Hola, mis cuates,
Os escribo desde Madrid, donde llevo ya desde el Miércoles (hoy es Domingo), atrapado en la Casa Velázquez. Llegué ese día, para ver a Javi, con ganas de permanecer tres días, marchar a Zaragoza y, después, engancharme al estudio de los exámenes de "Diciembre" (son en Noviembre). Pero, carajo, se está tan bien aquí que casi cuesta hasta irse. A ello, claro está, influye la gente. Vamos por partes, como siempre, que si no me lío.
Hoy comienzo con la cita, y seguimos con Saramago y su Ensayo sobre la ceguera:
"La alegría y la tristeza pueden andar unidas, no son como el agua y el aceite."
Llegué el Miércoles por la tarde, sobre las 19.30. Ese día, obviamente, Malasaña nos esperaba. Allá fuimos, dispuestos a tomar una cervecita tranquilamente, dispuestos a contarnos las cosillas que se quedan atrás después de unos días sin vernos. La fortuna estaba de nuestro lado. El Vía Láctea estaba abierto y con una música bastante buena, marcada a ritmos de rock'n'roll, o de swing en ocasiones. Mas, eso no es lo mejor con respecto al bar, sino que tuvimos la inmensa suerte de ver un vídeo de un gran niño pelotudo que cantaba el Surfin' USA: Aaron Carter ¡Inolvidable!
Luego, al Tupper Ware, con modernos y guiris a mansalva. Decoración estupenda llena de televisores de fantasía, de muñecos que nos acompañaron en nuestros primeros días, en nuestra infancia casi arrinconada, en la cercana adolescencia hormonada. Muy chulo y música cañera. Me parece muy bien.
Es tarde, pero aún hay metro. Vamos, quillo, que lo perdemos…
El Jueves se presentaba incierto. Javi tenía que trabajar, así que yo decido aplicarme. Empiezo a disparar fotos para mis trabajos. Muy listo, no llevo el cable para descargarlas en el ordenador. ¡Soy un desastre!
Comida: Conozco a Alejandro: "el salvatrucho", un tipo de Costa Rica la mar de peculiar. Mola, tiene una de esas cabezas que son auténticas ollas a presión, un hervidero de patrañas maravillosas, un saco profundo de karaokes insensatos.
Seguidamente, es el turno de Carlos: quillo de Jaén que se dedica al cine. He de ver el corto que me ha regalado, pero ya ha contado cosas muy interesantes. Más gente, y más gente, y aparece…
Núria: quilla de Alcoy (Alicante) bien linda. Gracias a ella, puedo trabajar estos días, porque lleva un chingajo de esos en los que puedes meter diferentes tarjetitas. Esta quilla "rompe muebles", jajajá (soy un majadero explicando las cosas) y, luego, lo documenta con fotografías. Posee una sonrisa fascinante y se convirtió a la banda enemiga de los salvatruchos; pero, bueno, esos defectos no han de tenerse en cuenta, jajajá.
El plan para este día: teatro, luego jazz en directo y, después, quien sabe.
Carmen: Es una diosa, una gran mujer que quedará para siempre en el recuerdo. Busco caramelos. Alimentación. Aquí habrá. Los encuentro o, más bien, Carmen me indica dónde están. Alegría, sonrisa, un bocata por un euro… ¿Qué? Sí, sí, os preparo un bocadillo, si queréis por un euro. ¡Buah, demasiado! Claro, accedimos, los tres, maravillados, tanto que le pregunte si quería ser mi mama, jajajá. ¡Te queremos, Carmen! Bocata + lata de refresco: 1,65 €.
El teatro: Makbet . ¡Santa Barbara de los ojos abiertos! Auténtica bazofia, la más pura patraña, la más ruin manera de engañar al espectador con demagogia barata, con discursos de barraca de feria, con interpretaciones lamentables y patéticas. Nadie se podía esperar algo así en el Festival de Otoño. Mejor pillar la fiebre amarilla que volver a ver esto… Grrrrrr. Salimos Javi, Núria y yo esputando toda clase de barbaridades ofensivas que se nos ocurrían (sobre todo yo, jejejé, que soy un radical); también Carol, Helène y otro quillo de la casa que habían asistido estaban indignados con semejante "obra".
Jazz: Concierto bueno. La gente se había marchado. Javi y yo esperamos a Carlos en el Junco (bar de jazz). En sus inicios, una mezcla de Pedro Guerra y jazz; después, más groove, más funky, más soulero… Correcto, correcto. Y, finalizado, nos vamos con Carlos al Honkey Tonk, o algo así. Bueno…
Concierto ¿"punkpopero"?: En el escenario, unos tipos que recordaban a El Canto del loco, procedentes de Alicante, pero residentes en Madrid (uno no, había ido de propio desde la ciudad levantina a tocar). Claro, payos/as, como no me voy a acordar aquí de esos/as quillos/as "alicantinos" del carajo: ese Drac, el Ponfrik, la Jou, Riles, la Raqui… ¿para cuando otro viaje juntos? Igual marcho de visitilla un finde de estos cuando haya hecho los exámenes de Noviembre. Ya veré. Con deciros que lo mejor del concierto eran las versiones que hacían está todo dicho.
No sé que hora de la madrugada: al Nastic, bar de strokeros con música bastante marchosa. Aquí es cuando decidí que la vida es dura, jajajá. Un strokero del carajo meando, yo que me pongo a su lado a orinar también (ya sabéis todos/as como son los urinarios de los bares). Lleva un rato y, de repente, observo que me está mirando… bajo la mirada y la cabeza me da mil vueltas: ¡cagon to! ¡Ese movimiento de mano, no… y menos mirándome! Ay, ay, ay… ¡maldito strokero del demonio! ¡Será marrano! Y mirándome a mí… que repelús, coñe.
Mil bailes después, termina la noche. Taxi y a casa. Vamos, noche redonda: teatro horrible, jazz correcto, alicantinos tocando detestables y, para colmo, un strokero se masturba mientras me mira ¡demasiado, güei! ¿Cómo no os voy a enviar ese correo de madrugada?
El Viernes fuimos a ver Infiltrados, de Scorsesse. Para aquellos/as que no la hayan visto: no perdáis el tiempo. Escenas que se alargan en demasía sólo para demostrarnos que trabajan muy bien los actores (odio esas especies de "duelos" interpretativos que se realizan en ciertas pelis para lucimiento del actorcito de turno), otras que sobran, diálogos infantiles… Vamos, una joyita. No comprendo como a Núria y a Javi les ha gustado. Yo me aburrí como una ostra. Tanto que decidí irme a comprar una película el Sábado por la mañana para verla al día siguiente.
Sábado: a la FNAC. Pelis… Acabo llevándome El Arco de Kim Ki-Duk, e Inseparables de Cronenberg. Pa' que, pa na', porque por la noche Núria, Javi y yo nos quedamos viendo la grandiosa El Sueño eterno ¡Olé! Por cierto, petit es le Monde, porque al ladito de la FNAC me encuentro a Núria esperando a un compinche y, seguidamente, a Natalia (esa pedazo de maña que tanto quiero), con Carmelo que van a comer por ahí. Joder, es casualidad ¿no? No la veo en Zaragoza, ni a la de tres, y me la encuentro en Madrid ¡Hay que joderse! Por la tarde, exposición de García Alix, con fotografías de los 80s llenas de macarras y yonkis. Sus primeras fotos, sin más. No está mal, pero tampoco está como para tirar cohetes.
Hoy, al Reina Sofía, que es gratis. Tantas veces en Eusebio Sempere, y hoy veo dos cuadritos suyos por primera vez. De nuevo, nos hemos juntado el trío calavera que tan activo ha estado estos días para, en esta ocasión, hacer mañanita cultural. Después, a comer a un vegetariano. Yum, yum, rico, rico. Pero antes ¡tachán! La evolución creadora, de Bergson, aunque sea en francés. Por fin lo conseguí, por fin acabaré más descerebrado y majara de lo que ya lo estoy ¡Viva!
Y, ahora, os escribo con la satisfacción de haber terminado 4 nuevos fotomontajes destinados a una próxima exposición que tendrá lugar en Zaragoza Conection. He de hacer alguno más, claro está; pero, tiempo al tiempo…
Zaragoza. Ya he llegado al hogar que apenas puede verme. Como no he podido enviaros el correo, pues sigo.
Domingo: fiesta en el bar ¿? organizada por Carlos. La idea, un par de barriles gratis y botellitas de vino; además, olivillas y patatitas. Un porrón de gente, carajo. Muchas personas de la casa Velázquez, otras, compinches de Carlos. Entre esta multitud, una quilla de Zaragoza, Pilar, que es amiga de Javi y a mi me sonaba un porrón. En la mesa, entre más gente, Núria, Javi, Alejandro, el que escribe y…
Greta: una chicuela de Valencia a quien veo como siempre me he imaginado a las mujeres (y los hombres) griegas. Poderosas, imponentes, agarradas a la tierra con una gran firmeza que les da fortaleza. Al mismo tiempo, dulce, tierna, y con una mirada que penetra hasta lo más hondo… Realiza fotografías.
Gabi: Peculiar ser de la galaxia que se dedica a bailar frenéticamente al son de la música, con toda clase de aspavientos sin sentido (¡mola mogollón!), y que le echa los tejos a todo lo que se mueve. Es mi gran ídolo porque aprende el lenguaje salvatrucho echando leches.
La noche es divertida, el lenguaje salvatrucho está de moda y las fotos insensatas sacan lo mejor de cada uno: bandas rivales con peligrosos cuchillos marcando el terreno que no es traspasable. Creo que nuestra mesa es genial porque se ha formado una complicidad salerosa que hace que estemos la mar de a gustito. La fiesta continúa en casa de Helène. No obstante, nuestros cuerpos no pueden más y al rato de estar en su hogar, marchamos a la casa a dormitar.
Lunes: Destacaremos el concierto de The Matthew Herbert Big Band, porque el resto del día transcurrió sin grandes sobresaltos. Un concierto que empezó flojo, muy lineal, sin pasión. Tras cuarenta minutos prescindibles, la cosa cambió y una explosión de júbilo lleno la sala. La música se convirtió en energía, la energía en baile, el baile en eclosión y la eclosión en diversión. Así, el jazz funciona. Una hora, contando los bises, que sí mereció la pena. En un momento, el director de orquesta empezó a dirigir con una barita-neón luminoso y, no sé porqué, me vino a la cabeza el trabajo de todos aquellos que dirigen orquestas, da igual de qué tipo, da igual si son súper humphreys o simples pedugos que aporrean mesas, suelos, sillas… No sé, un olé para todos/as ellos/as.
Asimismo, anteriormente (por la tarde), me fui a comprar regalitos (libros de segunda mano) a estos nuevos seres que compartieron experiencias conmigo.
Martes: Es el día que he de marcharme (hoy). No me apetece na' de na', pero que le voy a hacer. De mañanita, a desayunar a Bellas Artes, así miramos la librería y Javi compra material.
Ya es hora de irse. Dejo en los buzones los correspondientes libros: Para Alejandro, Akhenatón; para Greta, Justine; para Carlos, El amante de Lady Chatterley; para Núria, en mano, Trópico de Cáncer. Me da pena no poder ver las caras que pondrán cuando descubran la sorpresa.
Cosas que he conseguido:
Libros tiradísimos de precio: D. H. Lawrence, Mujeres enamoradas; Lawrence Durres, El cuaderno negro; Yukio Mishima, Nieve de Primavera ; Rimbaud, Obra completa (edición bilingüe); Arnold Hauser, Hª Social de la Literatura y el Arte (3 vols.); Henri Bergson, L'évolution créatrice.
CD's: Los Salvajes, Sus singles y EP's en la voz de su amo; Schumann, Carnaval (ya no hace falta que me lo grabes, gracias)
DVD's: El Arco , de Kim Ki-Duk; Inseparables, de Cronenberg.
Os escribo desde Madrid, donde llevo ya desde el Miércoles (hoy es Domingo), atrapado en la Casa Velázquez. Llegué ese día, para ver a Javi, con ganas de permanecer tres días, marchar a Zaragoza y, después, engancharme al estudio de los exámenes de "Diciembre" (son en Noviembre). Pero, carajo, se está tan bien aquí que casi cuesta hasta irse. A ello, claro está, influye la gente. Vamos por partes, como siempre, que si no me lío.
Hoy comienzo con la cita, y seguimos con Saramago y su Ensayo sobre la ceguera:
"La alegría y la tristeza pueden andar unidas, no son como el agua y el aceite."
Llegué el Miércoles por la tarde, sobre las 19.30. Ese día, obviamente, Malasaña nos esperaba. Allá fuimos, dispuestos a tomar una cervecita tranquilamente, dispuestos a contarnos las cosillas que se quedan atrás después de unos días sin vernos. La fortuna estaba de nuestro lado. El Vía Láctea estaba abierto y con una música bastante buena, marcada a ritmos de rock'n'roll, o de swing en ocasiones. Mas, eso no es lo mejor con respecto al bar, sino que tuvimos la inmensa suerte de ver un vídeo de un gran niño pelotudo que cantaba el Surfin' USA: Aaron Carter ¡Inolvidable!
Luego, al Tupper Ware, con modernos y guiris a mansalva. Decoración estupenda llena de televisores de fantasía, de muñecos que nos acompañaron en nuestros primeros días, en nuestra infancia casi arrinconada, en la cercana adolescencia hormonada. Muy chulo y música cañera. Me parece muy bien.
Es tarde, pero aún hay metro. Vamos, quillo, que lo perdemos…
El Jueves se presentaba incierto. Javi tenía que trabajar, así que yo decido aplicarme. Empiezo a disparar fotos para mis trabajos. Muy listo, no llevo el cable para descargarlas en el ordenador. ¡Soy un desastre!
Comida: Conozco a Alejandro: "el salvatrucho", un tipo de Costa Rica la mar de peculiar. Mola, tiene una de esas cabezas que son auténticas ollas a presión, un hervidero de patrañas maravillosas, un saco profundo de karaokes insensatos.
Seguidamente, es el turno de Carlos: quillo de Jaén que se dedica al cine. He de ver el corto que me ha regalado, pero ya ha contado cosas muy interesantes. Más gente, y más gente, y aparece…
Núria: quilla de Alcoy (Alicante) bien linda. Gracias a ella, puedo trabajar estos días, porque lleva un chingajo de esos en los que puedes meter diferentes tarjetitas. Esta quilla "rompe muebles", jajajá (soy un majadero explicando las cosas) y, luego, lo documenta con fotografías. Posee una sonrisa fascinante y se convirtió a la banda enemiga de los salvatruchos; pero, bueno, esos defectos no han de tenerse en cuenta, jajajá.
El plan para este día: teatro, luego jazz en directo y, después, quien sabe.
Carmen: Es una diosa, una gran mujer que quedará para siempre en el recuerdo. Busco caramelos. Alimentación. Aquí habrá. Los encuentro o, más bien, Carmen me indica dónde están. Alegría, sonrisa, un bocata por un euro… ¿Qué? Sí, sí, os preparo un bocadillo, si queréis por un euro. ¡Buah, demasiado! Claro, accedimos, los tres, maravillados, tanto que le pregunte si quería ser mi mama, jajajá. ¡Te queremos, Carmen! Bocata + lata de refresco: 1,65 €.
El teatro: Makbet . ¡Santa Barbara de los ojos abiertos! Auténtica bazofia, la más pura patraña, la más ruin manera de engañar al espectador con demagogia barata, con discursos de barraca de feria, con interpretaciones lamentables y patéticas. Nadie se podía esperar algo así en el Festival de Otoño. Mejor pillar la fiebre amarilla que volver a ver esto… Grrrrrr. Salimos Javi, Núria y yo esputando toda clase de barbaridades ofensivas que se nos ocurrían (sobre todo yo, jejejé, que soy un radical); también Carol, Helène y otro quillo de la casa que habían asistido estaban indignados con semejante "obra".
Jazz: Concierto bueno. La gente se había marchado. Javi y yo esperamos a Carlos en el Junco (bar de jazz). En sus inicios, una mezcla de Pedro Guerra y jazz; después, más groove, más funky, más soulero… Correcto, correcto. Y, finalizado, nos vamos con Carlos al Honkey Tonk, o algo así. Bueno…
Concierto ¿"punkpopero"?: En el escenario, unos tipos que recordaban a El Canto del loco, procedentes de Alicante, pero residentes en Madrid (uno no, había ido de propio desde la ciudad levantina a tocar). Claro, payos/as, como no me voy a acordar aquí de esos/as quillos/as "alicantinos" del carajo: ese Drac, el Ponfrik, la Jou, Riles, la Raqui… ¿para cuando otro viaje juntos? Igual marcho de visitilla un finde de estos cuando haya hecho los exámenes de Noviembre. Ya veré. Con deciros que lo mejor del concierto eran las versiones que hacían está todo dicho.
No sé que hora de la madrugada: al Nastic, bar de strokeros con música bastante marchosa. Aquí es cuando decidí que la vida es dura, jajajá. Un strokero del carajo meando, yo que me pongo a su lado a orinar también (ya sabéis todos/as como son los urinarios de los bares). Lleva un rato y, de repente, observo que me está mirando… bajo la mirada y la cabeza me da mil vueltas: ¡cagon to! ¡Ese movimiento de mano, no… y menos mirándome! Ay, ay, ay… ¡maldito strokero del demonio! ¡Será marrano! Y mirándome a mí… que repelús, coñe.
Mil bailes después, termina la noche. Taxi y a casa. Vamos, noche redonda: teatro horrible, jazz correcto, alicantinos tocando detestables y, para colmo, un strokero se masturba mientras me mira ¡demasiado, güei! ¿Cómo no os voy a enviar ese correo de madrugada?
El Viernes fuimos a ver Infiltrados, de Scorsesse. Para aquellos/as que no la hayan visto: no perdáis el tiempo. Escenas que se alargan en demasía sólo para demostrarnos que trabajan muy bien los actores (odio esas especies de "duelos" interpretativos que se realizan en ciertas pelis para lucimiento del actorcito de turno), otras que sobran, diálogos infantiles… Vamos, una joyita. No comprendo como a Núria y a Javi les ha gustado. Yo me aburrí como una ostra. Tanto que decidí irme a comprar una película el Sábado por la mañana para verla al día siguiente.
Sábado: a la FNAC. Pelis… Acabo llevándome El Arco de Kim Ki-Duk, e Inseparables de Cronenberg. Pa' que, pa na', porque por la noche Núria, Javi y yo nos quedamos viendo la grandiosa El Sueño eterno ¡Olé! Por cierto, petit es le Monde, porque al ladito de la FNAC me encuentro a Núria esperando a un compinche y, seguidamente, a Natalia (esa pedazo de maña que tanto quiero), con Carmelo que van a comer por ahí. Joder, es casualidad ¿no? No la veo en Zaragoza, ni a la de tres, y me la encuentro en Madrid ¡Hay que joderse! Por la tarde, exposición de García Alix, con fotografías de los 80s llenas de macarras y yonkis. Sus primeras fotos, sin más. No está mal, pero tampoco está como para tirar cohetes.
Hoy, al Reina Sofía, que es gratis. Tantas veces en Eusebio Sempere, y hoy veo dos cuadritos suyos por primera vez. De nuevo, nos hemos juntado el trío calavera que tan activo ha estado estos días para, en esta ocasión, hacer mañanita cultural. Después, a comer a un vegetariano. Yum, yum, rico, rico. Pero antes ¡tachán! La evolución creadora, de Bergson, aunque sea en francés. Por fin lo conseguí, por fin acabaré más descerebrado y majara de lo que ya lo estoy ¡Viva!
Y, ahora, os escribo con la satisfacción de haber terminado 4 nuevos fotomontajes destinados a una próxima exposición que tendrá lugar en Zaragoza Conection. He de hacer alguno más, claro está; pero, tiempo al tiempo…
Zaragoza. Ya he llegado al hogar que apenas puede verme. Como no he podido enviaros el correo, pues sigo.
Domingo: fiesta en el bar ¿? organizada por Carlos. La idea, un par de barriles gratis y botellitas de vino; además, olivillas y patatitas. Un porrón de gente, carajo. Muchas personas de la casa Velázquez, otras, compinches de Carlos. Entre esta multitud, una quilla de Zaragoza, Pilar, que es amiga de Javi y a mi me sonaba un porrón. En la mesa, entre más gente, Núria, Javi, Alejandro, el que escribe y…
Greta: una chicuela de Valencia a quien veo como siempre me he imaginado a las mujeres (y los hombres) griegas. Poderosas, imponentes, agarradas a la tierra con una gran firmeza que les da fortaleza. Al mismo tiempo, dulce, tierna, y con una mirada que penetra hasta lo más hondo… Realiza fotografías.
Gabi: Peculiar ser de la galaxia que se dedica a bailar frenéticamente al son de la música, con toda clase de aspavientos sin sentido (¡mola mogollón!), y que le echa los tejos a todo lo que se mueve. Es mi gran ídolo porque aprende el lenguaje salvatrucho echando leches.
La noche es divertida, el lenguaje salvatrucho está de moda y las fotos insensatas sacan lo mejor de cada uno: bandas rivales con peligrosos cuchillos marcando el terreno que no es traspasable. Creo que nuestra mesa es genial porque se ha formado una complicidad salerosa que hace que estemos la mar de a gustito. La fiesta continúa en casa de Helène. No obstante, nuestros cuerpos no pueden más y al rato de estar en su hogar, marchamos a la casa a dormitar.
Lunes: Destacaremos el concierto de The Matthew Herbert Big Band, porque el resto del día transcurrió sin grandes sobresaltos. Un concierto que empezó flojo, muy lineal, sin pasión. Tras cuarenta minutos prescindibles, la cosa cambió y una explosión de júbilo lleno la sala. La música se convirtió en energía, la energía en baile, el baile en eclosión y la eclosión en diversión. Así, el jazz funciona. Una hora, contando los bises, que sí mereció la pena. En un momento, el director de orquesta empezó a dirigir con una barita-neón luminoso y, no sé porqué, me vino a la cabeza el trabajo de todos aquellos que dirigen orquestas, da igual de qué tipo, da igual si son súper humphreys o simples pedugos que aporrean mesas, suelos, sillas… No sé, un olé para todos/as ellos/as.
Asimismo, anteriormente (por la tarde), me fui a comprar regalitos (libros de segunda mano) a estos nuevos seres que compartieron experiencias conmigo.
Martes: Es el día que he de marcharme (hoy). No me apetece na' de na', pero que le voy a hacer. De mañanita, a desayunar a Bellas Artes, así miramos la librería y Javi compra material.
Ya es hora de irse. Dejo en los buzones los correspondientes libros: Para Alejandro, Akhenatón; para Greta, Justine; para Carlos, El amante de Lady Chatterley; para Núria, en mano, Trópico de Cáncer. Me da pena no poder ver las caras que pondrán cuando descubran la sorpresa.
Cosas que he conseguido:
Libros tiradísimos de precio: D. H. Lawrence, Mujeres enamoradas; Lawrence Durres, El cuaderno negro; Yukio Mishima, Nieve de Primavera ; Rimbaud, Obra completa (edición bilingüe); Arnold Hauser, Hª Social de la Literatura y el Arte (3 vols.); Henri Bergson, L'évolution créatrice.
CD's: Los Salvajes, Sus singles y EP's en la voz de su amo; Schumann, Carnaval (ya no hace falta que me lo grabes, gracias)
DVD's: El Arco , de Kim Ki-Duk; Inseparables, de Cronenberg.
1 comentario:
jajajja pero eres el blogger que más escribe de la historia, mama mía!!! más foticos hombre! hubiera estado bien la del tenedor rojo con el "espárrago" en el fantasma. muy majo tu amigo javi, habrá que hacerle una visitina para que nos enseñe madrid a amado y a mí. un beso!!!
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