domingo, 18 de enero de 2015

The Babadook

 

Marchamos ayer a visionar The Babadook, película a la que me iba a enfrentar con grandes expectativas: que si la película más aterradora, que si una de las mejores películas de terror en años, que si un filme inteligente... Vamos, una retaíla de elogios que podían ser justificados o, como en muchas ocasiones, una nueva ida de olla de la crítica ensalzando un producto más que cuestionable. Afortunadamente, entraría en la primera sección.

The Babadook parte de una sencilla premisa: explorar e indagar en el ya conocido mito del "hombre del saco", personaje acercado al mundo el celuloide en la última década de manera más o menos acertada, con ejemplos como la deplorable Boogeyman, la irregular The Tall Man o la perturbadora Sinister, por poner algunos ejemplos. Pero, acá, la directora Jennifer Kent va un paso más allá y lo utiliza para llevarnos a una exploración de la mente y el miedo a través de unos personajes que, dicho sea de paso, están interpretados de manera sobresaliente. Essie Davis (Amelia) se sale y Noah Wiseman (Samuel), a pesar de algún momento de sobreactuación, está casi impecable.

Para ello, la directora nos adentrará en una historia que aparentemente está imbuida en lo sobrenatural (podríamos hablar de presenciar una película más de casa encantada), pero que indaga con pulso fuerte en el terreno del terror psicológico, que es donde realmente radica su fuerza. De hecho, quizás un defectillo (y ya es para ser meticuloso) es que, hacia el final, se deja llevar más hacia el campo de lo sobrenatural cuando, realmente, al filme no le hacía ninguna falta.

Ayudada de una saturación baja (aumentando así el componente gris durante prácticamente todo el metraje), dejando zonas de oscuridad en numerosos encuadres y cerrando el campo de visión con la cámara, la directora consigue fabricar una atmósfera de desasosiego brutal, fomentando, de esta manera, la creación de una tensión en el espectador que le acompañará a lo largo de toda la película. Tensión que irá ampliandose con el resquebrajamiento psicológico de la protagonista y que, sin duda, es un de los puntos fuertes de la película.

Sí, mis cuates, afortunadamente no es la típica película aderezada de múltiples sustitos que vienen acompañados de la consabida subida de volumen en la banda sonora. No, Babadook no es nada de eso. Es un macabro cuento infantil que se convierte en un perturbador cuento de terror adulto que fluctúa con acierto en una buscada ambigüedad. Una ambigüedad que ofrecerá no sólo un babadook, sino dos o, quizás, hasta tres.Tal vez  sea esa la razón de que llame tres veces: Ba-Ba-Dook-Dook-Dook. Un nuevo acierto. Porque el terror puede venir de lo sobrenatural, pero también (y esto es lo que la hace más interesate), de la debacle anímica y mental. The Babadook es dolor, angustia, pérdida, inestabilidad, ingredientes suficientes para que el mundo se desmorone a tu alrededor. The Babadook es el monstruo, es el miedo, ese que vive en el armario, ese que habita en lo más recóndito de tu interior.

En definitiva, un terrorífico cuento cinematográfico que sí que hay que dejar entrar...

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