Es curioso. Hace una semana, marché a Madrid. Monté en el tren. ¡Mira que es grande un tren! Iba ya con el libro, en la mano, preparado para ponerme a leer. Mas mi libro se quedó en la bolsita del asiento delantero, bien cerradito, porque no lo llegué ni a abrir. Justo, mi compañero de viaje (él venía desde Tarragona), era el Sr. Luis, a quien hacía tiempo que no veía porque ya no vive acá, en mi misma ciudad.
Hoy, al llegar a casa, justito mientras empujaba el pomo del portal, aparecía caminando por la calle el mismito Sr. Luis.
Meses sin verlo y, de repente ¡zas! dos semanas seguidas.
Realmente, a mí esto me parece curioso.
Hoy, al llegar a casa, justito mientras empujaba el pomo del portal, aparecía caminando por la calle el mismito Sr. Luis.
Meses sin verlo y, de repente ¡zas! dos semanas seguidas.
Realmente, a mí esto me parece curioso.
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