lunes, 25 de diciembre de 2006

Cita

X, Y, Z… todos tenían un aire insustancial ahora, como de creaciones de sueños obrando en un mundo poblado por figuras de cera sin expresión. Costaba pensar que les tuviera algún amor todavía.
LAWRENCE DURREL, Mountolive (El cuarteto de Alejandría III).

lunes, 18 de diciembre de 2006

Cumpleaños y Boogaloo

Bueno, quillos/as, este finde ha sido la mar de extraño. Curioso, divertido, especial, y es que encontré un oasis en medio de mi inmenso desierto. Un oasis pequeñito, con un charquito y una palmera; pero, lo suficiente como para olvidarme de los espejismos que acechaban en el horizonte. Espejismos, esos engaños visuales que te hacen creer ver el agüita, la vegetación, los nómadas ofreciéndote su hospitalidad… Pero, espejismos al fin y al cabo.

El plan para este fin de semana era marchar a la urbanización Lago Barasona, muy cerquita de Graus, para celebrar el cumpleaños de Cristina. En realidad es un pantano, pero se puede hacer como la cantante de Amaral y demostrar su incultura llamando laguito a Lanuza, incluso después de que el público le increpe y le grite que es pantano.

Cristina: Nos conocimos ya hace ¿dos años y medio? No sé, el tiempo se desvanece en mi cabeza y me resulta casi imposible acertar el año que pasó todo. Fue en Javierrelatre, en ese “festival del Boogaloo” que algunos ya conocéis. La verdad es que nos caímos guachis y (recuerdo a “Piteras” en diagonal ocupando toda la tienda de campaña en que yo dormía), decidimos coger cada uno su saco para dormir bajo las estrellas. Ella marchaba a la France y, yo pensé que eso nos haría perder el contacto. Al fin y al cabo éramos unos recién conocidos. Sin embargo, iniciamos una correspondencia de “correos eléctricos” que nos llevó, no sólo a ir conociéndonos más y más, sino a vernos cuando ella venía por estas tierras. Poco a poco fui ganando una compinche de las buenas. Ahora, es como mi hada madrina que digo yo: siempre está allí, en el momento preciso, para ofrecerme un pequeño oasis. No te imaginas, quilla, lo bien que me vino el barranco y Lérida. No te imaginas, quilla, lo bien que me vino saber que tenía una buena amiga con quien poder contar.

En un principio, como iba contando, tenía planeado asistir, sin ninguna duda, a su cumpleaños. Anda que no me hacía ilusión. Iría ya el Viernes para desconectar y disfrutar todo el fin de semana. Pero, claro, mi vida, hay mi vida… El trabajo, volvía a truncar mis sueños e ilusiones. Le mandé un mensaje: no podía ir. Habrá fotos cuando estén en mi poder, lo prometo.

Sábado, 16.30 horas. Estoy en el curro y me dice el encargado: “Christian, esta noche no vengas, que el Martes hay presentación de platos y como no sé las horas que durará…” “¿Seguro?” Le pregunto. “Sí, no vengas esta noche”. Salgo del curro, no tengo el móvil, desgraciadamente está en casa. Camino a la velocidad del rayo. De camino, una quilla, sordomuda ella, con un papel. Me paro, firmo, doy un donativo (yo que no tengo un chavo), y sigo correteando hacia mi casa. Llamo a Cristina. “Tía, que puedo ir”. “Qué ilusión, que guais”. Y tras unos intentos y unas gestiones, lo conseguimos: He de marchar a Huesca y de ahí (jugaba Goñi un partido de balonmano), me llevarán a la urbanización de la casa de Cristina.

Voy a la estación y pido el primer billete para Huesca. Es a las 19.30 y, como soy así, lo pillo sin pensar. Joder, pero si hasta las 21.30 pasadas no quedaré con Alba y Goñi… Pues, olé, mi cabeza que es un hervidero me dice: llama a Carmencita y así os tomáis algo.

Carmencita: es una quilla de mi clase a la que le tengo un montonsito de cariño. Nos conocimos ya el año pasado, y nos fuimos haciendo compinches. Me encanta, porque siempre estamos bromeando con chorradillas y, además, ya empezamos a contarnos nuestras cosillas. ¡Esa Carmencita, olé! A ver que día nos vamos a rumbear, sea por Huesca, sea por Zaraguaya, que nos lo pasaremos genial.

Efectivamente, ya tengo plan. Y de paso, vemos a Vero que trabaja en un bar. Gracias por las cañitas y las olivas, quilla. Ah, Vero es también de mi clase, y este año la voy conociendo un poquito más. Está guachis también, porque se nota que es muy majeta.

“Iré en un Toyota negro” “Pues yo llevo una chaqueta marrón y una gorra negra”. “Nos reconoceremos seguro”. Alba y Goñi me recogen. Son los primeros que conozco. De hecho, sólo conozco a Cristina y a Virginia, “la señorita borrajas” del festival anteriormente mencionado. Iba a ir el Viernes, pero llego el Sábado casi a las 23.00 horas. Que más da, estoy allí, celebrando el cumpleaños con Cristina. De regalo, el nuevo disco de Macaco y un libro de Mishima: La perla y otros cuentos. Dos auténticas joyas. De regalo: un abrazo y la ilusión de compartir ese día con ella.

Hay mucha gente. Está guachis, porque enseguida se presentan todos/as. Jejejé, nos reciben con la cena recién hecha: costillitas a la brasa, yuuuuum. La fiesta ha comenzado y, con ella, mi alocada cabeza empieza a dar vueltas. A mi lado, Yoel (o como carajo se escriba), que es con quien primero cojo confianza y me echo unas risas, y Laya y Ona (¿Se escribirán así sus nombres?) En un momento de la noche algo me dice que he de hablar más con ellas. Y aquí empieza el sinsentido total. Lo primero, mi acertada frase: “¿Así que sois italianas?” Me miran extrañadas: “No, somos de aquí” “No, no puede ser”. “Que sí, con el acento catalán que tenemos…”. Bueno, yo me quedo flipado. De veras, para mí que les había oído hablar en italiano. Da igual, a partir de ahora serán de Italia. Yo, obviamente, soy de Colombia. Y para no tener resaca lo mejor es comer una ensalada de tomate y queso fresco, con su ajito, el orégano y el aceite, acompañado con dos o tres vasos de agua, antes de dormir. Si, a pesar de ello, tienes resaca al despertar, desayuna una manzana.

“¿Y de que parte de Italia sois?” “De la Toscana” “Que bueno, con el solecito, esas tierras tan rojas…” “Sí, sí, es súper bonito” Pasa el rato… “Pero tú (va dirigido a Ona), tienes orígenes en Grecia, porque tienes alas en los pies y, a veces, puedes subir volando al Olimpo” “Sí, sí, pero me gusta estar más por la Tierra”. Desvaríos varios y los tres somos una especie de diosecillos que, cuando quieren, pueden visitar el Olimpo. Reímos, reímos, no podemos parar. Y, de repente, no sé cómo sucedió, empezamos a distribuir a la gente por países: Hay dos suecas, dos franceses y dos francesas, un suizo, dos austriacas y un austriaco, un quillo de Bruselas, por aquello de las telecomunicaciones y nosotros tres que somos de Italia (sí, hay momentos que la nacionalidad cambia en un pis-pas). Ah, pero faltan cuatro (dos quillas y dos quillos) ¿De dónde serán? “Son búlgaros y tienen un oso atado en la puerta” Semejante majadería sólo podía salir de mi cabeza. “Estamos en una gran Torre de Babel y, lo extraño, es que entiendo a todos”. Les digo a mis compinches Italianas (quienes siguen hablando en italiano de vez en cuando) “Bueno, a los búlgaros a veces no”. Reímos, reímos, no podemos parar. Estas dos quillas italianas se marchan a dormir, no sin antes hacerles saber que me caen súper bien y que, como suelo decir, “son mis mejores amigas”, jajajajá. Anda que no me lo pasé bien ni na’ con ellas…

¡Toma! Deciden que hay que jugar al Twister (conocido toda la vida como el enredo). Yo propongo que seré juez. Mi misión: darle a la ruleta y decir: “Pie derecho, verde. Mano izquierda, amarillo”. Vaya lío se está montando en el terreno de juego… Se termina el juego y, al rato, decido marchar a dormir. ¿En que habitación? Pues como no, Cristina decide que iré con mis compinches italianas.

Me despierto. Allí están ellas, la mar de majas. Me dicen que me levante, que mire las vistas que hay (ellas habían subido ya el Viernes): el pantano, con las montañitas… “Y pasó un tractor…” “Buah, súper bonito el tractor, eh? Ahí, ahí, naturaleza…” Volvemos a reír. Laya me ofrece una manzana para desayunar. No es por la resaca, mal pensados/as, sino por tomar una frutita fresquita que entre la mar de bien. Ya se van a marchar. A mí me da pena, la verdad. Nos despedimos y les digo: “Jospes, si os he cogido hasta cariño y todo”. “Normal, si es que lo hemos pasado genial”.

La gente se va marchando, ya quedamos pocos. Comemos y jugamos a “El Lepe”, una especie de “Un, dos, tres”. Terminamos, dormitamos… Me entero de que uno de los búlgaros es guardia civil. Es hora de irse. Goñi y Alba me acercarán a Barbastro, aunque al final lo harán hasta Huesca (ellos van para Pamplona). La despedida, como suele ser costumbre, da penita. Yoel, quillo, gracias por el bocadillo y las risas que nos echamos al inicio de la noche. Bueno, gracias a todos/as por haberme hecho pasar una noche fantástica. Y muchas gracias a ti, Cristina, por invitarme a tu cumpleaños y por la ilusión que te hizo que fuese y la que me hizo a mí estar allí. Una vez más: El Boogaloo es una manera de vida.

“Vivo en una isla, vivo en una isla, pero sin mar, pero sin mar”.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Cita: "El mito de aretusa"

Aretusa, incapaz de alcanzar una realización imposible por medio del amor, se convirtió en una fuente para alimentar a los demás con sus lágrimas.

ANAÏS NIN, Diario II (1934 – 1939)

La caída

Bueno, ante la insistencia de varios/as de vosotros/as de que ponga imágenes, iré colocando alguna de vez en cuando, para que no os quejéis:

lunes, 11 de diciembre de 2006

Cita

"He vivido tanto tiempo contigo en la imaginación que ahora casi tengo que volver a inventarte para retrotraerte a la vida. Tal vez estuve deformando todos estos años, pintando tu imagen para mí… Quizás ahora seas simplemente una ficción, en lugar de carne y hueso, que se mueve entre la gente y las luces. No encuentro valor para comparar la verdad con la realidad aún."
LAWRENCE DURREL, Mountolive (El cuarteto de Alejandría III)

Ha muerto Pinochet

Hace unos minutos he visto en algún noticiero la información de la muerte de Pinochet. Ahora mismito, mientras elaboro un trabajo para clase, he recibido un sms de Paula. En el pone: “Pinochet ya no respira y el aire es más puro en el mundo. Un recuerdo para sus víctimas y una maldición para sus seguidores. Pásalo”. Claro, lo he pasado, quilla; pero, obviamente no es suficiente para mí. Así que dejo el trabajo de clase aparcado unos minutos (los que hagan falta), y voy a redactar mi pequeña aportación, que para algo tengo este blog, jejejejé.

Ya, en una ocasión, plasmé en mis escritos la canción “Te recuerdo Amanda”, del chileno Víctor Jara. Ahora, como no, voy a escuchar algunos de sus discos mientras preparo esta nueva entrega. Él fue una de las víctimas del dictador, sólo por cantar, sólo por expresar lo que pensaba, sólo por preferir un mundo de paz y libertad. El 11 de Septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas a sangre y fuego tomaron el poder. Bombardearon la Moneda y por última vez se oyó la voz de Allende...” no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos...”
Víctor fue torturado y asesinado en el Estadio Chile.
Así que hoy, como homenaje a todas las víctimas, dos canciones:


VIENTOS DEL PUEBLO

De nuevo quieren manchar
mi tierra con sangre obrera,
los que hablan de libertad
y tienen las manos negras;
los que quieren dividir
a la madre de sus hijos
y quieren reconstruir
la cruz que arrastrara Cristo.

Quieren ocultar la infamia
que legaron desde siglos,
pero el color de asesinos
no borrarán de su cara;
ya fueron miles y miles
los que entregaron su sangre
y en caudales generosos
multiplicaron los panes.

Ahora quiero vivir
junto a mi hijo y mi hermano
la primavera que todos
vamos construyendo a diario;
no me asusta la amenaza,
patrones de la miseria,
la estrella de la esperanza
continuará siendo nuestra.

Vientos del pueblo me llaman,
vientos del pueblo me llevan,
me esparcen el corazón
y me avientan la garganta;
así cantará el poeta
mientras el alma me suene,
por los caminos del pueblo
desde ahora y para siempre.


EL MARTILLO

Oh hermano, oh hermano.

Si tuviera un martillo
golpearía la mañana,
golpearía en la noche
por todo el país.
Alerta el peligro
debemos unirnos
para defender
la paz.

Si tuviera una campana
tocaría en la mañana,
tocaría en la noche,
por todo el país.
Alerta el peligro
debemos unirnos
para defender
la paz.

Si tuviera una canción
cantaría en la mañana,
cantaría en la noche,
por todo el país.
Alerta el peligro
debemos unirnos
para defender
la paz.

Ahora tengo un martillo
y tengo una campana
y tengo una canción que cantar
por todo el país.
Martillo de justicia,
campana de libertad
y una canción de paz.

Oh hermano, oh hermano
y una canción de paz.


Con esto quiero no sólo hacer un homenaje a todas aquellas víctimas, a aquellos/as desaparecidos/as, que quedaron en Chile, sino también a aquellos/as que quedaron en España en tiempos de aquel dictador cuya escultura ecuestre aún puede visitarse en Santander. Son muchos/as los/as fusilados/as, son muchas las fosas, son muchos/as los/as que se quedan en el olvido. Tan sólo es un granito de arena, pero así se empiezan las dunas.
Un beso para todos/as

Seguimos por el caos

Caos, caos, caos… nunca se puede salir de él, aunque lo intentes. Lo bueno es hacerse a él, divertirse con este continuo girar de noria extraviada de aturdida feria, de desenfreno y de locura. Propósito número uno: intentar enderezar el camino, lleva demasiado tiempo siendo tortuoso. Evaluación final: progresa adecuadamente, mas los astros impiden que pueda llevarse a efecto su solicitud. Bueno, admitiremos que siempre queda adscribirse al Boogaloo.


El Martes me acerqué a Núcleo (tienda de zapatillas ubicada en la calle Libertad), para ver la primera exposición de dibujos de una compinche. Efectivamente, se nota que es su primera exposición. Se trata de cinco dibujitos de niños rechonchos cuyas cabecitas quedan ocultas por bolsas de papel. Los dibujos me gustan, incluso las frases que los acompañan. Pero, les falta “su toque”, les falta la garra, la fuerza de un lenguaje propio que todavía no ha llegado. Su próxima exposición será para Marzo, y espero apreciar ya esa evolución, porque calidad posee. Sí, sí, me parece correcto.



Y, ahora, uno de esos sucesos paranormales que me suceden. Miércoles por la tarde. La oscuridad ya se ha adueñado de la ciudad a pesar de ser sólo las 19:15 horas. Me dirijo hacia la filmoteca, puesto que se va a proyectar el documental de Carlos (el quillo de Jaén que está en la Casa de Velázquez con quien marchamos de juergui la noche del “strokero”), dentro del ciclo de Imágenes contra el olvido. De camino, aquí, en el barrio, me viene un tipo y me pide dos euros para llamar a su familia. Le digo que no llevo suelto (cosa que era verdad) y que tengo prisa porque he de llegar a la filmoteca. Y me sale con el cuento de “ya sabes como somos los gitanos, hoy me haces un favor y yo te lo devolveré en un futuro, que si patatín, patatán...”. “No llevo suelto, repito”. Aún así, miro en el monedero. Mal hecho. “Llevas un billete de 20 euros. Cambia en el bar y dame 5”. No, le increpo, no te puedo dar 5 euros porque voy mal de dinero”. Insiste, insiste “Mira, me he escapado de la cárcel” “¿Y eso? No jodas, cómo se te ocurre hacer eso” Para ver a mis hijos, que tengo dos criaturas pequeñas” “Ah, bueno, si es para eso… haces bien, que carajo”. Insiste, insiste, y yo empiezo a cabrearme, de manera que empiezo a chillarle… “Estás armando un escándalo” me suelta. “Sí, claro que sí, porque estoy cabreado. Mira tío, estoy en el paro, no tengo casi dinero, estoy buscando trabajo y no sé ni si llegaré a fin de mes. Y tú me pides 5 euros y no comprendes que me va mal. Lo siento, tío, pero las cosas no son así. Y me jode que yo tenga que comprenderte y ¿tú a mí? Ah, eso no cuenta ¿o qué? Pero, mira, a pesar de ello, voy a cambiar y te voy a dar un euro”. Entro a un bar, cambio, y al salir le doy el euro. Casi como si me tomase el pelo, lo veo hablando por el móvil (y me había pedido el dinero para llamar a su familia). “Dame cinco, vuelve a decirme”. “Lo siento, pero me voy que no llego y, además, no te quejes que te he dado uno”. Reanudo mi camino, casi las 19:30 y he de llegar a la filmoteca…

¿Qué tiene Teruel? Dicen que no existe, pero este puente se ha ido allá un montón de people. Joder, preguntad a cualquiera y seguro que conoce a alguien que marchó a la ciudad de los amantes. ¿Cabrán todos/as allí? Envidia, envidia sana es lo que tengo, que me he tenido que quedar en la urbe… Afortunados/as aquellos/as que, no sólo visitáis tierras turolenses, sino que habéis podido alejaros de la ciudad en la que vivís por unos días. Nada, yo al menos, voy a poder hacer trabajillos de clase y, por la noche… “a rumbear”.


¡Bueno! Ayer fuimos a casa de una compinche de Ana. Allá empezó a llegar cada vez más gente y, de repente, un quillo y una quilla que habían estado de periplo sudamericano. ¡Genial! El país que más les había gustado no podía ser otro que Colombia. Normal, carajo, si es que es lindo como ninguno. Me he acordado por lo de “rumbear”, jejejejé. Me encanta, porque ayer, de nuevo, conocí a gente súper majeta con la que compartí momentos de la vie.

martes, 5 de diciembre de 2006

Al irnos de viaje

Nocturno. Sólo tres luces. Una en mi cara, otra en la ventana, la otra es la llama. Entra, recorre mi cuerpo, llena mis pulmones, engrandece mi pecho. Y sale, humo que se evapora ante mis ojos. Dos flores se cruzan, se muestran redondas. Entre ellas, una mariposa que vuela. Un hada, se trata de un hada. La estela que deja es de estrellas y, al fondo, la Luna. Hoy está preciosa. Ilumina las nubes grisáceas que, tímidas, reflejan nuestro vaivén del camino.

Un ladrido, ahora es silencio. Sentados, rodamos deprisa. Llegamos al río. Andamos más lento. Un ladrido, ahora es un eco. Paredes, edificios. Iluminada, resalta el azul, el verde, el misterio. Los trazos, colores, los muros. Y miro, ahora es silencio. Camino de espaldas y, mientras, me alejo.

Escribo. Llama iluminada que enciende mi pecho. Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol. Hoy no quiero irme a dormir sin dedicarte una canción. Vivo entre la yuca y la palma, entre el café y la locura. Vivo entre la hierba y la magia de blanca espesura. Me río, lo entiendo, siquiera lo evado. Gracioso confuso, en tierra, tragado. Que suerte que tengo: palabras que arrullan hoy velan mi sueño…

lunes, 4 de diciembre de 2006

Un día en Astún


Domingo. Las nueve de la mañana marcan la hora de viaje. Da igual que nos retrasemos, da igual que unos papeles, que unos programas, que unos imprevistos de última hora, hagan que nos dirijamos más tarde hacia mis queridos Pirineos. Ana, Runa (esa perrilla loca), “Gazpacho” y yo somos viajeros de día…

“Muerde los pies, muerde los pies. Ven, pa’ca, cuidao con la culebra, que muerde los pies”.

No hay nieve, las montañas en la penumbra muestran su decaído verdor. Los picos blancos anuncian la cercanía de los primeros copos en las pistas, mas la lluvia nos comunica que, quizás, hace todavía demasiado calor. Calor. Las caricias, las miradas, un simple paseo: eso da más calor. Que más da que fuera haga frío, que el Sol sólo se nos muestre con un tímido rayo atravesando las densas nubes, que el barro pisoteado refleje los días pluviosos de días atrás. Yo hoy sentí calor.

“No somos estrellas de mar, somos cangrejos de río”.



“El Pelusa” nos recibe como siempre: con su eterna sonrisa. La Taberna está a punto de abrir sus puertas (este Martes ya), y todo está en su punto. Ricas patatas con sepia nos dan, si cabe, más calor. Es acogedor. Será por su mobiliario de madera, será por sus vistas, será porque es “el Pelusa” quien lo lleva. Es acogedor y nosotros nos dejamos llevar; decidimos relajarnos, disfrutar y descansar. A los pies de las pistas todavía quedan remansos de paz.

“Si me muerde los pies yo la tengo que matar, si me muerde los pies yo no puedo ya bailar”.

Sí, para mí también ha sido un día muy bueno. Quizás, me habría gustado más haber estado sentado detrás, aunque allí también existan los cinturones de seguridad. Sí, para mí también ha vuelto a ser un día muy bueno.
“Un duende loco ya llegó, el duende del vino nuevo, perderemos la razón, el vino nuevo llegó”.

Gracias.
“Baila mi Guajira, Guajira Boogaloo”.

El Camino de San Diego, Ficción, Scoop y El Laberinto del Fauno


Hoy tocan reseñas cinematográficas de nuevo. Primero, la película del Miércoles, día que marché al cine con Ana. Bueno, que puedo decir de ti, quilla… eres linda, muy linda. Te conocí hace año y medio en Pirineos Sur, y te regalé una naranja; ahora, tú me regalas momentos deliciosos. La película elegida fue El Camino de San Diego, del señor Sorín. Este director sigue en su línea de extrañas road movies con una película que sigue en la línea de Bombón el perro o Historias mínimas. Con la simpleza por bandera, nos presenta un mundo solidario, una tierra de personas humildes con un corazón inmenso. Todos se ayudan, colaboran, se emocionan… Cuánto que aprender, carajo. La historia, simple. Un quillo, fanático seguidor de Maradona, decide llevarle un obsequio al enterarse de que el Pibe ha sido hospitalizado.


¿Y que película vi el Jueves de la semana pasada? Ni más ni menos que Ficción. Ahí está Cesc Gay (director de la maravillosa En la Ciudad, muchísimo mejor que la proclamada, ese mismo año, Mi vida sin mí), con su estática cámara, desarrollando una historia llena de miradas, de silencios, de gestos, de palabras. Ella es música (en la película toca el piano), él es director de cine. Los Pirineos serán el contexto de esta pareja que se enamora, pero que, por “cosas de la vida”, no pueden estar juntos. Es una película, mas bien podría ser la realidad ¿no? Esa es la cualidad de este director, que te convierte en una especia de espiílla con el privilegio de observar las vidas, ilusiones y temores de sus protagonistas. Nada, otra película que deberé obtener en DVD.


Scoop. Fue hace dos semanas que mi querida Isita y yo fuimos al cinema. Elegimos la última película de Woody Allen, una divertida comedia de asesinatos. Siguiendo la estela de Misterioso Asesinato en Manhattan, obviamente no llega a la altura de ésta; pero, que carajo, cualquier comedia de Woody es mejor que cualquiera otra película de humor que estrenen en los cinemas del mundo. Este genial director sabe cómo se hace una buena comedia y lo demuestra con creces una y otra vez. Yo prefiero películas más serias, mas no puedo hacer otra cosa que recomendaros que no dejéis de ver este film.


Y hace tres semanas, como suele ser habitual en mí, marché solito al cine a ver El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro. Un maravilloso cuento lleno de fantasía enmarcado en el contexto de la posguerra, con los maquis y su ofensiva por los montes. Los malos, son muy malos: Sergi López da realmente miedo, quillos/as. Un mundo de ilusión mezclado con “hechos” de la guerra bastante cruentos. Me gustó mucho, sí, sí. Mejor si la visionáis en pantalla grande, que merece la pena, leñe.

jueves, 30 de noviembre de 2006

Buenas noches... y Cita

Hoy, mis pequeños/as seres de la Galaxia no puedo echarme a dormir sin desearos a todos/as unos dulces sueños.
¡Bueno! Me acabo de encontrar a José Oscar por el Messenger. Me ha dedicado estas maravillosas palabras que, para mí, no pueden ser más que un grandísimo halago:
"Ah tío, ya me leí el libro de Henry Miller. Eres igual que él: las mujeres, los trabajos, te gusta estar con los amigos. Y te veo yendo a París para ser un espíritu libre.
Eres grande, igual que él.
Es un libro que... te cuenta en persona.
Son muchas cosas.
Él defiende a los indios de América y tu a los colombianos, jajajajá".
Y, dense cuenta de la casualidad. En estos momentos, uno de los tres libros que me estoy leyendo es de Henry Miller y Anaïs Nin, así que os pongo cita:
"Más bien se trata de que siempre estoy disponible para el amor, siempre hambriento de amor. Estoy hablando de amor, no de sexo"
HENRY MILLER en Anaïs Nin y Henry Miller. Una pasión literaria. Correspondencia (1932 - 1953)
Esta noche está siendo maravillosa. Cuántas cosas en tan sólo 6 horas. Y es que, por ejemplo, ahora, mientras escribo, me alegran las palabras recibidas, las palabras enviadas, las personas que tengo la fortuna de poder leer al otro lado del mundo, pero tan dentro de la Galaxia. Embriagado de vida, me despido hasta la próxima
Y yo que sólo iba a desearos dulces sueños...

martes, 28 de noviembre de 2006

Cita

-Comment vous défendez-vous contre la foule?
-Monsieur, je ne me défends plus.

LAWRENCE DURREL, Mountolive (El cuarteto de Alejandría III)

lunes, 27 de noviembre de 2006

Para qué fotografiar

Ay, ay, ay… cuánto tiempo sin escribir unas líneas de demencia vital. Hay que poner remedio, pero ya. No sé ni cómo carajo empezar a contar cosas. Bueno, quizás, podemos iniciar este breve escrito con la llegada de Paula.

Paula: Esta quilla nació en Chile, y se nota en su hablar, en su larga y negra melena, en su cariño infinito hacia esa tierra. ¿Hace cuánto tiempo te conozco? Fue en Septiembre (o tal vez Octubre, que mi cabeza ya no está para recordar esas fechas), en un curso sobre fotografía que organizó la UIMP en Formigal, allá en el 2003. “Para qué fotografiar”, se llamaba ese seminario al que fuimos becados. Eso me pregunto yo, ahora, una y otra vez.

Ella llegó el Viernes, justito después de que yo terminara mi segundo, y último, examen de Noviembre. Ya tuve uno el Jueves (Derecho administrativo), ni más ni menos que al mediodía, sin haber comido na’ de na’. Ese mismo Jueves, una llamada, unos nuevos o viejos percances vitales, me llevaron a la determinación de salir de marcha por la noche. El examen era al día siguiente, así que: “qué más da, si ya me lo sé. Hay cosas más importantes que un maldito examen”. Y, entre ellas, claro está, encontramos el estar lo mejor posible con uno mismo. Por cierto, gracias Lidia por esos momentos telefónicos, me vinieron la mar de bien. Ah sí, el examen del Viernes: Hª del Trabajo Social. Pues no salió nada mal, a pesar de estar espeso, disperso y con la cabeza en otras cosas. Lo mejor: la profi haciendo fotos porque era su último examen en esta materia. “Para qué fotografiar…”

Cenamos en mi casa y nos fuimos de marchuqui. Eso sí, una noche tranquilita, que al día siguiente hay que ir a ver cosillas culturales de esta bonita urbe. Y lo hicimos, por supuesto. El Centro de Historia era nuestro destino. ¿Por qué se sigue llamando así un edificio en el que realizan exposiciones-parche para que los ciudadanos nos olvidemos de otro gran fiasco cometido, una vez más, en Zaragoza? Después de visitarlo este Sábado lo podríamos denominar: “Despropósito cultural de apelotonadas exposiciones de dudosa calidad”. Buf, creo que si sigo así voy a ganarme la enemistad de mucha gente, jejejejé.

Nada más entrar, la pésima selección de retratos de nuestros gabachos (para quien no lo sepa es un diminutivo, originariamente cariñoso, con el que se llamaba a los franceses), cinematográficos favoritos. Paula fue mucho más dura que yo: sólo salvaba dos: “Es el más claro ejemplo de lo que no hay que hacer en fotografía”. Seguidamente, una exposición sobre el cine, sus grandes estrellas, mitos… La exposición en sí no está mal, todo hay que decirlo. Pero, la manera de montarla es para tirarse de los pelos. ¡Viva el mundo abigarrado! No sé, a mí me traía a la mente aquellos salones del Siglo XIX con obras desde el suelo hasta el techo cubriendo todas las paredes. Solución: o más espacio, o menos obras. Echa para atrás entrar a ver una exposición tan recargada, de veras. Y, para colmo, las fotos están divididas por temática, pero con títulos como “La traición”, “La dignidad”, “La maldad”, yo que sé. Al más puro estilo del parvulario, quillos/as. Finalmente, el Colectivo Anguila y exposición Aleluya. Vale, partimos de que las fotografías en conciertos son más difíciles, que los recursos están, quizás, más limitados. Pero, de ahí a lo que está expuesto hay un abismo. Al menos, en esta ocasión, pude salvar más de dos, aunque con el porrón de fotografías que hay, tampoco es mucho. Bueno, hay un retrato de Noa que es para demandarlos, jajajajá.

Fuera de lo expuesto, está la manera. Ni uno solo de los “papeles” informativos pegaditos a la pared, que informan al espectador, no posee menos de cuatro, cinco, seis, burbujillas. ¡Horrible! Creo que no se han de hacer así las cosas. Al menos se hacen, argumentarán unos y otros. Bueno, sí, al menos se hacen… “Para qué fotografiar…”

Eso sí, a mí me encanta ver estos disparates culturales y es que, aunque critique, aunque se me vaya el alma en ello, aunque me enerve hasta límites insospechados, soy como la cita de Anaïs Nin que ya mandé hace un tiempo:

“Tanto uno como otro llegan de la calle sonrientes. Aunque vengan de los lugares más inocuos, un café, una conversación con gente anónima, con una persona sin nada especial, sin color, o de una exposición de pintura. Denigran siempre lo que han visto. Pero ellos resplandecen”.



Por la tarde, El Perfume. ¡Soporífera! Típica película que cae en el efectismo visual en detrimento de un mejor desarrollo argumental. Ni a Paula, ni a Mamen, ni a una mujercita desconocida de sesenta y pico años que oímos al salir del cine, ni a Conchi, ni a mí, nos gustó lo más mínimo. Eso sí, tuve que oír: “Es muy fiel al libro”. Creo que la fidelidad con un libro no se logra “calcándolo” tal cual, sino dejando al espectador con la misma sensación. No olvidemos que son dos lenguajes totalmente distintos y, por tanto, han de contarnos las cosas de manera distinta.

Y por la nuit, a rumbear. Como suele ser costumbre, alguna cosa rara ha de pasarme, jejejejé. Por un lado, una quilla que, tras hacerme una entrevista, con prácticas incluidas, sobre los dos besos en las mejillas, quiere hacerme otra, con prácticas incluidas, sobre el beso en los labios. Según ella, nos volveremos a ver, porque coincidimos en muchos bares. Ciertamente, es una quilla bastante linda; pero, creo que habrá que anular citada entrevista, y eso que no estoy en contra del hombre objeto, jajajajá. Por otra parte, el cuidado de Mingo, un icono nocturno que he de preservar hasta que la quilla que lo portaba (la conozco, no os creáis), consiga mi teléfono y reclame su propiedad. Sí, así se lo hice saber y ella se comprometió a superar esta divertida prueba. Hoy, Mingo está en mi casa a la espera de una llamada que lo solicite.




La comida del Domingo, a las 17.30. Jolines, si desayunamos a las 13.00 hay que esperar para comer ¿no? Por la noche, después de cenar con Vicky, sesión cinematográfica en casa: Blow Up, de Antonioni. Esta película te mete, poco a poco, un nerviosismo en el cuerpo… vaya suspense, quillos/as. Un fotógrafo, sin querer, capta con su cámara un crimen, un asesinato que va descubriendo en sus positivados poco a poco. Estética sesentera, el moderno Londres de aquella época, el amor libre… para, poco a poco, llegar a sentirse extremadamente pequeño e insignificante en la inmensa urbe. Hay que verla, hay que verla, yuuuuum. “Para qué fotografiar…”

Hoy, de mañanita, marchó Paula, no sin llevarse grabada la colección de ocho discos de Víctor Jara que tengo y un fotomontaje, todavía inédito, de regalo. No tengo trabajo, no lo encuentro, el dinero se escapa… Bueno, aún tengo cosas para regalar, jajajajá.

“Solía decir que yo era un optimista incurable, pero no era optimismo, era el profundo conocimiento de que, aunque el mundo estaba ocupado en excavar su propia tumba, todavía quedaba tiempo para gozar de la vida, estar alegre, despreocupado, y trabajar o no trabajar”.
HENRY MILLER, Días tranquilos en Clichy

“Para qué carajo fotografiar”

jueves, 23 de noviembre de 2006

Citas

"Hay que tener paciencia, dar tiempo al tiempo, debíamos haber aprendido ya, y de una vez para siempre, que el destino tiene que dar muchos rodeos para llegar a cualquier parte".

"Creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven".
Saramago, Ensayo sobre la ceguera:

domingo, 19 de noviembre de 2006

El Carnaval

Lo que viene a continuación es una “marcianada” de las mías. Mientras escribo, escucho a Pharoah Sanders, un saxofonista de jazz loco muy espiritual, con campanitas, maracas, percusión africana… Anteriormente, os he hablado de Indigènes, una película que transcurre, entre otros sitios, en los Vosgos y en un pueblecito de Alsacia. Asimismo, el otro día nombré que había conseguido El Carnaval de Schumann. Bueno, ya tengo los dos: en Venecia (lo cogí en la biblioteca el otro día) y en Viena, que es el que compré en Madrid. Hace ya un tiempo (lo recordaréis aquellos/as que habéis recibido siempre las “citas para la reflexión”), me leí Tiempo de Morir, de Louis Aragon, donde dedica todo un capítulo a El Carnaval. De ese capítulo, fui extrayendo una serie de párrafos que me parecían ciertamente interesantes y que quería compartir con una persona que es muy especial para mí (por desgracia no pude hacerlo, cosas de la vie); pero, no sólo del carnaval, sino de historia, de música, de vida… Y, al escribir sobre Indigènes, me acordé de Alsacia, de los Vosgos, de Bischwiller y de Pfeifertag.

Unificando para toda la Galaxia:


El Carnaval
Yo es otro. ARTHUR RIMBAUD

El Carnaval… no sólo es de Schumann. Aquí todo es carnaval.

¿En que pensaba Schumann, cuando escribió su Carnaval? Habría imaginado en la casita de… no es querer confundir las pistas lo que me hace dudar delante del nombre del país, pero aunque no esté seguro, aunque mezcle localidades… vamos, digamos: Roeschwood… ¿habría imaginado Schumann en la casita de Roeschwood las relaciones que su música iba a establecer entre el aspirante Pierre Houdry y Bettina Knipperlé? No sé de que año es El Carnaval, cuando después Robert se tiró al Rin, lo que le tañían las campanas en la cabeza, quizá, quizás fuese esto, fuera Richter, este Carnaval. Y Mozart, en la fosa común del cementerio Sankt Maxer, ¿oirá romperse la voz que canta La flauta, terminada algo más de tres meses antes de su muerte? Cuestiones absurdas, como todo lo que la música pone en la cabeza. Pero a fin de cuentas mi vida estará hecha de estos absurdos. La música es mediación, querida Bettina, de la lógica y del delirio, da sentido a lo insensato […]
Así la vida es carnaval, donde las máscaras se separan del mismo modo que se han encontrado.

“Vamos –dijo ella-, ¿otra vez El Carnaval? Cogeré sólo el segundo movimiento, sabe…” Y cuando terminó, me vino una especie de fantasía, quería ese trozo de Schumann, lo conoce, Haschemann… lo conoce. Me canta esta gallina ciega. Mira, ésta es la palabra: más que un carnaval, la vida, aquí, es un juego de la gallina ciega.
Gallina ciega, Haschemann. Dicen que el nombre viene de un caballero, en vísperas del año mil, en vísperas del Gran Miedo, durante la época de Roberto el Piadoso, en alguna parte hacia el lado de Lieja, y que, peleando contra un conde de Lovaina, quedó con los ojos reventados, pero prosiguió en tinieblas en la batalla, con sus compañeros a su alrededor para guiarle, como se hace en la Haschemann, gritándole: ¡Frío! ¡Frío! ¡Caliente, caliente, por aquí! ¡Te quemas! Oh, jugar al ciego, y entonces el mundo se convierte en un Breughel peligroso donde nada tiene ya su forma, y sólo transparentan los monstruos que cada uno tiene en su interior. Pero el ciego también es un rey, a quien sobre sus súbditos desconocidos se ha dado un derecho si límites; si los atrapa, bajo el pretexto de reconocerlos, le está permitido palpar, chica o chico, por todo su cuerpo, por toda su alma, la presa entre sus manos, y esto ya nos viene del Caballero Colin Porte-Maillet, corriendo por el bosque de Ardenne tras los flamencos. No se trata de un juego de niños. ¿En que pensaba, pues, Schumann?

El Carnaval de Schumann dura mucho menos tiempo que la lectura de lo que precede solamente… pero eso es la observación primaria, la cual se limita a la apariencia. Toda esa historia cabe en una gota de rocío. Todo es memoria, hasta el error, hasta el olvido. Todo está levemente “movido”.

Las pequeñas ciudades de Alsacia tienen recuerdos, tradiciones, que les hacen más atractivas de lo que cree el viajero. Así, por ejemplo, Bischwiller. El 15 de Agosto, antes, se llamaba el día de los pífanos, Pfeifertag, y todos los músicos que residían en el Rin a la cresta de los Vosgos, desde el bosque de Haguenau hasta el Hauenstein, iban aquel día a renovar juramento a lo que llamaban el Geigerkönig, el Rey de los violines. Esto desde la época en que se edificó Ludwigsfeste, más o menos. Cuando Goethe iba a casa de los Brion, era el señor de los Dos Puentes que era Geigerkönig, que había heredado por esa época título de los señores de Bibeaupierre. Y Bischwiller sigue considerándose como una especie de capital de la música.

Ahora, suena John Coltrane, otro de esos saxofonistas que me vuelven loco ¡Yiha!

En el capítulo siguiente:

Generalmente, la historia de la música, el desarrollo de la música, entraña lecciones que no parecen preocupar. Desde la primera melopea, las modificaciones de este arte revelan una singular evolución del hombre mismo. Berilos dice eso en alguna parte.
Decidme, quillos/as ¿cómo no iba a intentar conseguir El Carnaval después de todas estas palabras de Aragon? C’est impossible!

Indigènes, Las horas y Muerte en Venecia.


Un día más a Cinefrancia. En esta ocasión, Indigènes, una película situada en 1943-44. Durante la guerra, aún sin haber pisado suelo francés, Saïd, Abdelkader, Messaoud y Yassir, como otros 130.000 “Indígenas” se alistan al ejército galo para liberar a la “Madre Patria” del enemigo nazi. Héroes olvidados por la historia, vencedores en Italia, en la Provenza y en los Vosgos, que, sin ayuda alguna, defendieron un pueblo de Alsacia del asalto de un batallón alemán.
Sí, por fin una película buena. Se acabó la mala racha cinematográfica ¡Yiha! Bueno, bueno, voy a tocar madera, jejejejé. Una película bélica donde la guerra sirve de contexto para analizar la discriminación y el olvido a que fueron sometidos los musulmanes de las colonias que fueron a luchar por La France. Si la estrenan allá donde viváis, no sería mala idea que fuerais a verla. Sin grandes artificios (no se deja llevar por un inconmensurable despiporre de efectos especiales), es una película directa y que se hace cercana.

Me acabo de levantar después de una noche de currele en el Calaveras y Diablillos. Como de costumbre, un poco de reggae, de rumbitas, de sonidos cumbianderos, de pachanka, de ragga… Y así, hasta las 4.30 de la madrugada. Estamos en forma, quillos/as. Y más si te pones a escuchar, mientras redactas, al fabuloso saxofonista Archie Shepp. ¡Este jazz loco me pone!

Ayer por la tarde, vi Las horas. ¡Tachán! Segunda película seguida que me gusta. Menos mal. La verdad es que me gustó, a pesar de que (y es que mi compi de piso, la Conchi no ve las pelis con subtítulos), la tuve que ver doblada. No sé como la gente prefiere ver los filmes doblados en lugar de en V.O.S.E. Anda que no hay diferencia. Para empezar, a los actores sólo los ves gesticular, no sabes como se expresan con el lenguaje oral. Y, yo lo siento, pero se me hace raro ver, por ejemplo, a un montón de chinos hablando a todos en castellano. Que le voy a hacer… De todas maneras, haced una prueba: poneos dos películas de Antonio Banderas: una grabada en España y otra fuera (de las primeras que rodase en el extranjero). Bien ¿notáis alguna diferencia? Pues claro, carajo, porque él no es actor de doblaje.
¿De que estaba hablando? Ah, sí, de Las Horas. Pues bien, siempre me habían hablado bien de esta película, así que tras la interminable insistencia de Conchi para verla ayer por la tarde, accedí a su petición. Salí de casa con la satisfacción de haberla visto, con la alegría de haber visualizado otra película que pudiese recomendar.

Me acerqué a la Filmoteca. Allí había quedado con José Oscar. El Sábado me deparaba mi segunda sesión cinematográfica: Muerte en Venecia. Esta vez sí, los subtítulos aparecían ante mí como una salvación, pues no hubiera concebido ver esta película doblada, ¡buf! Que puedo decir: pues que esta película hay que verla, y ya está. El señor Visconti es un cabrón. Si quiere deleitarnos con la belleza, lo consigue de sobras. Es un continuo poema visual. Encuadres en los que cada cosa está en su sitio para una película que discurre en su mayor parte del tiempo sólo con imágenes y música, y en la que los diálogos son escasos. Ya sabéis, algún día nos volverán a deleitar en la tele con esta película (creo que la emitieron no hace mucho), allá, sobre las 3 de la madrugada en La 2, jejejé.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Cita

"Con la marcha de los tiempos […], hicimos de los ojos una especie de espejos vueltos hacia dentro, con el resultado, muchas veces, de que acaban mostrando sin reserva lo que estábamos tratando de negar con la boca”.
José Saramago, Ensayo sobre la ceguera

El ilusionista

Ayer, Jueves, tocó, una vez más, sesión cinematográfica gratis. En esta ocasión, las entraditas que dieron a Sonia eran para El ilusionista, allá en Grancasa. Bueno, que puedo decir de esta película… Pues que se suma a una semana aciaga de filmes bastante prescindibles. El ilusionista aburre, no te mete en ningún momento en la historia, no deja de ser más que un relato audiovisual que no te aporta lo más mínimo. Hasta los trucos del mago, supongo que por el devenir de la película, no te asombran, no te maravillan, no dejan de ser más que meros acontecimientos que se van sumando al desarrollo de la narración. Lo único bueno y que me sorprendió es el final; cierra muy bien la película y convierten al protagonista en un gran ilusionista; pero, que carajo, es muy rápido y, tan sólo, dos minutos de un total de 110 min. Recomendación: no perdáis dinero en el cine para ver esto. Si queréis, alquiladla o esperad a que la pongan en la tele, jejejejé. Gastaros el dinero en alguna peli mejor.

Por cierto (y sé que no tiene nada que ver), pero tenéis que ir a ver la exposición de retratos de personajes relacionados con el cine francés que hay en la entrada del Centro de Historia. Lamentable. Buf, de lo peorcito que he visto en mi vida. De verdad, que le quiten la cámara a ese ¿fotógrafo? O, al menos, que si hace retratos tan pésimos no lo expongan en un sitio público, que pagamos todos/as, ya que no nos merecemos que nos tomen el pelo de esta manera. ¡Un poco de criterio, carajo!

Maravillosa ciudad de despropósitos culturales…

Espero poder asistir a algo bueno estos días venideros, que parece que no me gusta na’, jajajajá.

Uy, que bueno es Battiato

jueves, 16 de noviembre de 2006

martes, 14 de noviembre de 2006

Lunes para punkies. Dos películas maravillosas.

Lunes. En teoría día de estudio intensivo. Mas, como no, mi vida vuelve a prepararme otro de esos días en que hay que adaptarse a los nuevos planes que van surgiendo.

Por la mañanita, con Javi. Me pide ayuda y yo, como no, se la concedo gustoso. Llevamos un cuadro grandote del carajo a la Delegación del Gobierno. Bueno, creo que se me ha alargado el brazo diez centímetros. Tomamos algo juntos: una mini hamburguesa con una cañita with limón. Y, de repente, aparece Lidia, que va a ir a mi casa a tomar un café. Pues, como no, Javi y yo nos apuntamos.

Mi casa. Asun, Conchi, Mamen, Lorenita, Lidia, Javi y yo. ¿Un lunes a las 12 de la matin tanta gente joven junta y sin hacer nada? Algo funciona mal, algo funciona mal ¿O quizás demasiado bien?

La tarde está perdida. Inauguro este blog, y entre cambios, diseño y demás pues se me hacen las seis. Bueno, aún puedo estudiar dos horillas. Pues sí, soy aplicado y me meto en la biblioteca.

Es hora de irse. Cinefrancia nos espera: Les anges exterminateurs. Comienza tarde, cosa que ya me jode en demasía. La película: según el director una visión sobre las fantasías sexuales de las mujeres. El film en sí, no está mal del todo. Una película correcta, sin más. Vamos, que le iba a poner hasta un 3 en la escala del 1 al 5 (un aprobadillo, por no ser muy riguroso). Sin embargo, después del tiempo de preguntas, mi puntuación bajó al 2. “Cate”, “cate”. Excesivo apoyo por parte del director en el tema del tabú. “Mi película no pretende ser transgresora, sólo intento tratar algo que se hace todos los días... patatín, patatán” Y, como no, “es un tema tabú en la sociedad”. Puag, me río yo de que sea un tema tabú. Quillo, que no estamos en los 80’. Después de ver la soporífera 9 songs, película mediocre donde las haya (estuve a puntito de irme de la sala), creo que, en cine, ya no puede “alarmarnos” nada. Interpretación mía: el director no quiere una cinta polémica, ni transgresora, sino tratar el tema sin tapujos; pero, que carajo, se apoya precisamente en eso todo el rato para defender su proyecto, en ese tabú social que según él predomina en estos momentos. Y ya sabe que creará polémica (o al menos eso espera él), lo que le dará publicidad (sea buena o mala) y, por tanto, llevará al espectador a las salas. Como digo, es una interpretación mía.

Comparto la idea de Javi: la visión es totalmente masculina y, al final, el director es castrado, sólo por voyeur ¡Hay que joderse! Vaya manera más facilona de redimir sus “pecados”. A parte, cae en una pedantería de lo más superflua con una voz en off que narra toda clase de memeces. De verdad, se podría centrar más en hacer una película buena que en sus pajas mentales freudianas. Tanto psicoanálisis va a acabar conmigo ¡Freud era un tarado, coñe! Y lo lamentable es que aún siga influyendo tanto…

Vinito al lado de casa. Engañamos a Javi. Subimos al hogar y vemos… El Código Da Vinci. Mala es poco. Bueno, la película cae en toda clase de tópicos audio visuales. Los diálogos rozan el esperpento, con conversaciones y afirmaciones que llevan a la desesperación. Quizás, como comedia, valga la pena, jejejé. Lo mejor: Tom Hanks mirando como hacía Emilio Aragón en Médico de familia cuando estaba triste o pensativo. No me he leído el libro; pero, después de ver la película y de que Javi me contase cosas que en él aparecen, se me han ido todas las ganas, porque sé que lo dejaré a mitad. Bueno, o quizás se pueda leer sólo para poder arremeter contra toda esa literatura “de tres al cuarto” que, con sus conspiraciones mundiales, abren la panacea de lo desconocido de una manera absurda y con pruebas de colegial quisquilloso.
Decido meterme en política. Llego al poder, con toda esa radicalidad que en mí pone la gente. Después de una quema, cambiada posteriormente a un prólogo, sólo en busca de salvar a la humanidad de tanta majadería, llego a la conclusión de que, en esa supuesta nueva época, Platón es el primer punkie. Pero, bueno, eso es otra historia acontecida en mi alocada cabeza. ¡Platón era un tarado, coñe! Y la pena es que aún siga influyendo tanto… Eso sí, como literato era la hostia, que conste

lunes, 13 de noviembre de 2006

Madrid - Visita a Javi Joven

Hola, mis cuates,
Os escribo desde Madrid, donde llevo ya desde el Miércoles (hoy es Domingo), atrapado en la Casa Velázquez. Llegué ese día, para ver a Javi, con ganas de permanecer tres días, marchar a Zaragoza y, después, engancharme al estudio de los exámenes de "Diciembre" (son en Noviembre). Pero, carajo, se está tan bien aquí que casi cuesta hasta irse. A ello, claro está, influye la gente. Vamos por partes, como siempre, que si no me lío.

Hoy comienzo con la cita, y seguimos con Saramago y su Ensayo sobre la ceguera:
"La alegría y la tristeza pueden andar unidas, no son como el agua y el aceite."

Llegué el Miércoles por la tarde, sobre las 19.30. Ese día, obviamente, Malasaña nos esperaba. Allá fuimos, dispuestos a tomar una cervecita tranquilamente, dispuestos a contarnos las cosillas que se quedan atrás después de unos días sin vernos. La fortuna estaba de nuestro lado. El Vía Láctea estaba abierto y con una música bastante buena, marcada a ritmos de rock'n'roll, o de swing en ocasiones. Mas, eso no es lo mejor con respecto al bar, sino que tuvimos la inmensa suerte de ver un vídeo de un gran niño pelotudo que cantaba el Surfin' USA: Aaron Carter ¡Inolvidable!
Luego, al Tupper Ware, con modernos y guiris a mansalva. Decoración estupenda llena de televisores de fantasía, de muñecos que nos acompañaron en nuestros primeros días, en nuestra infancia casi arrinconada, en la cercana adolescencia hormonada. Muy chulo y música cañera. Me parece muy bien.
Es tarde, pero aún hay metro. Vamos, quillo, que lo perdemos…
El Jueves se presentaba incierto. Javi tenía que trabajar, así que yo decido aplicarme. Empiezo a disparar fotos para mis trabajos. Muy listo, no llevo el cable para descargarlas en el ordenador. ¡Soy un desastre!
Comida: Conozco a Alejandro: "el salvatrucho", un tipo de Costa Rica la mar de peculiar. Mola, tiene una de esas cabezas que son auténticas ollas a presión, un hervidero de patrañas maravillosas, un saco profundo de karaokes insensatos.
Seguidamente, es el turno de Carlos: quillo de Jaén que se dedica al cine. He de ver el corto que me ha regalado, pero ya ha contado cosas muy interesantes. Más gente, y más gente, y aparece…
Núria: quilla de Alcoy (Alicante) bien linda. Gracias a ella, puedo trabajar estos días, porque lleva un chingajo de esos en los que puedes meter diferentes tarjetitas. Esta quilla "rompe muebles", jajajá (soy un majadero explicando las cosas) y, luego, lo documenta con fotografías. Posee una sonrisa fascinante y se convirtió a la banda enemiga de los salvatruchos; pero, bueno, esos defectos no han de tenerse en cuenta, jajajá.
El plan para este día: teatro, luego jazz en directo y, después, quien sabe.
Carmen: Es una diosa, una gran mujer que quedará para siempre en el recuerdo. Busco caramelos. Alimentación. Aquí habrá. Los encuentro o, más bien, Carmen me indica dónde están. Alegría, sonrisa, un bocata por un euro… ¿Qué? Sí, sí, os preparo un bocadillo, si queréis por un euro. ¡Buah, demasiado! Claro, accedimos, los tres, maravillados, tanto que le pregunte si quería ser mi mama, jajajá. ¡Te queremos, Carmen! Bocata + lata de refresco: 1,65 €.
El teatro: Makbet . ¡Santa Barbara de los ojos abiertos! Auténtica bazofia, la más pura patraña, la más ruin manera de engañar al espectador con demagogia barata, con discursos de barraca de feria, con interpretaciones lamentables y patéticas. Nadie se podía esperar algo así en el Festival de Otoño. Mejor pillar la fiebre amarilla que volver a ver esto… Grrrrrr. Salimos Javi, Núria y yo esputando toda clase de barbaridades ofensivas que se nos ocurrían (sobre todo yo, jejejé, que soy un radical); también Carol, Helène y otro quillo de la casa que habían asistido estaban indignados con semejante "obra".
Jazz: Concierto bueno. La gente se había marchado. Javi y yo esperamos a Carlos en el Junco (bar de jazz). En sus inicios, una mezcla de Pedro Guerra y jazz; después, más groove, más funky, más soulero… Correcto, correcto. Y, finalizado, nos vamos con Carlos al Honkey Tonk, o algo así. Bueno…
Concierto ¿"punkpopero"?: En el escenario, unos tipos que recordaban a El Canto del loco, procedentes de Alicante, pero residentes en Madrid (uno no, había ido de propio desde la ciudad levantina a tocar). Claro, payos/as, como no me voy a acordar aquí de esos/as quillos/as "alicantinos" del carajo: ese Drac, el Ponfrik, la Jou, Riles, la Raqui… ¿para cuando otro viaje juntos? Igual marcho de visitilla un finde de estos cuando haya hecho los exámenes de Noviembre. Ya veré. Con deciros que lo mejor del concierto eran las versiones que hacían está todo dicho.
No sé que hora de la madrugada: al Nastic, bar de strokeros con música bastante marchosa. Aquí es cuando decidí que la vida es dura, jajajá. Un strokero del carajo meando, yo que me pongo a su lado a orinar también (ya sabéis todos/as como son los urinarios de los bares). Lleva un rato y, de repente, observo que me está mirando… bajo la mirada y la cabeza me da mil vueltas: ¡cagon to! ¡Ese movimiento de mano, no… y menos mirándome! Ay, ay, ay… ¡maldito strokero del demonio! ¡Será marrano! Y mirándome a mí… que repelús, coñe.
Mil bailes después, termina la noche. Taxi y a casa. Vamos, noche redonda: teatro horrible, jazz correcto, alicantinos tocando detestables y, para colmo, un strokero se masturba mientras me mira ¡demasiado, güei! ¿Cómo no os voy a enviar ese correo de madrugada?
El Viernes fuimos a ver Infiltrados, de Scorsesse. Para aquellos/as que no la hayan visto: no perdáis el tiempo. Escenas que se alargan en demasía sólo para demostrarnos que trabajan muy bien los actores (odio esas especies de "duelos" interpretativos que se realizan en ciertas pelis para lucimiento del actorcito de turno), otras que sobran, diálogos infantiles… Vamos, una joyita. No comprendo como a Núria y a Javi les ha gustado. Yo me aburrí como una ostra. Tanto que decidí irme a comprar una película el Sábado por la mañana para verla al día siguiente.
Sábado: a la FNAC. Pelis… Acabo llevándome El Arco de Kim Ki-Duk, e Inseparables de Cronenberg. Pa' que, pa na', porque por la noche Núria, Javi y yo nos quedamos viendo la grandiosa El Sueño eterno ¡Olé! Por cierto, petit es le Monde, porque al ladito de la FNAC me encuentro a Núria esperando a un compinche y, seguidamente, a Natalia (esa pedazo de maña que tanto quiero), con Carmelo que van a comer por ahí. Joder, es casualidad ¿no? No la veo en Zaragoza, ni a la de tres, y me la encuentro en Madrid ¡Hay que joderse! Por la tarde, exposición de García Alix, con fotografías de los 80s llenas de macarras y yonkis. Sus primeras fotos, sin más. No está mal, pero tampoco está como para tirar cohetes.
Hoy, al Reina Sofía, que es gratis. Tantas veces en Eusebio Sempere, y hoy veo dos cuadritos suyos por primera vez. De nuevo, nos hemos juntado el trío calavera que tan activo ha estado estos días para, en esta ocasión, hacer mañanita cultural. Después, a comer a un vegetariano. Yum, yum, rico, rico. Pero antes ¡tachán! La evolución creadora, de Bergson, aunque sea en francés. Por fin lo conseguí, por fin acabaré más descerebrado y majara de lo que ya lo estoy ¡Viva!
Y, ahora, os escribo con la satisfacción de haber terminado 4 nuevos fotomontajes destinados a una próxima exposición que tendrá lugar en Zaragoza Conection. He de hacer alguno más, claro está; pero, tiempo al tiempo…
Zaragoza. Ya he llegado al hogar que apenas puede verme. Como no he podido enviaros el correo, pues sigo.
Domingo: fiesta en el bar ¿? organizada por Carlos. La idea, un par de barriles gratis y botellitas de vino; además, olivillas y patatitas. Un porrón de gente, carajo. Muchas personas de la casa Velázquez, otras, compinches de Carlos. Entre esta multitud, una quilla de Zaragoza, Pilar, que es amiga de Javi y a mi me sonaba un porrón. En la mesa, entre más gente, Núria, Javi, Alejandro, el que escribe y…
Greta: una chicuela de Valencia a quien veo como siempre me he imaginado a las mujeres (y los hombres) griegas. Poderosas, imponentes, agarradas a la tierra con una gran firmeza que les da fortaleza. Al mismo tiempo, dulce, tierna, y con una mirada que penetra hasta lo más hondo… Realiza fotografías.
Gabi: Peculiar ser de la galaxia que se dedica a bailar frenéticamente al son de la música, con toda clase de aspavientos sin sentido (¡mola mogollón!), y que le echa los tejos a todo lo que se mueve. Es mi gran ídolo porque aprende el lenguaje salvatrucho echando leches.
La noche es divertida, el lenguaje salvatrucho está de moda y las fotos insensatas sacan lo mejor de cada uno: bandas rivales con peligrosos cuchillos marcando el terreno que no es traspasable. Creo que nuestra mesa es genial porque se ha formado una complicidad salerosa que hace que estemos la mar de a gustito. La fiesta continúa en casa de Helène. No obstante, nuestros cuerpos no pueden más y al rato de estar en su hogar, marchamos a la casa a dormitar.
Lunes: Destacaremos el concierto de The Matthew Herbert Big Band, porque el resto del día transcurrió sin grandes sobresaltos. Un concierto que empezó flojo, muy lineal, sin pasión. Tras cuarenta minutos prescindibles, la cosa cambió y una explosión de júbilo lleno la sala. La música se convirtió en energía, la energía en baile, el baile en eclosión y la eclosión en diversión. Así, el jazz funciona. Una hora, contando los bises, que sí mereció la pena. En un momento, el director de orquesta empezó a dirigir con una barita-neón luminoso y, no sé porqué, me vino a la cabeza el trabajo de todos aquellos que dirigen orquestas, da igual de qué tipo, da igual si son súper humphreys o simples pedugos que aporrean mesas, suelos, sillas… No sé, un olé para todos/as ellos/as.
Asimismo, anteriormente (por la tarde), me fui a comprar regalitos (libros de segunda mano) a estos nuevos seres que compartieron experiencias conmigo.
Martes: Es el día que he de marcharme (hoy). No me apetece na' de na', pero que le voy a hacer. De mañanita, a desayunar a Bellas Artes, así miramos la librería y Javi compra material.
Ya es hora de irse. Dejo en los buzones los correspondientes libros: Para Alejandro, Akhenatón; para Greta, Justine; para Carlos, El amante de Lady Chatterley; para Núria, en mano, Trópico de Cáncer. Me da pena no poder ver las caras que pondrán cuando descubran la sorpresa.
Cosas que he conseguido:
Libros tiradísimos de precio: D. H. Lawrence, Mujeres enamoradas; Lawrence Durres, El cuaderno negro; Yukio Mishima, Nieve de Primavera ; Rimbaud, Obra completa (edición bilingüe); Arnold Hauser, Hª Social de la Literatura y el Arte (3 vols.); Henri Bergson, L'évolution créatrice.
CD's: Los Salvajes, Sus singles y EP's en la voz de su amo; Schumann, Carnaval (ya no hace falta que me lo grabes, gracias)
DVD's: El Arco , de Kim Ki-Duk; Inseparables, de Cronenberg.

Desventuras Cántabras - Octubre

1 de Octubre de 2006

Hola, mis pequeños/as seres interestelares,

Ya estoy de nuevo en Zaragoza, aunque sea sólo unas horas. Para satisfacción mía ya no ha sucedido nada extraño durante el viaje. Ya sólo una pequeña anécdota que refleja un poco los sucesos "paranormales" de mi acontecer diario. Llego el Viernes (ayer) al hotel. Como y me pongo a trabajar con el ordenador. ¡Uy! Me voy a cepillar los dientes ¿Con qué? ¿Dónde carajo está mi cepillo? Quillos/as, no sé cómo pero había desaparecido. Bueno, pienso, luego me compro uno…

Ceno y decido ir a por el cepillo. Claro está, a buscar una farmacia de guardia. Pregunto por la calle donde está. La mujer no tiene ni idea. Me manda para la dirección que ella cree. De camino, caigo: Anda, esta calle es donde esta la iglesia de La Virgen del Puerto. Voy para allá. ¡Ay! La fortuna no está de mi lado… es justo al final de la avenida. Pero, bueno, al menos he acertado.

Llego a la farmacia. No hay nada más ridículo que ir a las 10.30 de la noche a comprar un cepillo de dientes a una farmacia de esas que tienen compartimiento para dejar el producto y el dinero, y encima tener que pagar con un billete de 50 €. Pero, no sólo eso, sino que tener que aguantar a un hombre que está detrás de ti, y que diga: "esto es demasiado". ¡Pues sí, señor, lo es! Qué le voy a hacer, así es mi vida, caótica…

Y, ahora, estoy en autobús. He decidido ponerme a currar, mas no había caído que los papeles los tengo en la maleta. Ah, por cierto. Ayer estuve toda la tarde preparando una sorpresa para los abuelotes. Un cd con imágenes del recorrido (fotos que he ido haciendo), para proyectarlo en el dvd del bus y, así, que refrescasen lo visto y que tuviesen un mejor recuerdo… Pues, claro, pensáis bien: el dvd no lo ha leído. Toda la tarde pa' qué, pa na'…

La cita… para el martes, que he de prepararla.

15 de Octubre de 2006
Bueno, bueno, el mail de hoy no tiene precio. Es una recopilación de todos aquellos que os ido escribiendo a lo largo de la semana y que no he podido enviaros. Tenéis un buen rato de lectura… muchísimo rato, jejejejejé.

Hola esmerados lectores de interminables correos "eléctricos",

Mis viajes siguen deparándome un sin fin de sorpresas. Como podréis suponer la racha de sucesos extraños no cesa.

Este viaje empezó el Domingo, como siempre. Afortunadamente, partíamos a las 8.30. A pesar de eso, dormí tan sólo una horita, así que podéis imaginar el sueño que tenía durante todo el trayecto… ¡Horrible! Llevaba un "cuerpo jotero…" La muerte negra, payos/as, la muerte negra.

El día, por lo demás, transcurrió tranquilo. Yo ya pensaba que la mala racha había finalizado ¿Lo hará algún día? Empiezo a dudarlo, jejejé. ¡Ay! Ingenuo de mí. Parece ser que no soy consciente de que los astros y mis queridos y múltiples diosecillos se lo están pasando pipa conmigo y no van a cesar de hacerme granujadas. Hoy, otra vez, he tenido que llamar al Seguro para transportar a una mujer a Laredo. Mi tarde de visita en Santoña ha consistido en acompañar a esta mujer y su marido a urgencias. Después, he ido al bar que tiene WI-FI, he pedido una caña sin alcohol y he encendido el ordenador. Nada más realizar estas acciones, me llama la mujer: "que el médico quiere comentarte una cosa". La cerveza de trago, el ordenador al carajo… mi tarde se va evaporando ante mí: una vez más el destino me depara un poco de "diversión". Acudo y, claro está, he de gestionar el traslado de la mujercita al hospital de Laredo. Llamo al seguro, que enviará un taxi y, como no, me quedo con el matrimonio hasta que éste llegue a la puerta de donde nos encontramos. Estas visitas son las que me gustan, hay que joderse.

Llego al hotel y, después de cenar, me he venido a recepción, que posee zona WI-FI. ¡Qué guais! Pienso. Conexión excelente ¡Yiiiihaaaaa! No detecta el servidor. ¡Que coño pasa ahora! Pues que hay que comprar una tarjeta… 6,50 € la hora. ¡Mis huevos se me han caído de golpe y ni siquiera han rebotado! Se me ha quedado una cara… de verdad, eso es un robo. Si con 5 horas pagas la conexión de un mes a tarifa plana, incluyendo masaje, sauna y entrada gratis para el espectáculo que más te guste de tu ciudad. Nada, sólo me queda llorar como Zipi y Zape y sus lágrimas saliendo cual fuente urbana de céntrica rotonda abarrotada de peatones y automóviles, cansados de ir de aquí para allá en un cansino destino y sin sentido.

Una cosa que me ha hecho ilusión. En el bar de Santoña del WI-FI, al otro lado de la barra, entre las botellas, he visto como un recuerdito de Colombia, con su pequeña banderita y todo. Claro, le he preguntado a la camarera. Menos el jefe, los/as currelas son de Colombia. Claro, no hemos podido más que sonreírnos y expresar lo lindo que es este maravilloso país. Ya está, estoy deseado que llegue el Lunes que viene para ir de nuevo allá, saludar a esta simpática quilla y, si no ocurre nada extraño, poder enviaros más de mis aventurillas.

¿Enviaros? No sé, quizás hago caso al consejo de Ana A. y creo un blog de esos. Por un lado, a mí me ahorraría tiempo y a vosotros/as os quitaría de la bandeja mis innumerables e infatigables mensajes. Pero, por otro, lo veo tan frío, tan ajeno a la cercanía que busco con cada una de las cosas que voy realizando… No sé, no sé. Ya veré ¿Qué opináis? Quizás, es verdad, la gente participe más. Buf, no sé que haré. Ya me estoy poniendo nervioso, jajaja… el hombre tranquilo ha hablado.

Por hoy, eso es todo amigos/as. Me voy a ver SAW, la peli esa que es tan comentada y que puede que me guste o la odie para toda la eternidad.

Ya es Martes y, de veras, me están entrando unas ganas de dejar este trabajo… Si sigo así voy a acabar por enfermar a todos los abueletes de Zaragoza ¡Carajo!

Lo primero. Ayer escribía que iba a ver SAW. Me equivoqué. Compré sin querer SAW II y no he visto la primera parte. Afortunadamente, creo que no hace falta; pero, bueno, hay que joderse con la mala pata que tengo, leña.

La mujercita de ayer llegó bien al hotel. No obstante, lo más seguro es que en Zaragoza tengan que someterla a una operación delicadilla para corregirle una cosa (no voy a poner qué, porque son cosas que considero personales y por respeto me las quedo yo), así que la pobre está preocupadilla. Normal, carajote, normal…

Pues, hoy, estando en el Real Sitio y Santuario de Covadonga, mientras subían mis abuelucos en los taxis destino a los Lagos de Covadonga, a otra de mis mujercitas han tenido que trasladarla en ambulancia hasta Cangas de Onís debido a que le han entrado fuertes mareos. Por lo visto, el cambio de presión, vértigo o qué sé yo… Nada, nada, lo mejor es que me he enterado por el tipo que lleva el servicio de taxis. Nos llama a Manolo (mi compañero), y a servidor de ustedes, y nos dice que una de nuestras clientes ha sido trasladada en ambulancia… Manolo me mira y yo, claro está, ya lo pienso; pero, él lo dice: Va, seguro que es tuya… De quién si no. ¡Normal! Joder, los del seguro, a este paso, van a preguntar quien es el guía, y cuando salga mi nombre se negaran a firmar, jajajá.

Lo peor está por llegar. Ya en el autobús, tengo que oír a una de las mujercitas que se sienta detrás de mí: Christian, ya he tocado madera y todo, porque, niño, tienes la negra. Ya van dos… ¡Ay! Pienso, si tú supieras lo de la semana pasada… jejejé.

Y por la autovía, una moto, un atasco, la policía… un cuerpo tapado con una "sábana" blanca y "toallas" llenas de sangre. Sólo veo la sangre y unos botines de piel marrones asomándose por el poco trozo de cuerpo que queda fuera del sudario… Al otro lado, un casco destrozado y una moto con las "tripas" descuartizadas. Lo que me faltaba para terminar la excursión de hoy.

Sólo llevo aquí desde el Domingo, y anda que no han pasado cosas. Como el temporal ¡Hostias! Me ha despertado a las 4 de la madrugada. Parecía que iba a levantar el tejado del hotel (duermo en la buhardilla), lo juro. ¡Vaya miedo! De camino a Covadonga, muy cerquita de donde me hospedo, caravanas destrozadas, algunas volcadas, algunas encima de otras; árboles arrancados, troncos partidos; nubarrones ennegrecidos de irremediables destrozos nocturnos que han ofrecido paso al Sol de la mañana…

Y sólo llevo dos días…

Hoy es Miércoles, otro de esos días en los que mi gran fortuna hace acto de presencia. Ya no sé que os he contado y qué no; pero, hoy, dentro de una nueva aventureta espacial os contaré novedades, gratas sorpresas, pequeñas alegrías para mi chico cuerpecito rumbero.

Esta mañanita, todo ha ido bien. Buen tiempo, fabulosa "pirula" en Comillas (pero no lo sabíamos, que conste), y compra de buenísimas películas en San Vicente de la Barquera a precios irrisorios ¡Vivan las colecciones de DVD's de las papelerías! Mas la tarde salió un poco mal parada y mi retorno a isla vino marcado por la pesadumbre de una tarde un tanto aciaga. Después de visitar Castro Urdiales, tocaba el turno de Laredo. Es una población que no tiene mucho que ver, la verdad, pero le he cogido cariñete al pasear por sus calles de la puebla vieja, comerme una manzanita o una pavía, sentarme con algún/a abuelete/a a tomar una cañita sin alcohol… Sin embargo, mientras legábamos ha empezado a caer una lluvia torrencial (casi no se veía nada). Claro está, todo el autobús ha pedido que volviésemos ya a Isla. Obviamente, yo he preguntado si estaban seguros hasta cuatro o cinco veces. La respuesta, siempre afirmativa. Pues nada más salir de Laredo que ha pasado… Obvio, quillos, que soy yo: ha salido el Sol. Así que, en Isla, a las 7 de la tarde, sin nada que hacer, y sin nubes encima de nuestras cabezas. Como me joden estas cosas…

He aprovechado para preguntar si hay algún sitio para utilizar Internet en este maldito pueblo. Cómo va a existir aquí. Nada, cuando acaben no sé que edificio que están construyendo (seguro que lo acaban cuando me vaya yo, jajajaja). Mientras tanto, si quiero utilizarlo, a Castillo. ¡Olé, con olé!

No paro para disgustos, jejejejé.

Lo bueno, que he empezado de nuevo a correr. Sí, llevo toda la semana corriendo por Isla cuando legamos de nuestra ruta diaria. Me hago un recorrido circular de unos 25 minutos a buen ritmo (para mí), en los que tienes que subir y bajar cuestecitas, porque este pueblo no es muy plano que digamos. Al menos, me he quitado esa sensación que tenía de dejadez proporcionada por estar todo el día sentado en el asiento más incomodo del mundo de los autobuses: el del copiloto. Y hablando del autobús. El conductor me cae como el culo. Típico conductor que escucha Cadena Dial, que se cree el jefe de la ruta por Cantabria y que hace comentarios sexuales que ni me van ni me vienen, o despectivos sobre los abueletes (no lo soporto). Me dice, como si me mandase, el tiempo que les tengo que dar en cada localidad (entonces yo, para jorobar, les doy un poquito más que de costumbre, jejejejé); hoy, se quería ir del hotel sin esperar diez minutitos de cortesía (siendo la primera vez que se retrasaba alguien); me increpa por no saber bien cómo se llama la salida a tal o cual localidad o área de servicio (chico, cuando la vea ya te diré cual es, que a mí por nombres…). ¡Buf! ¡Insoportable!

También, por ahora, estoy consiguiendo lograr un reto que me propuse la primera semana: comprar algo relacionado con los osos en cada viaje que haga de ruta a Cantabria. Ya me he comprado, por orden: primera semana: un collar de cerámica con la huella de oso (súper difícil de encontrar, pues ya lo intenté en Navarra y no pude); segunda semana: un llavero de madera con la huella de oso (jejejé, muy original), un par de postales (esto no cuenta por la facilidad); tercera semana: un peluche; cuarta semana: una camiseta que me guste y me vaya a poner (y esto sí que estaba chungo, porque hay cada horterada…); además, me he comprado un oso en una bolsita con el nombre de Cristián. No suelo comprarme estas cosas pero, a parte de la ilusión y el buen rollo que me meten los osos (por algo soy uno de ellos, cosa que ya le dije a un grupo de mis yayetes), lo he hecho por dos razones:

La primera, porque aparece escrito "Cristián", y es la primera vez que lo veo. Sí, con la tilde en la "a". En realidad es así como debiera escribirse, porque así es como se pronuncia en castellano. La otra manera de escribirlo: Christian, cuya pronunciación es igual a la otra. La segunda por el texto que pone debajo del nombre: "del latín, significa "Cristiano" (en esto, en mi caso se equivoca, jejejé, aunque, al estar bautizado, sin quererlo yo, estoy dentro de la secta). Chistoso y de risa fácil, es un encanto. Le gusta que las cosas se hagan a su manera, pero lo logra con amabilidad y persuasión. Las personas que elige como sus buenos amigos son muy dichosos". No sé, creo que por una vez, un texto de estos se acerca bastante a como soy, aunque la parte de los/as amigos/as, no soy el más adecuado para opinar.

Otra de las cosas que me da alegría es lo mucho que me quieren los yayetes. Siempre están las mujercicas diciéndome lo a gusto que están conmigo, lo amable que soy, lo cuidadoso, lo mucho que me preocupo por todos ellos… ¡Jo! Eso te hace sentir súper bien. Lo más bonito que me han dicho: "Christian, el primer día que te vi, cuando íbamos a coger el autobús, yo quería que me tocase contigo, porque al verte preparando todo, te vi una cara de simpatía, una alegría… y una mirada y una cara de buena persona… Y no me he equivocado. Si tuviese que volver a elegir querría que me tocase contigo". ¡Buf! Casi me echo a llorar de la emoción. ¡¡¡¡¡Tremendo!!!!!

Nada, aquí estoy, escuchando a Mozart (ahora suena la Sinfonía nº 38 en re mayor "Praga", K504), mientras escribo a la espera de bajar a cenar que, por cierto, es dentro de siete minutos. Os dejo por hoy. Hasta mañana, supongo.

Jueves, un día sin ningún sobresalto ¡Por fin! Así que hoy, pues na' que contar, payos/as. Bueno, si no tomamos como extremo sufrimiento, en un viaje de 2 horas 15 min, escuchar 1h 15 min. jotas y la hora restante la tuna, podemos decir que el día salió redondo. Incluso he subido en el teleférico de Fuente Dé en un día soleado con unas vistas preciosas. Ya veis, sin contar el suplicio musical del autobús (que ya es suficiente, ya…), hoy no me ha ocurrido nada extraño.

Hoy una mujercica me ha dicho: "eres el mejor guía que he llevado en mi vida, y eso que he llevado muchos". ¡Ay, ay, ay! Me ha sacado los colores. Y eso que en este viaje hay momentos en que el ánimo se desvanece por la horrible compañía de un conductor mal educado y pesado como pocos ¡Qué ganas tengo de perderlo de vista! Pero, jejejé, me río un poco, suelto alguna de mis memeces varias y, en seguida, se anima el cotarro.

¡Buah! Hoy, como siempre que vamos a Fuente Dé he soltado mi charla de los osos y como el hombre, que ya los exterminó en Los Pirineos en su momento, lo sigue haciendo, y patatín y patatán… Pues, sí quillos/as, he recibido ovación, calurosos aplausos de gran parte del autobús como muestra de apoyo a mis palabras. Poco a poco, lo voy consiguiendo, voy concienciando a la gente del gran problema que hay (¡no más osas Paloma muertas!), y de cómo el oso ha sido injustamente acusado (y se sigue haciendo), de numerosos actos que no ha cometido. ¡OSOS LIBRES!

Por cierto, una mujercilla, desde que ha llegado no ha salido del hotel. No ha venido a ninguna excursión, lo juro. Se ha venido después de una operación de rodilla. No sé a que hora se levanta, pero se debe de sentar en una silla del porche del hotel y allí se pega todo el día hasta que llegamos. El día de Covadonga le pidió a medio autobús, y después al otro medio, que le hicieran fotos con una cámara desechable que ella portaba. Al final, consiguió que un amable matrimonio se encargase de ello. Al principio, iba a hacerlo yo, pues nadie se ofrecía; mas, afortunadamente, pude quitarme ese peso de encima, puesto que nunca sé si podré "turistear" o me dedicaré a preparar y organizar cosillas…

No, si lo que no me toque a mí, no le toca a nadie

Holaaaaa,

Estoy ya en Zaragoza, ciudad de Fiestas (del Pilar),

Mierda, no había caído en lo que me espera hoy: pregón, mogote de gente por todos lados, urbe de alocados peatones y conductores enfermizos, locos por legar al punto de destino cerrado al tráfico por las distintas actuaciones y espectáculos que se preparan por la calle.

Ayer me perdí, quillos/as. Me fui a hacer unas fotos por Isla, a no se sabe dónde, y luego no sabía muy bien dónde carajo estaba. Llovía, y cada vez más fuerte, así que llegué al hotel totalmente calado. Pero, bueno, todo sea por una buena causa: el CD de despedida que he preparado a los/as abueletes/as.

Y me voy al ciber a enviaros el mail, que ya es hora

19 de Octubre de 2006

Hola quillines,

Esta es mi semana de descanso ¡Yiiihaaa! Así que, hoy, en la tranquilidad de mi hogar, aprovecho para contaros mis nuevas desventuras cántabras, jejejé. La verdad es que esta semana no ha sido muy extraña. Sólo algún que otro fenómeno paranormal de esos que me van ocurriendo a lo largo de los días.

Bueno, bueno, lo que acabo de leer viniendo hacia aquí. Se va a rodar una película sobre mis cuatro tarugos favoritos. Sí, esos seres que aporreaban instrumentos y hacías canciones con dos acordes, pero que formaron uno de los grupos más gloriosos de todos los tiempos: The Ramones. ¡Yiiiihaaaa! Por lo visto, la van a realizar utilizando una biografía autorizada del grupo que realizó el hermano de Joey. Bueno, bueno, punkrockeros del mundo, estamos de celebración...

Y voy con mi semanita cántabra, esta vez, sin apenas sobresaltos.

Al principio, el grupo de abueletes resultó ser de lo más extraño. Muy poca compenetración entre ellos, muy serios, casi ariscos, en una lejanía que se hacía casi insostenible. Sin embargo, Miguel, el conductor, era un compinche más (que bien me lo he pasado con él). Fuimos una pareja idónea para salvar este obstáculo inicial. Al final, un grupo divertido, lleno de alegría y cercanía hacia nuestras personas. Y es que ellos/as no sabían que les iba a tocar de guía un majadero que lleva todos los días corbatas, que utiliza palabras como "chipitín" o que usa onomatopeyas como "tiqui tiqui", al tiempo que no puede frenar su estrambótica risa. Claro, los abueletes "flipados" con tanta locura de palabrería y risueña manera de hacer las cosas. Imaginaos a los/as abueletes/as, al final del viaje, diciéndome: "qué, aquí paramos un chipitín ¿no?" "Y luego, caminamos, así… tiqui tiqui". Jajajajá ¡Tremendo!

Sí que hubo alguno de esos días de Tierra trágame. Bueno… ¿alguno? Ahora que rememoro la semana me doy cuenta de que ha sido un poco caótica y que la diosa de la fortuna se ha puesto a jugar a la ruleta para ir variando el acontecer de sucesos a su antojo. El Miércoles fue nefasto. A pesar de ello, el grupo quedó contento. Si hasta me cabreé y todo (bueno, lo fingí, jejejejé). No, pero, hostias, hay cosas que desesperan. Comillas, 10.05 de la mañana, estamos haciendo la visita. Llegamos a una puerta que siempre, en las 4 semanas que había ido ya, estaba abierta. Adivinad como estaba: cerrada. No, eso sí que no. Que esa puerta te salva de dar una vuelta, al paso del grupo, de unos 15 minutos. Bueno, mi indignación era horrible. A pesar de ello y de perder un tiempo valiosísimo, la visita salió bien. Después, San Vicente de la Barquera. Y esto es para detenerme a pensar si he de presentarles un sacrificio a mis dioses, si subir al Monte Perdido con un carnero de peluche y decapitarlo expandiendo salsa de tomate por los suelos, cual ritual de súbdito oferente hacia sus seres sagrados. Cuatro semanas con el paraguas a todos lados. Veces utilizado: cero. El viaje pasado me lo dejo en el autobús al regresar. Me compraré uno, pienso. Llegamos a la localidad donde Bustamante dio sus primeros pasitos y llueve un chipitín, aunque, a medida que vamos entrando, parece que cae con más fuerza. Joder, y yo sin paraguas… voy a bajar a comprarme uno, que tiene pintas de que va a llover todo el día. Bajo del autobús y, al medio minuto, una agua… ¡Santa Barbara de los ojos abiertos! Caladito, caladito hasta las orejas. No es normal, no es normal.

Esa misma tarde, a Castro Urdiales y Laredo. Llueve, pero ya tengo mi paraguas, jejejejé. Llevo poco dinero. Ya sacaré, pienso. Veo un anillo de plata que me gusta un mogote y decido adquirirlo. Con la compra, me quedo sin el poco dinero que llevaba. Buah, no pasa nada, en Laredo sacaré pasta. Laredo, 7 de la tarde (y el Jueves, 12 de Octubre, fiesta), y El Pibe con su tarjetita en la mano. Teclea el dinerillo, la operación, encima, lleva comisión (las prisas del regreso al hotel y el no visualizar ningún cajero de mi banco), pero decide aceptarla. No hay ningún problema hasta que este pequeño hombrecillo observa perplejo y ya casi con desesperación como su tarjeta intenta asomar por la rendija pero no avanza… Sí, ya pueden reírse de él, su tarjeta fue tragada por el cajero. Esa es la situación: El Pibe sin un chavo, su tarjeta en un cajero de Laredo (a donde no volverá hasta dentro de dos semanas), y al día siguiente festivo. A su lado Miguel (el conductor) y dos clientas (clientes se les llama a los/as abueletes/as que llevas de pasajeros), le miran para ver que hace. Este extraño ser barbudo empieza a reírse, a desternillarse de risa, puesto que aprendió que es más divertido y sano convertir en comedia lo que podría presentarse como tragedia. Les hace gracias que este quillo se tome así de risueño las cosas.

Y el Viernes… vaya parrillada de Marisco gratis me zampé. Como "el Tenazas" nos pusimos Miguel y yo, como "el Tenazas".

En cuanto a mi propósito, a ese gran reto que me llevo entre manos, lo voy consiguiendo. Esta vez ha sido una taza de oso (aunque, por si acaso, ya había comprado un vaso de plástico con cabeza de oso). Creo que para la última entrega de mis días cántabros haré una foto con todos los artículos oseznos que he adquirido durante estos viajes. Para la última semana, ya he fichado un abre botellas con forma de oso, jejejejé. Además, en este viaje, una de "mis quillas" (esta no era jubilada, aunque poco le queda, sino que iba de acompañante de la suya mamma), me regaló una figura de un oso que vendían en la tienda del mirador del cable allá en Fuente Dé. Hasta regalucos rumberos me hacen ya… ¡Buah! Y una abueleta me va a dejar una corbata (según ella de seda) en la agencia de viajes para que me la den. Si es que soy un Humphrey…

Las citas de hoy, de La Dolce Vita otra vez. Así, para los próximos prepararé unas citas la mar de buenas (ya os enteraréis del libro), que ya ten subrayaditas…

"Tiene razón, yo estoy equivocado".

"¿Quién es la mama del Sol?"

Me voy a Bilbao, que me autoinvitado a casa de una quillita, jejejejé. Nada, en breves a ver a dónde puedo autoinvitarme... podéis ser cualquiera, jajajajá.

20 de Octubre de 2006

Hola, mis cuates,

Ya he regresado de Bilbo y he de reconocer que me ha gustado un porrón. Yo tenía un recuerdo de una ciudad más bien fea; pero, después de pateármela de cabo a rabo estos dos días mi concepto de ella ha cambiado. Además, tiene unas tiendas súper guachis, jejeje. Me he comprado unas chanclas de leopardo guapísimas de la muerte a un precio bien barato ¡oiga! Y una corbata de segunda mano… ¡tremenda! Tope sesentera…

El viaje, más bien corto. Acostumbrado ya al autobús, no se hace muy pesado, la verdad. Tan sólo cuatro horitas de na'. Un paseo, quillos/as. Luego, a Iurreta, que es donde vive ella, al ladito de Durango (la separa sólo medio río), localidad a la que siempre he querido ir, aunque sea sólo por el nombre.

El recibimiento de mi compinche y su familia no habría podido ser mejor. Que gente más maravillosa tengo la fortuna de conocer por el mundo ¡leñe! Jolines, no paraban de ofrecerme de todo desde el primer momento. Todo un sin fin de atenciones. ¡Buah! Y. encima, las que están contentas de que yo esté allá son ellas, porque dicen que no paro de transmitir alegría. ¡Ay, ay, ay! Na' si es que ya tengo ganas de volver para allá, jejejé.

Por otro lado, una compinche me dio la noticia (por "correo eléctrico"), de que va a ser mamma. Bueno, me caí de culo y, como mis huevos hace unas semanas, no reboté. Me quedé blanco y me crecieron greñas… Eso sí, anda que no me llevé una alegría del carajo ¡Quilla, que me haces tío tú también! El tito Pibe ha de ir a conocer a su nueva sobrinita: Laura. ¡Oe, oe, oe…!Buf, que emocionado estoy. En un periquete tres sobrinos, Dieguito (el de mi tato), Carlos y, ahora, Laurita. Na' na' que me está gustando esto de ser tío…

Y hoy sí que nos vamos a un libro de nuevo: José Saramago, Ensayo sobre la ceguera :

"Si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde, las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón".

Vamos, creo que si lo adaptamos a hechos que realizamos diariamente es más que acertado, como jugar un partido de tenis, marchar al cine, hacer el amor, comer un helado de chocolate, estudiar en la biblioteca de tu barrio, despotricar contra las cosas que no crees buenas o saludables, correr por la calle... Otra cosa es que sean actos que sí nos han advertido de sus posibles consecuencias, porque entonces sí que habría que sopesar si llevarlos a cabo o no, incluso muy seriamente.

24 de Octubre de 2006

Hola mis cuates,

Ya estoy aquí, en Santoña, en mi bar favorito: tiene WI-FI, una camarera colombiana la mar de maja, cervecita sin alcohol de grifo (como molan lascañitas) y, a veces, buena música. Así que, en este contexto tan agradable, aprovecho para contaros mis cosillas cántabras.

Esta semana es un poco extraña, porque puede que sea (lo más seguro) mi última semana por estas tierras como guía tarado del mundo mundial. Bueno, quizás con la imserso toque venir para acá, aunque si al final curro en esto puede que me toque Extremadura… Que lejos ¿no? Así que, por si acaso, voy despoidiéndome de toda esta gente maravillosa que voy conociendo. Voy a ir recapitulando:

Ayer, Domingo, me despedí de un hombre la mar de majo ¡carajo! Tiene un kiosko en el faro de Santander, allá en el Cabo Mayor. El tipo se ha cogido un buen rollo conmigo del carajo. No dejo de asombrarle con mis corbatas (siempre diferentes) y con la alegría que siempre lo saludo. Así que lleva tres semanas seguidas regalándome (aunque yo le insista que no), chapas de Cantabria. Lo extraño es que, a pesar de ser chapas-recuerdos, son bien chulas. Se me despidió deseándome lo mejor, verme de nuevo por allí, y lo hacía con una amplia sonrisa difícil de olvidar, al tiempo que alzaba el puño cerrado en alto.

Hoy me ha tocado el turno de las guías de Cabárceno, sobre todo de Belén (quien me tocó las tres primeras semanas), una quilla la mar de maja con quien, de tanto coincidir, surgió un compañerismo espontáneo muy bueno. Hoy, que me ha tocado Lara, me dice: Belén me ha dicho quién eras: ese guía que habrás visto muchas veces, con corbata, y que es súper majo y simpático. Claro, de Belén sólo puedo pensar lo mismo: esa quilla tan maja, mi súper guía favorita de Cabárceno. Así que, de despedida, le tuve que entregar un pingüino (otra persona que forma parte de mis proyectos entusiastas), que le ha hecho una ilusión tremenda. Me dice: jolines, eres el chico de los regalos, porque a Ramón le diste una chapa ¡anda que no se quedó contento! Ay, que penita despedirse de una gente tan encantadora…

El recibimiento en el hotel de Santoña fue fabuloso. Cuánto júbilo me invade cuando llegas a un sitio y se alegran de verte de nuevo por allá. El conductor, se quedó atónito y me dijo: cuánto te quiere la gente, tío. Allá donde vas no paran de alegrarse y tratarte súper bien. Yo le contesté con ese desparpajo que me caracteriza (mientras por dentro me río de mis memeces): es que me hago querer, jejejé. La verdad es que la camarera del comedor (una chica rumana bien guapetona), Aida (la dueña), Rafa (el dueño)… son la mar de majetes. La otra vez al irme les tuve que hacer un pequeño presente por lo bien que se portan y el "mal que les doy". Allí lo tienen, en el mostrador de recepción…

Esta vez el conductor mola. Es joven (de mi edad) y tenemos algunos gustos musicales parejos. En el bus nos echamos unas risas y ayer estuvimos tomando algo por ahí después de cenar. Eso sí, debe ser más raro que un perro verde y muy maniático ¡glup! Ya hemos decidido que el Viernes nos iremos un rato de juergui a los bares que conocí la otra vez. Na' si es que, al menos, intento montármelo bien.

Bueno, ayer de nuevo al centro de salud de Santoña. Me quedé fuera porque me daba hasta vergüenza. ¿Qué pensará el médico? Seguro que piensa: ya está otra vez este guía, mira que es gafe, siempre por aquí. Esta vez, para inyectarse no sé qué un abuelete. Al menos no es algo grave o que le ha pasado aquí. Menos mal, parece ser que las aguas se calman un poco.

Bueno, sólo un poco. Llevo un grupo… Son majetes, pero, hostias, ¡tienen una mala uva! Son súper quisquillosos y se quejan de todo, hasta del suelo de uno de los miradores de Cabárceno: que si no es liso, que a ver si lo cambian, que si llueve en Santander (y por eso vaya mierda de excursión), que el acceso al hotel no es bueno (si lo llego a saber no vengo), que si… ¡Buah! Armadito de paciencia estoy. Ya les dije ayer: Si se quejan o protestan que sea una queja constructiva, que sirva para mejorar y, por favor, no me levanten la voz porque yo no se la voy a levantar a ustedes. Además, no se enfaden, porque así sólo salen perdiendo ustedes por no disfrutar del viaje.

Os dejo, que ha llegado mi súper compañero Manolo, el más sabio del mundo (lo utilizaré como comodín del teléfono en Quiero ser Millonario)

La cita. Segumos con Saramago y su Ensayo sobre la ceguera:

"Si no podemos confiar unos en otros, adónde vamos a parar".

Que razón tiene…

31 de Octubre de 2006

Hola, quillos y quillas del planeta Tierra (como no conozco a nadie de otro planeta…)
Ya estoy aquí de nuevo. La verdad es que esta semana está siendo muy tranquila. No ha ocurrido ningún extraño suceso de flores y esmeraldas, ningún percance entre las marismas de Noja y Santoña, ningún acontecimiento más allá del acá…
Sigo comentando, bip, bip, bip
Con el conductor, como ya os comenté, está vez (al igual que con el anterior), la cosa ha ido sobre ruedas (nunca mejor dicho, jejejé). Es majete y, por las noches, nos pegamos en el bar (no bebiendo, mal pensados/as), hasta buenas horas de la noche. Nos ponemos a cascar, y se nos juntan Rafa (el dueño) y Cristina (la camarera), y se nos hace siempre tarde. Nos echamos unas risas, hablamos de temas serios, de música, de cuestiones de la vida… Ayer, me dijo: "Me alegro de haber coincidido contigo en el viaje. Me has hecho reaccionar, estaba como aletargado, y me has hecho despertar, volver a plantearme algunas cosas. No me has hecho ver las cosas de otra manera, porque eso ya lo hacía; pero, hacía tiempo que no me daba cuenta de que había dejado de hacerlo. Gracias, porque me has despertado" Jejejé, siempre dando mal por el mundo, no tengo remedio.
Bueno, "por aguantarme" que digo yo, le he grabado Macaco, Gentleman, Cañaman, los Red Hot Chili Peppers, Juanes, Carmén París, Peret (con Macaco, Ojos de Brujo, Amparanoia, Dusminguet, el Gran Silencio…), Elefantes, y el tío está más feliz que todos juntos. No para de agradecérmelo. Me dice que no soy como los demás, lo que no sé si es bueno o malo, jejejé. Bueno, estos eran los CD's que les poníamos a los abueletes en el autobús.
El otro día, en Laredo (me encanta ir a esta horrible localidad de turisteo loco ya que disfruto en su Puebla Vieja), me compré una especie de flores-pelotas hechas con no sé que material. Al ir hacia el autobús, y como es mi semana de despedida, di marcha atrás y regresé a la tienda. Compré tres flores de esas más para "mis chicas": una para Aída (dueña del hotel), Cristina (la camarera del bar) y ¿? (esa súper camarera del comedor con un extraño nombre rumano). Por otra parte, a Rafa (el dueño), le grabé el CD doble de los Red Hot Chili Peppers. Me encanta hacer estas cosillas porque dan vida. Pues ayer, al llegar de la excursión, me llama Aída tope seria y me dice: ven aquí. Yo, acojonado perdido, me acerco con ella hasta la cocina. Me entrega una bolsa. Modas Laura, ponía en ella. La abro y miro en su interior: una corbata. ¡No jodas! Me han regalado una corbata bien bonita, "para que te acuerdes siempre de nosotros", me dice. ¡Buf! Qué emoción, casi me salen lagrimillas por los ojos y todo…
Todo esto anterior, lo escribí ayer (Viernes). Hoy, ya es Sábado, recién llegado a Zaragoza (ni siquiera he deshecho la maleta), y voy a seguir contándoos cosillas.
Como he comentado, con el conductor, guachis. Ayer de nuit nos fuimos de marchuqui. Santoña es curioso, porque es un pueblo de unos doce mil habitantes. Pues, en un sitio tan chipitín, hay algo así como tres bares donde ponen música cañera: Jimi Hendrix, Led Zeppelín, AC/DC, Ramones, Who, Rolling Stones… Así que está muy bien para salir a tomar algo. Lo malo, que hay poca gente. Ayer empezamos por el BBT, donde, al despedirnos del dueño, nos invitaron a un tequila. Después fuimos al Café Pop de Moe (o algo así), con musiquilla como la comentada, Al final, acabamos hablando con la dueña, una quilla que yo ya conocía porque trabaja en una copistería por las tardes, y nos puso a los Bellrays para deleitarnos un poquillo los oídos. Mientras, un quillo nos comentaba la posibilidad de hacer excursiones guiadas por el monte Buciero viendo las aves migratorias y esas cosas, totalmente gratis. Jejejé, soy un "repajolas" del carajo.
¡Buah! Y antes, por la tarde, nos fuimos a repostar y, de regreso, paramos en Noja. Joder, escuchando Gentleman a todo trapo, la gente lo flipaba. Allí pasé a saludar a Emilio (quillo que trabaja en el hotel donde me hospedé en el primer viaje), y después a Rebeca y Eli (dos payas del hotel donde estuve la última vez). ¡Que alegría se llevaron! Salieron corriendo del hotel, sin mirar (podrían haber atropellado a una), a darme unos abrazos y unos achuchones… incluso la dueña del hotel me pidió que volviese por allá, pero con corbata (si no, que ni se me ocurra).
Adivinad lo que me ha consultado hoy un abuelete. Me pregunta que hicimos ayer por la tarde, a lo que contesto: fuimos a repostar. ¿Seguro? Me pregunta. ¿No iríais a desahogaros? (Guiño con el ojo) No, se lo aseguro (pongo cara de "no me jodas, payo"), no fuimos a eso. Fuimos a repostar para poder volver a Zaragoza… ¡Buf! Hay cosas que me superan. ¡Cagon to'!
Y hablando de los abueletes: muy raros, payos/as. De verdad, totalmente inaccesibles. Y cómo hablaban, no paraban… En una ocasión, me callo, hago un silencio, y digo con voz de suspense: "a veces, oigo voces". Javier, el conductor, muerto de la risa, jajajá. Bueno, aunque en la despedida me han hecho saber que he sido un guía genial y que quieren volver a coincidir en un futuro viaje conmigo. Todos no, no os penséis. Hay seis que me la tienen jurada. En el cuestionario: guía: mal; explicaciones en ruta: mal. Nada, nada, y todo porque no les acercábamos a Fabara (no los recogimos allí, sino en Maella), cuando no puedo hacerlo si no lo pone en la hoja de ruta o el programa. Nada, incapaces de comprenderlo. Lo mejor, superar mi reto: un abuelete, el primer día, quejándose de todo, protestando por todo, como si yo tuviese la culpa (de veras que me achacaba la culpa de todo a mí). Pues he conseguido que se vaya feliz, que me diese la mano con una sonrisa en su cara y dándome las gracias por todo. Eso sí que es ser la leche, jajajá.
¡Es tremendo! El Jueves fuimos a Santo Toribio de Liébana. ¿Adivináis con lo que volví de allí? Un diploma acreditativo de haber llegado como peregrino al Monasterio y haber venerado el Lignum Crucis con motivo del Año Santo. Jajajá. Joder, sólo vale tres euros y te lo sellan y todo ¡No jodas! ¿Venerar yo el Lignum Crucis? Pero si las dos veces que he estado delante lo único que he hecho es preguntar al cura cosas del trozo de madera y de la pieza de orfebrería que la guarda ¿Peregrino? Si he llegado siempre en autobús hasta la puerta. Me parece una gran falta de respeto para aquellos que peregrinan hasta allá con el esfuerzo de las caminatas diarias y, también, para aquellos que creen y tienen fe. Tres euros…
Por cierto, he comprado un libro de historia de la filosofía que tiene muy buena pinta. Sí, quillos/as, es un libro en el que, por fin, no trata a los sofistas como esos seres despreciables que cobraban por enseñar (y te lo dice un profesor en clase, jejejé),sino como grandes intelectuales, y que no ensalza la figura de Sócrates como ejemplo a seguir por morir por defender sus ideas (recordemos que estas ideas eran las de algo parecido a un golpe de estado para imponer los gobernantes), sino como la de la figura de un ser procesado que, como a todos, le daban opción de salvar el pellejo a cambio de un castigo material. Como éste propuso una cifra de dinero irrisoria (consciente de que así "defendía" su inocencia, al saber que sería condenado), los jueces se enfadaron y le dejaron la pena de muerte. Ya os iré contando, ya…
Mi reto con los osos ha sido más que cumplido. No sólo he conseguido, esta semana, un imán, sino también, un abrebotellas, un oso para el móvil (una de esas cosas que llevan un cordel y se atan al teléfono), y dos libros sobre los osos. Y, como no, volví a darles la chapa con mi discurso en defensa de los osos. Como bien está escrito en una señal de tráfico: OS.O.S.
Ahora toca incertidumbre laboral ¿Qué va a pasar con mi vida? ¿Me llamarán de la otra agencia para trabajar con la IMSERSO? ¿Tendré que empezar a buscar trabajo otra vez? ¿Me dedicaré a "hacer el vago" porque no encuentre nada? ¿Tendré que huir porque los cazadores furtivos me están pisando los talones? ¿Volverán las oscuras golondrinas? ¿Será algún día, como fue declarado el fútbol, el tiro con arco de interés general? ¿Hará un buen disco Bustamante alguna vez? ¿Volveré a dejarme patillas en negativo?
¡Toma! Me acaba de llegar un mensaje del conductor, que me dice que no me olvidará nunca y que no cambie nunca. Y me llama gurú. ¡La bomba!
¡Llevo un trancazo del carajo! Cada vez que toso, me arde el pecho, la cabeza la llevo como un peloto y la garganta irritadísima de la muerte. Mal plan para ser un Sábado y empezar una semana (como mínimo), de festividad laboral. No sé que hacer: irme a Madrid a ver a Javi o irme a Bilbao a ver un concierto de reggae de la leche y, de paso, darle mal a Patricia. Lo mejor, distribuirme y hacer las dos cosas, jajajá.
Bueno, y como es tradición, la cita correspondiente. Seguimos con Saramago:
"Hasta en los peores males es posible hallar una ración suficiente de bien para que podamos soportar esos males con paciencia".
Y, ahora, viene una mandada por Isabel. Se trata de una cita de Alphonse de Lamartine. Así me gusta, que participéis:
"No todos los que razonan llevan la razón; los razonamientos son infinitos y la razón es sólo una"
Bueno, me despido ya. Creo que me iré a Bilbo (si puedo gestionar el viaje y la compra de entradas y el alojamiento…) y, quizás, después a Madrid. Es un buen plan, jejejé.