sábado, 10 de septiembre de 2011

Vacaciones de verano: Madrid - Bogotá

13 de Agosto de 2011
 

Nuestro vuelo con Avianca hacía escala, con unas tres horas de permanencia en el aeropuerto, en Cali. Por esta razón, en lugar de tardar unas 9:40 horas, nuestro vuelo era de 14 horas. Por delante nos quedaban muchas horas de vuelo, así que había que estar preparado: iPod, librico de Mishima y ropa cómoda, eran los elementos que ayudarían a hacer más llevadero el viaje. No obstante, para mí, el viaje fue agotador.
 

El avión en el que viajábamos tenía pantallitas propias delante de cada asiento. Incorporaba un mandito con el que podías seleccionar diferentes películas (más de diez), videojuegos, series de televisión, conciertos, etc. Esto era un elemento más que ayudaría a soportar mejor el trayecto. A pesar de ello, para mí, el viaje fue agotador.


La primera película que visualicé fue Peligrosa compañía. Marta y yo sincronizamos nuestros monitores para, de esta manera, verla a la vez en nuestras respectivas pantallas y, después, poder comentar la jugada. ¡Buf! Qué película… Un auténtico telefilme (aunque inexplicablemente destinado a las salas cinematográficas), de Antena 3. El primer intento fue fallido, así que no me extraña que Marta se durmiera al poco rato.
 

Ya solito para mi siguiente incursión cinematográfica, seleccioné Thor. Para quien no la haya visto, advierto de que es un peñazo de película en la que, después de casi dos horas, termina como si no hubiera sucedido nada. Por soporífera e insulsa, supongo que los protagonistas se estarán dando de cabezazos por haber trabajado en semejante bodrio.

Terminado el filme, y al ver que Marta a comenzado a leer Tot el que podríem haver estat tu i jo si no fóssim tu i jo, de Albert Espinosa, me puse a jugar al golf, que al menos me hizo pasar otra media hora. ¿Qué más podía hacer? Pues morirme de envidia al observar como Marta podía dormir, jajajaja. La verdad es que es una suerte el poder echar una buena cabezada en los viajes, porque se pasan mucho más rápidos. Yo que sólo puedo dormir si estoy muy pero que muy, cansado (y a veces ni así), paso todas las horas despierto intentando distraerme. Llegado a ese punto, y a pesar del agotamiento, llegó el momento de empezar a leer al gran Mishima.

Por fin, llegamos a Bogotá. Allá nos vino a recoger Rodri, mi primi, que es bien grande. Y cuando digo grande, no me refiero a su altura, que también lo es, sino a su grandeza de corazón. Eran ya las 19:30, hora de allá, por lo que había que marchar a comer (cenar). Afortunadamente, mi otro primi, Felipe, había acudido esos días a Bogotá para bautizar al pequeño Nicolás, así que podríamos comer junto con él y Milena en El chalet suizo.  Disfrutamos, entonces, de un acogedor restaurante en el que unas deliciosas fondues acompañadas de Club Colombia roja satisficieron nuestro apetito antes de marchar a casa de Rodri y, por fin, dormir.

2 comentarios:

binguero dijo...

¡Qué bueno teneros de vuelta, pareja! Ya veo que habéis disfrutado de lo lindo y que habéis aprovechado al máximo vuestro periplo colombiano, ahora toca leer las crónicas del viaje para empaparse bien de vuestra aventura.

Nunca me he enfrentado a un viaje de más de 5 horas en avión y, sinceramente, no sé si podría soportarlo. Viajar en avión es realmente tedioso, al menos para mí, y además comparyo contigo esa condena de no poder dormir en ningún medio de transporte. En cuanto a la selección fílmica de aviones, trenes y autobuses, mejor no hablar; en ocasiones puedes llevarte una sorpresa, pero la mayoría de las veces estás abonado a los telefilmes y a las producciones made in Hollywood. De todas formas lo que de verdad tiene valor son las experiencias que os lleváis en la mochila después de vuestro viaje y el contacto con los seres queridos, que a veces están más lejos de lo que a nosotros nos gustaría. Lo dicho, feliz regreso y a ver si nos vemos pronto para ponernos al día; imagino que no te querrás perder el concierto de JC Brooks, ¿no? Besos y abrazos.

closada dijo...

¡Hey! ¡Qué pasa quillín!

Pues sí, ya hemos regresado, sin muchas ganas la verdad, a la urbe zaragozana. Poco a poco, iré narrando nuestras experiencias por allá y así compartir un pedacito de nuestras aventuras colombianas.

Jajajaja, lo de no dormir en los medios de transporte (aunque alguna vez sí que lo he conseguido), es horrible. Horas y horas... y la gente a tu vera dormida ¡Qué envidia!

En cuanto a JC Brooks, no nos lo perdemos ni locos. Esta mismita tarde vamos a comprar las entradas. Así que, como muy tarde (a ver si puede ser antes), nos vemos ese día.

Muchos besicos