo una capucha para no mojarme. Lo mejor es que iba transportado en la cojonutta bolsa colombiana y, así, no me mojaba los pies.

El Jueves fue uno de esos días que me gustan. La razón: comida con Belén y Vir.

Aquí estoy, con Vir y Belén en la cafetería. Es curioso que me diesen, a mí también, un pase de esos con foto para poder caminar por la zona donde se sitúan las cortes.

Sí, sí, allá nos fuimos Luchito y yo, primero a buscar a Vir y, luego, a “la Aljafa”, donde Belén nos recibiría para comer. Recuerdos de mis meses de guía en el Palacio: ¡escuchar el himno del PP tocado con bandurrias no tiene precio! “Llevar” a la cafetería a un grupo de políticos sin saber dónde carajo está, tampoco… Creo que deberíamos repetir más a menudo lo de comer, quillitas, porque es la única manera de vernos entre semana. Momento curioso fue cuando el camarero nos dijo: “en esta mesa sí que sabéis divertiros”. Y porque no viste a Lucho, que si no… Pues claro, quillín, para eso estamos por acá: para divertirnos. Lo malo es que nuestros respectivos trabajos limiten a unas escasas horas los buenos momentos.


Otra de esas pelis raras que ve el cultureta de turno. Eso sí, reconozco que me gustó de lo lindo. A ver si me voy a aficionar yo también a este director...

Viernes. Día de descanso. Veo en casita El Rostro (1958), de Ingmar Bergman. Qué puedo comentar de esta película… pues que hay que verla, jejeje. Allí está un Bergman que engancha, que te va metiendo en los entresijos de los artistas ambulantes y, poco a poco, va añadiendo misterio hasta llegar a que quedes realmente nervioso esperando el desenlace. Y mientras, añade elementos cómicos que mezcla con lo trágico y misterioso de una manera fascinante. Una lucha entre lo trascendente y la ciencia que maravillará a todo/a quillo/a que visione el film. Una vez terminada y con la satisfacción de haber visto una buenísima película… ¡A rumbear! Carmencita, Carmencita… Sí, ya lo sé, soy un caso.

Tres horitas y al curso de Monitor de Tiempo Libre. Me ocupa todo el día. Me convierto en un gotero: “Christian, me gustaría saber cómo trabaja tu cabeza”. No si es que lo mío ya no tiene remedio. Vehemente cordura para mi ser. Y del curso, directamente al curro. La diferencia con el Domingo sólo radica en el día de la semana, jejeje.

Me voy a dormir, que mañana toca madrugar. Lo primero, cafelito matinal en casa de Daniela, para comenzar guachis le tour. De allí, a clase. Otro día intenso en mi ajetreada vida…

Besos

* Fotos comentadas por Lucho (este tipo no para...)

miércoles, 11 de abril de 2007

Cita

Nuestra cultura extrovertida, al negar la necesidad de intimar con nosotros mismos, destruye la posibilidad de intimidad con los demás. […]
La falta de intimidad con uno mismo y, por consiguiente con los demás, es lo que creó la gente más solitaria y más alienada del mundo.
ANAÏS NIN, Ser mujer (In favor of the sensitive man and other essays)

Colombia y Bolivia

Estaba muy cerquita de la Vía de la Hispanidad y, mi atolondrada cabecita, recordó una imagen que llegó a mi móvil hace un tiempo. Era un mensaje de esos con foto y, allí, delante de mis ojos, se leía: “Colombia”. Así que, encima de “Boogaloo, la bici vampiro”, decidí buscar dónde carajo se encontraba. Pedaleé un rato, hasta que, de repente, ante mis ojos leí “Bolivia”. Me quedé parado y recordé una noche inolvidable, llena de magia y de ilusión, una noche en la que dos pequeños seres de la Galaxia decidieron hermanar esos dos lindos países: ¡Viva la fusión Bolivia-Colombia! Nuestro atrevimiento fue tremendo, mas la situación sólo nos dejaba llevar por nuestros sentimientos y sensaciones. Que había que hermanarlos… ¡pues se hermanan! Así que, emocionado al recordar aquel suceso, saqué mi móvil y saqué una instantánea.


Había que pedalear más. Era frustrante, “Colombia” no aparecía ante mí. Quizás, si cambio de acera… ¡Sí! Allá está, un poquito más… ¡Zas! Una nueva foto sacaba una sonrisa en mi rostro. Ya los tenía a los dos.



Y este es mi pequeño homenaje a dos preciosos países que dos lindas personas (y de nuevo mi atrevimiento al ponerme semejante calificativo), hermanaron en un momento en que se paralizó el mundo tan sólo para ver el brillo que la ilusión reflejaba en sus ojos. Hoy, Colombia va siempre en mi corazón, mientras que Bolivia, siempre cercano, pende en mi pecho.

Un beso

martes, 10 de abril de 2007

Pisos a 82.000 €

Pues sí. Hoy estaba viendo la televisión (cosa rara en mí, a no ser que sea El Tomate o Humor Amarillo -nunca llego a las noticias-, o la Hora Hache -cuando llego del curro-), mientras desayunaba y ¡zas! ha salido un promotor de viviendas que vende pisos de tres habitaciones a 82.000 €. Justo a su lado, había un edificio donde los pisos, iguales de tamaño, costaban cuatro veces más.
A cierta pregunta, ha contestado: Bueno, los hay que al año quieren ganar 1.000 millones y otros que nos conformamos con 10. Además, por lo visto recibe amenazas y, ante eso responde: A mí no me preocupan cuarenta o cincuenta personas que se enfaden, me preocupa y me importan las miles y miles de personas que quieren tener una vivienda digna a buen precio.
Bien, está claro que las VPO no son necesarias, puesto que un promotor privado está dispuesto a vender viviendas a un precio muchísimo más justo. Sólo es preciso que dejen de robarnos, porque comprar un piso es eso, dejar que nos atraquen de la manera más ruin y patética del planeta: el engaño, la estafa, el auténtico fraude.
¿No es hora de que nos movilicemos en serio? Y no hablo de manifestaciones. Concienciación, acción, movilización. Siempre lo mismo: Si es que no se puede hacer nada, no hay sentimiento de colectividad, la gente no respondería... Sí, bueno, es más fácil seguir igual. Quizás es el mundo en el que queremos vivir, el mundo en que el dinero manda y los humanos ya no somos personas, sino simples billetes andantes: ¡moneílla, calderilla!
Bueno, ese mundo para algunos, que yo me quedo con "el mío" y mis pequeñas, pero constantes, revoluciones.
Besos

lunes, 9 de abril de 2007

Adoptado por el Boogaloo

En numerosas ocasiones, me preguntan qué es eso del Boogaloo. Explico, obviamente, que es un tipo de música; pero que, en mi caso, va más allá: es un modo de entender la vida. Bien, para que quede claro cómo carajo comenzó todo, allá va el escrito que redacté hace tiempo sobre mi firme convencimiento de someterme al Boogaloo.

Esta narración, cómo observaréis, es una mezcla entre el aventurero de los Fragel y la majadería total (extraída desde lo más profundo de mi destartalado cerebro). Además, curiosidades de la vida, allá estaba mi querido Pepín, presenciando, sin querer, lo que se convertiría en un acontecimiento mundial, jejeje. Por otro lado, si leéis con atención, descubriréis que también estaba por allá un personaje que luego me encontré en mi periplo cántabro. Y es que la vida gira, tutto gira…

Todo comenzó la tarde de un Domingo; para ser más exacto, la tarde del día 22. Como ya es habitual nos reunimos en el Parque Grande, y nuestras gargantas, demasiado secas, nos piden a gritos ser refrescadas con una rica cervecita en la terracita del Rincón de Goya. Allí nos dirigimos ¿Quiénes estábamos? No lo recuerdo muy bien, mas es posible que a mi vera se encontrasen: Javi, Piteras, César, Estíbaliz y Sandra.
La espera no es larga –cosa extraña-, y las cervezas y alguna coca-cola son depositadas sobre la mesa. La memeces y recuerdos del fin de semana son interrumpidos por una idea: “podríamos ir al Festival de O’buxo, un festival de cine extraño y de terror.” Como es al fin de semana siguiente, ya lo pensaremos.

Jueves. Está decidido, nos vamos al festival. Javi, Sandra y Estíbaliz marchan el Viernes. Piteras y yo –siempre el maldito trabajo-, deberemos partir el Sábado. Plan: subimos en el canfranero con las bicis, nos bajamos en Caldearenas y así podemos desplazarnos con nuestros velocípedos hasta Javierrelatre, nuestro pequeño pueblo de destino.

Javierrelatre. Cuenta la leyenda que este pueblecito es hijo de gigantes. En época en que los gigantes poblaban el mundo, Javierre y Latre se enfrentaban en arduas batallas por ir conquistando las tierras que antaño les pertenecían. Unidos por una estrecha amistad, en una ocasión, lucharon juntos en la más sangrienta batalla de gigantes que se recuerda por estas tierras. Fue tras una dura victoria contra aquellos descomunales galos, en la que ríos inmensos de sangre empezaron a recorrer nuestra geografía –a ello debemos el nacimiento del río Gállego-, que el amor llamó a sus corazones. Decidieron tener un hijo, Javierrelatre. Latre dio a luz en el lugar exacto en que había tenido lugar aquel ya lejano triunfo, y así conmemorar aquella trabajada victoria.

Ya es Sábado y he dormido muy poquitas horas –maldito curro nocturno-. Llega Piteras a mi casa a recoger la bici que le servirá de transporte y, como no, acabamos apresurados y con los nervios de llegar tarde. Bueno, era una falsa alarma. A las 15.15 bajamos al andén y subimos al tren. No puede ser, está lleno de bicicletas; las nuestras, una en el pasillo, la otra en la puerta. Uy, mal presagio, ya se sabe que lo que mal empieza… Y encima comemos y no llevamos agua ¡hay que joderse!

Descendemos del tren en Caldearenas y, por todas las barbas de Santa Pancracia, jolines si es difícil conducir cuesta arriba cuesta abajo con una garrafa de cinco litros de vino. Menos mal que Javi acude en nuestra ayuda. El camino es corto y llegamos en poquito tiempo.

Acampamos… bueno, dejamos las cosas porque las tiendas ya están montadas. Una duchita y la música que empieza a sonar en el reproductor de CD’s de Estíbaliz. Es nuestro primer contacto, en este viaje, con el Boogaloo. Cuando vienen Sandra y Estíbaliz, nos vamos a visualizar el cortometraje del oeste rodado en Pinseque, allá por los 70, Pisando Barro. Sinceramente, fui de propio con la única motivación de ver este corto y pasar un fin de semana lejos de la urbe con compiches del boogaloo.

Ala, para arriba otra vez. Cenamos calentito, unos arroz, otros salchichas, otros cremitas, todos acompañados del calimocho, y bailamos –siempre bailamos-, hasta que se hacen las 24.00. Hay que bajar, pero antes, de camino, saludamos a los avestruces. Esta oscuro y Javi se acerca. Ellas apenas le saludan, sólo un pequeño gesto con las patitas.

No sé que hora es, pero empieza el concierto de Comando Cucaracha, un grupo de “rojillos folkis” que convierte a Javi, Piteras, Sandra y Estíbaliz en auténticos seguidores del baile de San Vito. Yo sólo me arranco cuando hay “rumbita” y son ¿con dulzaina? Termina el concierto y el Boogaloo empieza a fluir por nuestra sangre con más fuerza que nunca.

Entran en escena, procedentes de “Alabastro”, Cristina y “La señorita Borrajas”, quien salvó a los burros de su extinción. Ahora, el Boogaloo empieza a superarnos, se convierte en una aureola insalvable que recorre nuestro cuerpo y queremos compartirlo con la gente. Aconsejamos a Comando Cucaracha que “La jota de Mallén” sea versioneada, en la próxima gira, también como “Boogaloo de Mallén”. Como no saben qué carajo es el Boogaloo, les cantamos para que lo entiendan y puedan viajar con él de camino a su próximo paradero. No sé si en ese momento, o antes o después, decidimos que vamos a organizar una Fiesta de Boogaloo -y después rumba-, en las cercanías de la zona de acampada –dentro no, para no molestar a los dormilones- con el radiocasete de Estíbaliz. Obviamente Cristina y “La señorita Borrajas” son invitadas. Aquí da comienzo la expansión del Boogaloo por toda la galaxia.

Vamos hacia la zona de acampada; sin embargo, suena música en el bar: “María Caipirinha”. Ala pues, hay que introducirse a bailar y beber unas cervezas. Dentro hay un tipo con patillas que no ve “ni tres en un burro”, también está Jorge Nebra, acude asimismo “el fiestero guayabero”, y vemos a la “Señorita Borrajas”, a Cristina, a una indie de gafas de pasta, a un ser que parece jonky… Y es como si todos nos conociésemos. Al minuto, ya no tengo al lado a nadie. Sandra está con Jorge; Piteras, acompañado de una muchacha alta y delgada, está en la otra esquina del bar; Estíbaliz habla con el “fiestero guayabero”; Javi baila y habla con no sé quien y yo, como un pequeño colibrí, me muevo de lado a lado: hablo con todo ser que pase a mi vera, y me muevo, y bailo, y me pido un mojito y pedimos a “fiestero guayabero” que nos haga una foto a Cristina y a mi: “todo sea por el mojito y el Boogaloo”. Todos hablamos entre todos, todos compartimos nuestras cervezas, todos compartimos nuestros porros, todos bailamos con todos, o tal vez solos… somos una grandísima comunidad de amiguetes desconocidos que, incapaces de deshacerse de un extraño embrujo, nos comportamos como si nos conociésemos de toda la vida.

Ha sonado “María Caipirinha” cinco veces y el Fran Perea unas seis, o quizás más. Buf, creemos que ya es hora de marchar a la Fiesta del Boogaloo. Ah, pero antes hemos de invitar a todo el mundo a que se pase por ella. Nadie lo ha escuchado nunca y les cantamos con su ritmo sabrosón para que sepan que el Boogaloo no es ninguna tontería. Parece ser que la gente está dispuesta a ir a nuestra fiesta, pero lo harán más tarde. Obviamente, dudo mucho que alguien se acerque por allí.

Hola avestruces, el Javi quiere enseñaros sus posaderas. Las fotos fragmentadas hacen estragos en mi alocada cabeza. Todo es oscuro hasta que la luz emerge de la cámara y obtiene algún color, alguna parte del cuerpo de Javi, de Sandra, de Estíbaliz, de Piteras e, incluso, del mío.

Radiocasete, una pradera, tres chalados –Javi, Estíbaliz y yo- y Dusminguet sonando con sus cumbias y sus rumbitas. Piteras y Sandra están por ahí, por la zona de acampada. Ya está bien, ya es la ¡Hora del Boogaloo! Salimos y nos ponemos en la entrada de la zona de acampada, justo al otro lado de la calle donde terminan las escaleras que conducen a esa explanada receptora de multicolores tiendas. Enchufamos el Boogaloo y, justo, aparecen Cristina y su compinche salvadora de los burros. Ya somos más y el Boogaloo nos vuelve locos. Aparece Piteras, o parte de lo que queda de él –va más borracho de la cuenta-. Y no se a que ritmo, empieza a llegar la gente: la muchacha alta y delgada, la indie con gafas de pasta, el primo vomitón de no sé quien, el jonky, Jorge, Juan… y se quedan por allí, sentados algunos en las escaleras, de pie otros. Alguien nombra a Fellini: parece una película coral, y a mi me viene Roma a la cabeza. Fellini, Boogaloo, noche iluminada por la hermosa luna, y un mojito que según Javi es Ajax Pino.

La mierda. La mierda la expulsamos en alguna ocasión hacia arriba y la pusimos en órbita, y gira y gira y gira… y nunca cae.

El Ajax Pino. Un día lo lanzamos también hacia arriba y lo pusimos en órbita, y gira y gira y gira… y no se para.

El Ajax Pino nos limpia y, además, forma una capa de compensación con la mierda. Pero, esta capa es dual y no me gusta. Así que le ponemos un agujero, una oquedad por donde entra una capa de la relatividad que rompa la de compensación y su dualidad de extremos, y nos regale una amplia gama de grises. Por esta capa de la relatividad, por aquel recién abierto agujerito viene a visitarnos Jesús Puente –por cierto, lleva alas- y quiere que comprendamos el secreto de nuestra media naranja.

La media naranja. La naranja entera es nuestro corazón. Éste se divide en dos mitades: una que nos hace vivir, la que bombea la sangre; y la otra, la llamada media naranja, donde se aloja el Boogaloo. Ésta otra mitad es la que nos hace sentir, la que nos permite amar, la que nos permite reír y llorar: esa es la fuerza del Boogaloo.

Una niña de papa se acerca al radiocasete y sin pedir permiso pone Melendi. Aquí compartimos todo, ya se sabe, pero con respeto. Sólo quedamos Javi y yo, así que cogemos el aparato musical y decidimos irnos a dormir. Piteras duerme la mona hace rato, Estíbaliz parece que tampoco llevaba muy buen cuerpo y Sandra desapareció al llevarse a dormir a Piteras. Cristina y “Borrajitas” también habían marchado a descansar y, la verdad, ya no sé quien demonios quedaba en nuestra plazuela felliniana. Subimos las escaleras, esas escaleras creadoras de un extraño embrujo. Pasamos el portal que une esos dos mundos en que hemos habitado durante el fin de semana. Lo que pasa después de subir las escaleras no le importa a nadie, sólo a aquellos que decidimos que las estrellas nos bañen con su calurosa dulzura, con su suave luz, con su cariñoso abrazo de astro protector. Estrellas que, observadoras de todo acontecimiento, guardan para ellas las inconfesables razones por las que algunos amanecimos bajo los rayos del Sol.

Ya es Domingo, día de regreso. Yo no quiero, se está muy bien allí. Desayuno, ducha, migas, pliegues de tiendas, y tristes despedidas que saben a poco. Llevados por la “energía satánica”, las bicis nos transportan a Caldearenas. Dos horas allí tirados nos van devolviendo poco a poco a la realidad y el tren se acerca, poco a poco, aumentando su tamaño a medida que se aproxima a la estación.

¿He dicho realidad? Creo que O’buxo fue más real, creo que el Boogaloo fue más real, creo que la energía satánica fue más real.

lunes, 2 de abril de 2007

Cita

En Touch and Go, Lawrence aborda un tema social y demuestra que en 1920 era capaz de prever que la lucha del trabajo contra el capital se vería frustrada por la resistencia personal, irracional y subjetiva de los individuos y no por factores objetivos.
ANAÏS NIN, Ser mujer (In favor of the sensitive man and other essays)

El Vez


Han pasado 11 años desde aquella vez que lo vimos en directo en la King-Kong, sala que cerró hace años. En aquella ocasión, no sólo fue un directo, fue una noche de locura y diversión. El concierto, un verdadero espectáculo, una auténtica revolución, un estallido de rock’n’roll. Después, al Cráneo, donde la fiesta nos llevó a los numerosos bailes con El Vez, Priscilita, el Flaco... Y seguidamente ¡ay! Seguidamente… Simplemente nos dejamos llevar. El Kezka, momento vital inolvidable en mi existencia. Se nos fue la olla, la cacerola, el puchero; pero, que carajo, lo pasamos de miedo. Una gran bola de nieve que crecía y crecía mientras las Coronitas pasaban por mis manos. Y un viaje en coche ¡Brutal! El coche, inmenso, de esos de rocketas que te cagas. Y en el asiento de atrás, con El Vez, Cam… y Jul… ¡Vamos, que nos vamos! El Rey se marcha y vamos a acompañarlo.

“Pues, un por dinero, dos para la show
Tres estamos listos… arriba, arriba, arriba

Pero no pises mis huaraches azules,
Pues haz lo que quieres, no pises mis huaraches azules.

Pega mi cachetada, toca mis shoes and you’ll be sorry
Mess up my hair all covered with mousse
Pero, uh, uh, vato lay off of them shoes

Pero no pises mis huaraches azules,
Pues haz lo que quieres,
no pises mis huaraches azules… I feel like dancing”


Conservo de aquella noche: La entrada, firmada por El Vez, Priscilita [xxoo], Flaco [Cristian, su eres Diablo!!], ¿? [Cristian. Gracias por el buen tiempo en el Cráneo]; una camiseta que nos regaló El Vez antes de subir al autobús; y, aunque es de días posteriores, una postal que me envió el Rey desde Asturias. Bueno, y un recuerdo maravilloso de una de las noches más locas y divertidas de mi vida.


Han pasado 11 años y tocaba verlo, en La Casa del Loco, en esta ocasión. Llegamos y están tocando The Phantom Four, los teloneros surferos. Correctos, sí señor. Pronto saldrá El Vez… Allá está, elegante, vestido de blanco… y comienza The Gospel Show. El Rey es nuestro reverendo, y nos ofrece sus alocadas enseñanzas espirituales. Este quillo, la verdad, se lo curra. A su lado, Lisa María, a la batería Flaco… Allí están, 11 años más tarde. Sigue siendo un espectáculo ver como El Vez se cambia de ropa cada dos o tres canciones: Brutal como Rey de los Aztecas; flipante como demonio, todo el de rojo; La camisa de lentejuelas que me encanta; también, al más puro estilo Elvis las vegas… y más, y más.

“Oh sí, I’m a lowrider, oh sí that’s what I am
Oh sí, I’m a lowrider, oh sí that’s what I am
Sí, yo tengo uno chevy
Impala ’59, yeah that’s my ride

Well I’m going down to Whittier
Going to cruise down the boulevard
Well I’m going down to Whittier
Going to cruise down the boulevard
Then we’re going to mi casa
Going to have fiesta in my back yard.”

Esta noche es distinta. He de marcharme, así que me perderé dos canciones. Sí, el concierto coincidía en fecha con mi pinchada en el Voltaire. Eso sí, me voy con la satisfacción de comprobar que, en el escenario, había vuelto a ver al Rey.

¡GRACIASLAND!

Llego al Voltaire. La mesa pa’ pinchar no está. La trae Conchi, que está de camino. Esto no es normal, carajo. Llega y la intentan conectar. Falta un cable ¡Ay que joderse! Al final, vamos a intentarlo de la manera más cutre y rudimentaria del mundo; pero, bueno, hay que intentarlo. La 1.00 y parece que, al fin, voy a poder pinchar. ¡Pues no! ¡No me jodas! Me lo tomo con tranquilidad, a pesar de que podía haberme pillado un cabreo del carajo. Sin embargo, pues, quillos/as, que le vamos a hacer… Miro a mi álbum: esta noche no te utilizaré. Hay un reproductor, así que pondré primero Chuana y Kuisi Vol. 2 y, seguidamente, Chuana y Kuisi Vol. 1. Es otra manera de pasar la noche.

Sábado de locura. María y dos compinches. Calaveras. Allá está Natalia, Sylvia, Adriana, Carmelo… y ¡buah! ¡Me regalan la Luna! La nuit transcurre con diversión, a pesar de que tengo que entrar a pinchar un rato. Luego, una vez más, la frase de moda, aquella que ya sé que va a sonar antes de que sea pronunciada. C’est la vie ma chèrie!

Domingo y sin plan. Mal, mal… Menos mal que está Daniela. Del café, pasamos a la cena. De la cena, al cine. Del cine a las fotos. Cada día más compinches. Disfruta tus días en el hogar, con esa playa y ese mar, quillita. Compañeras de piso de lo más variopinto. Me caen bien, sí, sí. Un día, quillitas, nos iremos de juergui, que tenéis que conocer el Calaveras.

Y hoy, sueño. Cansancio acumulado de tanto trabajo nocturno. Entre semana, para clase. En finde, para los/as quillos/as juerguistas. Tocará dormir algún día…

¡GRACIAS… GRACIASLAND!