Marché esta mañanita a comprar una torta para tomar el café. Me vine a casa casi a las tres. Había estado en la plaza, sentadico con Isabel y Luis, reflexionando y sacando conclusiones de lo que está suponiendo este movimiento que tanto me está fascinando. Al despedirnos (ellos se quedaban en la plaza a dormitar), les propuse un café recién hecho en mi hogar para reponer fuerzas y desayunar sentados y calentitos.
Me levanté hace ya unas horas. Hice el café y marché a comprar la citada torta. Mientras caminaba, un par de mujeres de sesenta y tantos años iban conversando:
- "Ojalá consigan algo estos chicos"
- "Sí, porque llevan ya varios días..."
- "¡Uys! Y menos mal que no los desalojaron. Todo lo que están haciendo..."
No pude controlarme. Me di la vuelta y les dije:
- "Disculpen. No he podido evitar oírlas... Pero, les tenía que decir que ya se ha conseguido algo..."
- "¿Y el qué?" Me miraron con asombro.
- "Pues algo que hace mucho tiempo que no se hacía. Nos hemos unido..."
Y en este punto, se me ha puesto un nudo en la garganta. Los ojos, de nuevo, vidriosos. La emoción recorriendo por dentro. Las palabras ya no salían.
- "Pues sí, qué razón tienes... Nosotras vamos ahora a la plaza, a ver si está todo bien"
- "Mis nietos son jóvenes y,veo que lo tienen difícil..."
Era consciente de lo mucho que me está "tocando" esto. Apenas podía hablar; pero, no sé, algo me decía que, antes de separar nuestros caminos, esperaban oir algo. Sólo pude decirles:
- "Tranquilas, que seguiremos luchando..."
Sonrieron. Me dieron las gracias y siguieron sus pasos hacia la plaza. Tan sólo querían comprobar si "los jóvenes seguían allí y no los habían desalojado".
Ya hemos tomado el café. Después, he estado pensando en lo poco que se toma en cuenta a esta gente a la hora de analizar este movimiento en los medios de comunicación. Aquella que, por diferentes razones (edad, labora, sentimiento de "yo ya no puedo hacer nada", obligaciones varias...) no acude a las plazas. Pero, son personas que nos apoyan y que debieran hacerse visibles. Sí, sin duda, somos muchos/as más de lo que queda reflejado en las plazas. Y eso, tiene que seguir dándonos alas...
Me levanté hace ya unas horas. Hice el café y marché a comprar la citada torta. Mientras caminaba, un par de mujeres de sesenta y tantos años iban conversando:
- "Ojalá consigan algo estos chicos"
- "Sí, porque llevan ya varios días..."
- "¡Uys! Y menos mal que no los desalojaron. Todo lo que están haciendo..."
No pude controlarme. Me di la vuelta y les dije:
- "Disculpen. No he podido evitar oírlas... Pero, les tenía que decir que ya se ha conseguido algo..."
- "¿Y el qué?" Me miraron con asombro.
- "Pues algo que hace mucho tiempo que no se hacía. Nos hemos unido..."
Y en este punto, se me ha puesto un nudo en la garganta. Los ojos, de nuevo, vidriosos. La emoción recorriendo por dentro. Las palabras ya no salían.
- "Pues sí, qué razón tienes... Nosotras vamos ahora a la plaza, a ver si está todo bien"
- "Mis nietos son jóvenes y,veo que lo tienen difícil..."
Era consciente de lo mucho que me está "tocando" esto. Apenas podía hablar; pero, no sé, algo me decía que, antes de separar nuestros caminos, esperaban oir algo. Sólo pude decirles:
- "Tranquilas, que seguiremos luchando..."
Sonrieron. Me dieron las gracias y siguieron sus pasos hacia la plaza. Tan sólo querían comprobar si "los jóvenes seguían allí y no los habían desalojado".
Ya hemos tomado el café. Después, he estado pensando en lo poco que se toma en cuenta a esta gente a la hora de analizar este movimiento en los medios de comunicación. Aquella que, por diferentes razones (edad, labora, sentimiento de "yo ya no puedo hacer nada", obligaciones varias...) no acude a las plazas. Pero, son personas que nos apoyan y que debieran hacerse visibles. Sí, sin duda, somos muchos/as más de lo que queda reflejado en las plazas. Y eso, tiene que seguir dándonos alas...
1 comentario:
Es una lástima comprobar como las buenas intenciones de aquellos que se han reunido bajo lo que se ha dado en llamar "movimiento 15-M" se han visto desvirtuadas y vapuleadas. La extraña petición por parte de este colectivo del voto a favor de los partidos minoritarios ha dado alas a la derecha española, que vuelve a imponer su ley con aplastantes cifras que rozan la mayoría absoluta, cuando no la alcanzan, en numerosas localidades españolas. Desde un principio fui contrario a esta petición, siempre pensé que si se está en contra del sistema actual hay que empezar de cero, y que la mejor forma de demostrar nuestro descontento es no votando, por lo que siempre sostuve que los "Indignados" debían pedir la abstención, la no participación en un sistema injusto, inmoral y caduco. No se puede olvidar que la corrupción e este país ha afectado no sólo a los dos partidos mayoritarios, sino a múltiples organizaciones de toda orientación política, la delincuencia no es patrimonio de la derecha ni de la izquierda; baste como ejemplo el caso de Palma de Mallorca, el GIL en Marbella, o el ayuntamiento de La Muela, tres ejemplos de cómo la corrupción no entiende de siglas ni de cifras electorales.
No obstante, creo que este movimiento no debería detenerse ahora, muy al contrario, debería continuar, analizando sus errores, desde la humildad y la autocrítica que no tienen nuestros políticos, y buscando nuevas soluciones a la actual situación desde la resistencia y la autogestión, sin dejar que ningún partido político, sea del signo que sea, se adueñe de su ideario o se fotografíe junto a sus tiendas de campaña. Tristemente, muchos han sido los pescadores que han hecho su agosto en este río revuelto del descontento ciudadano, contribuyendo a agravar más si cabe, la situación. Ojalá todo cambie, habrá que ser maduros y responsables, si queremos que todo transcurra pacíficamente, y desde luego habrá que armarse de paciencia, nos quedan cuatro años de gobierno de derechas, un escenario muy poco propicio para las revoluciones sociales. Ánimo y a seguir luchando. Besos y abrazos.
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