lunes, 25 de diciembre de 2006

Cita

X, Y, Z… todos tenían un aire insustancial ahora, como de creaciones de sueños obrando en un mundo poblado por figuras de cera sin expresión. Costaba pensar que les tuviera algún amor todavía.
LAWRENCE DURREL, Mountolive (El cuarteto de Alejandría III).

lunes, 18 de diciembre de 2006

Cumpleaños y Boogaloo

Bueno, quillos/as, este finde ha sido la mar de extraño. Curioso, divertido, especial, y es que encontré un oasis en medio de mi inmenso desierto. Un oasis pequeñito, con un charquito y una palmera; pero, lo suficiente como para olvidarme de los espejismos que acechaban en el horizonte. Espejismos, esos engaños visuales que te hacen creer ver el agüita, la vegetación, los nómadas ofreciéndote su hospitalidad… Pero, espejismos al fin y al cabo.

El plan para este fin de semana era marchar a la urbanización Lago Barasona, muy cerquita de Graus, para celebrar el cumpleaños de Cristina. En realidad es un pantano, pero se puede hacer como la cantante de Amaral y demostrar su incultura llamando laguito a Lanuza, incluso después de que el público le increpe y le grite que es pantano.

Cristina: Nos conocimos ya hace ¿dos años y medio? No sé, el tiempo se desvanece en mi cabeza y me resulta casi imposible acertar el año que pasó todo. Fue en Javierrelatre, en ese “festival del Boogaloo” que algunos ya conocéis. La verdad es que nos caímos guachis y (recuerdo a “Piteras” en diagonal ocupando toda la tienda de campaña en que yo dormía), decidimos coger cada uno su saco para dormir bajo las estrellas. Ella marchaba a la France y, yo pensé que eso nos haría perder el contacto. Al fin y al cabo éramos unos recién conocidos. Sin embargo, iniciamos una correspondencia de “correos eléctricos” que nos llevó, no sólo a ir conociéndonos más y más, sino a vernos cuando ella venía por estas tierras. Poco a poco fui ganando una compinche de las buenas. Ahora, es como mi hada madrina que digo yo: siempre está allí, en el momento preciso, para ofrecerme un pequeño oasis. No te imaginas, quilla, lo bien que me vino el barranco y Lérida. No te imaginas, quilla, lo bien que me vino saber que tenía una buena amiga con quien poder contar.

En un principio, como iba contando, tenía planeado asistir, sin ninguna duda, a su cumpleaños. Anda que no me hacía ilusión. Iría ya el Viernes para desconectar y disfrutar todo el fin de semana. Pero, claro, mi vida, hay mi vida… El trabajo, volvía a truncar mis sueños e ilusiones. Le mandé un mensaje: no podía ir. Habrá fotos cuando estén en mi poder, lo prometo.

Sábado, 16.30 horas. Estoy en el curro y me dice el encargado: “Christian, esta noche no vengas, que el Martes hay presentación de platos y como no sé las horas que durará…” “¿Seguro?” Le pregunto. “Sí, no vengas esta noche”. Salgo del curro, no tengo el móvil, desgraciadamente está en casa. Camino a la velocidad del rayo. De camino, una quilla, sordomuda ella, con un papel. Me paro, firmo, doy un donativo (yo que no tengo un chavo), y sigo correteando hacia mi casa. Llamo a Cristina. “Tía, que puedo ir”. “Qué ilusión, que guais”. Y tras unos intentos y unas gestiones, lo conseguimos: He de marchar a Huesca y de ahí (jugaba Goñi un partido de balonmano), me llevarán a la urbanización de la casa de Cristina.

Voy a la estación y pido el primer billete para Huesca. Es a las 19.30 y, como soy así, lo pillo sin pensar. Joder, pero si hasta las 21.30 pasadas no quedaré con Alba y Goñi… Pues, olé, mi cabeza que es un hervidero me dice: llama a Carmencita y así os tomáis algo.

Carmencita: es una quilla de mi clase a la que le tengo un montonsito de cariño. Nos conocimos ya el año pasado, y nos fuimos haciendo compinches. Me encanta, porque siempre estamos bromeando con chorradillas y, además, ya empezamos a contarnos nuestras cosillas. ¡Esa Carmencita, olé! A ver que día nos vamos a rumbear, sea por Huesca, sea por Zaraguaya, que nos lo pasaremos genial.

Efectivamente, ya tengo plan. Y de paso, vemos a Vero que trabaja en un bar. Gracias por las cañitas y las olivas, quilla. Ah, Vero es también de mi clase, y este año la voy conociendo un poquito más. Está guachis también, porque se nota que es muy majeta.

“Iré en un Toyota negro” “Pues yo llevo una chaqueta marrón y una gorra negra”. “Nos reconoceremos seguro”. Alba y Goñi me recogen. Son los primeros que conozco. De hecho, sólo conozco a Cristina y a Virginia, “la señorita borrajas” del festival anteriormente mencionado. Iba a ir el Viernes, pero llego el Sábado casi a las 23.00 horas. Que más da, estoy allí, celebrando el cumpleaños con Cristina. De regalo, el nuevo disco de Macaco y un libro de Mishima: La perla y otros cuentos. Dos auténticas joyas. De regalo: un abrazo y la ilusión de compartir ese día con ella.

Hay mucha gente. Está guachis, porque enseguida se presentan todos/as. Jejejé, nos reciben con la cena recién hecha: costillitas a la brasa, yuuuuum. La fiesta ha comenzado y, con ella, mi alocada cabeza empieza a dar vueltas. A mi lado, Yoel (o como carajo se escriba), que es con quien primero cojo confianza y me echo unas risas, y Laya y Ona (¿Se escribirán así sus nombres?) En un momento de la noche algo me dice que he de hablar más con ellas. Y aquí empieza el sinsentido total. Lo primero, mi acertada frase: “¿Así que sois italianas?” Me miran extrañadas: “No, somos de aquí” “No, no puede ser”. “Que sí, con el acento catalán que tenemos…”. Bueno, yo me quedo flipado. De veras, para mí que les había oído hablar en italiano. Da igual, a partir de ahora serán de Italia. Yo, obviamente, soy de Colombia. Y para no tener resaca lo mejor es comer una ensalada de tomate y queso fresco, con su ajito, el orégano y el aceite, acompañado con dos o tres vasos de agua, antes de dormir. Si, a pesar de ello, tienes resaca al despertar, desayuna una manzana.

“¿Y de que parte de Italia sois?” “De la Toscana” “Que bueno, con el solecito, esas tierras tan rojas…” “Sí, sí, es súper bonito” Pasa el rato… “Pero tú (va dirigido a Ona), tienes orígenes en Grecia, porque tienes alas en los pies y, a veces, puedes subir volando al Olimpo” “Sí, sí, pero me gusta estar más por la Tierra”. Desvaríos varios y los tres somos una especie de diosecillos que, cuando quieren, pueden visitar el Olimpo. Reímos, reímos, no podemos parar. Y, de repente, no sé cómo sucedió, empezamos a distribuir a la gente por países: Hay dos suecas, dos franceses y dos francesas, un suizo, dos austriacas y un austriaco, un quillo de Bruselas, por aquello de las telecomunicaciones y nosotros tres que somos de Italia (sí, hay momentos que la nacionalidad cambia en un pis-pas). Ah, pero faltan cuatro (dos quillas y dos quillos) ¿De dónde serán? “Son búlgaros y tienen un oso atado en la puerta” Semejante majadería sólo podía salir de mi cabeza. “Estamos en una gran Torre de Babel y, lo extraño, es que entiendo a todos”. Les digo a mis compinches Italianas (quienes siguen hablando en italiano de vez en cuando) “Bueno, a los búlgaros a veces no”. Reímos, reímos, no podemos parar. Estas dos quillas italianas se marchan a dormir, no sin antes hacerles saber que me caen súper bien y que, como suelo decir, “son mis mejores amigas”, jajajajá. Anda que no me lo pasé bien ni na’ con ellas…

¡Toma! Deciden que hay que jugar al Twister (conocido toda la vida como el enredo). Yo propongo que seré juez. Mi misión: darle a la ruleta y decir: “Pie derecho, verde. Mano izquierda, amarillo”. Vaya lío se está montando en el terreno de juego… Se termina el juego y, al rato, decido marchar a dormir. ¿En que habitación? Pues como no, Cristina decide que iré con mis compinches italianas.

Me despierto. Allí están ellas, la mar de majas. Me dicen que me levante, que mire las vistas que hay (ellas habían subido ya el Viernes): el pantano, con las montañitas… “Y pasó un tractor…” “Buah, súper bonito el tractor, eh? Ahí, ahí, naturaleza…” Volvemos a reír. Laya me ofrece una manzana para desayunar. No es por la resaca, mal pensados/as, sino por tomar una frutita fresquita que entre la mar de bien. Ya se van a marchar. A mí me da pena, la verdad. Nos despedimos y les digo: “Jospes, si os he cogido hasta cariño y todo”. “Normal, si es que lo hemos pasado genial”.

La gente se va marchando, ya quedamos pocos. Comemos y jugamos a “El Lepe”, una especie de “Un, dos, tres”. Terminamos, dormitamos… Me entero de que uno de los búlgaros es guardia civil. Es hora de irse. Goñi y Alba me acercarán a Barbastro, aunque al final lo harán hasta Huesca (ellos van para Pamplona). La despedida, como suele ser costumbre, da penita. Yoel, quillo, gracias por el bocadillo y las risas que nos echamos al inicio de la noche. Bueno, gracias a todos/as por haberme hecho pasar una noche fantástica. Y muchas gracias a ti, Cristina, por invitarme a tu cumpleaños y por la ilusión que te hizo que fuese y la que me hizo a mí estar allí. Una vez más: El Boogaloo es una manera de vida.

“Vivo en una isla, vivo en una isla, pero sin mar, pero sin mar”.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Cita: "El mito de aretusa"

Aretusa, incapaz de alcanzar una realización imposible por medio del amor, se convirtió en una fuente para alimentar a los demás con sus lágrimas.

ANAÏS NIN, Diario II (1934 – 1939)

La caída

Bueno, ante la insistencia de varios/as de vosotros/as de que ponga imágenes, iré colocando alguna de vez en cuando, para que no os quejéis:

lunes, 11 de diciembre de 2006

Cita

"He vivido tanto tiempo contigo en la imaginación que ahora casi tengo que volver a inventarte para retrotraerte a la vida. Tal vez estuve deformando todos estos años, pintando tu imagen para mí… Quizás ahora seas simplemente una ficción, en lugar de carne y hueso, que se mueve entre la gente y las luces. No encuentro valor para comparar la verdad con la realidad aún."
LAWRENCE DURREL, Mountolive (El cuarteto de Alejandría III)

Ha muerto Pinochet

Hace unos minutos he visto en algún noticiero la información de la muerte de Pinochet. Ahora mismito, mientras elaboro un trabajo para clase, he recibido un sms de Paula. En el pone: “Pinochet ya no respira y el aire es más puro en el mundo. Un recuerdo para sus víctimas y una maldición para sus seguidores. Pásalo”. Claro, lo he pasado, quilla; pero, obviamente no es suficiente para mí. Así que dejo el trabajo de clase aparcado unos minutos (los que hagan falta), y voy a redactar mi pequeña aportación, que para algo tengo este blog, jejejejé.

Ya, en una ocasión, plasmé en mis escritos la canción “Te recuerdo Amanda”, del chileno Víctor Jara. Ahora, como no, voy a escuchar algunos de sus discos mientras preparo esta nueva entrega. Él fue una de las víctimas del dictador, sólo por cantar, sólo por expresar lo que pensaba, sólo por preferir un mundo de paz y libertad. El 11 de Septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas a sangre y fuego tomaron el poder. Bombardearon la Moneda y por última vez se oyó la voz de Allende...” no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos...”
Víctor fue torturado y asesinado en el Estadio Chile.
Así que hoy, como homenaje a todas las víctimas, dos canciones:


VIENTOS DEL PUEBLO

De nuevo quieren manchar
mi tierra con sangre obrera,
los que hablan de libertad
y tienen las manos negras;
los que quieren dividir
a la madre de sus hijos
y quieren reconstruir
la cruz que arrastrara Cristo.

Quieren ocultar la infamia
que legaron desde siglos,
pero el color de asesinos
no borrarán de su cara;
ya fueron miles y miles
los que entregaron su sangre
y en caudales generosos
multiplicaron los panes.

Ahora quiero vivir
junto a mi hijo y mi hermano
la primavera que todos
vamos construyendo a diario;
no me asusta la amenaza,
patrones de la miseria,
la estrella de la esperanza
continuará siendo nuestra.

Vientos del pueblo me llaman,
vientos del pueblo me llevan,
me esparcen el corazón
y me avientan la garganta;
así cantará el poeta
mientras el alma me suene,
por los caminos del pueblo
desde ahora y para siempre.


EL MARTILLO

Oh hermano, oh hermano.

Si tuviera un martillo
golpearía la mañana,
golpearía en la noche
por todo el país.
Alerta el peligro
debemos unirnos
para defender
la paz.

Si tuviera una campana
tocaría en la mañana,
tocaría en la noche,
por todo el país.
Alerta el peligro
debemos unirnos
para defender
la paz.

Si tuviera una canción
cantaría en la mañana,
cantaría en la noche,
por todo el país.
Alerta el peligro
debemos unirnos
para defender
la paz.

Ahora tengo un martillo
y tengo una campana
y tengo una canción que cantar
por todo el país.
Martillo de justicia,
campana de libertad
y una canción de paz.

Oh hermano, oh hermano
y una canción de paz.


Con esto quiero no sólo hacer un homenaje a todas aquellas víctimas, a aquellos/as desaparecidos/as, que quedaron en Chile, sino también a aquellos/as que quedaron en España en tiempos de aquel dictador cuya escultura ecuestre aún puede visitarse en Santander. Son muchos/as los/as fusilados/as, son muchas las fosas, son muchos/as los/as que se quedan en el olvido. Tan sólo es un granito de arena, pero así se empiezan las dunas.
Un beso para todos/as

Seguimos por el caos

Caos, caos, caos… nunca se puede salir de él, aunque lo intentes. Lo bueno es hacerse a él, divertirse con este continuo girar de noria extraviada de aturdida feria, de desenfreno y de locura. Propósito número uno: intentar enderezar el camino, lleva demasiado tiempo siendo tortuoso. Evaluación final: progresa adecuadamente, mas los astros impiden que pueda llevarse a efecto su solicitud. Bueno, admitiremos que siempre queda adscribirse al Boogaloo.


El Martes me acerqué a Núcleo (tienda de zapatillas ubicada en la calle Libertad), para ver la primera exposición de dibujos de una compinche. Efectivamente, se nota que es su primera exposición. Se trata de cinco dibujitos de niños rechonchos cuyas cabecitas quedan ocultas por bolsas de papel. Los dibujos me gustan, incluso las frases que los acompañan. Pero, les falta “su toque”, les falta la garra, la fuerza de un lenguaje propio que todavía no ha llegado. Su próxima exposición será para Marzo, y espero apreciar ya esa evolución, porque calidad posee. Sí, sí, me parece correcto.



Y, ahora, uno de esos sucesos paranormales que me suceden. Miércoles por la tarde. La oscuridad ya se ha adueñado de la ciudad a pesar de ser sólo las 19:15 horas. Me dirijo hacia la filmoteca, puesto que se va a proyectar el documental de Carlos (el quillo de Jaén que está en la Casa de Velázquez con quien marchamos de juergui la noche del “strokero”), dentro del ciclo de Imágenes contra el olvido. De camino, aquí, en el barrio, me viene un tipo y me pide dos euros para llamar a su familia. Le digo que no llevo suelto (cosa que era verdad) y que tengo prisa porque he de llegar a la filmoteca. Y me sale con el cuento de “ya sabes como somos los gitanos, hoy me haces un favor y yo te lo devolveré en un futuro, que si patatín, patatán...”. “No llevo suelto, repito”. Aún así, miro en el monedero. Mal hecho. “Llevas un billete de 20 euros. Cambia en el bar y dame 5”. No, le increpo, no te puedo dar 5 euros porque voy mal de dinero”. Insiste, insiste “Mira, me he escapado de la cárcel” “¿Y eso? No jodas, cómo se te ocurre hacer eso” Para ver a mis hijos, que tengo dos criaturas pequeñas” “Ah, bueno, si es para eso… haces bien, que carajo”. Insiste, insiste, y yo empiezo a cabrearme, de manera que empiezo a chillarle… “Estás armando un escándalo” me suelta. “Sí, claro que sí, porque estoy cabreado. Mira tío, estoy en el paro, no tengo casi dinero, estoy buscando trabajo y no sé ni si llegaré a fin de mes. Y tú me pides 5 euros y no comprendes que me va mal. Lo siento, tío, pero las cosas no son así. Y me jode que yo tenga que comprenderte y ¿tú a mí? Ah, eso no cuenta ¿o qué? Pero, mira, a pesar de ello, voy a cambiar y te voy a dar un euro”. Entro a un bar, cambio, y al salir le doy el euro. Casi como si me tomase el pelo, lo veo hablando por el móvil (y me había pedido el dinero para llamar a su familia). “Dame cinco, vuelve a decirme”. “Lo siento, pero me voy que no llego y, además, no te quejes que te he dado uno”. Reanudo mi camino, casi las 19:30 y he de llegar a la filmoteca…

¿Qué tiene Teruel? Dicen que no existe, pero este puente se ha ido allá un montón de people. Joder, preguntad a cualquiera y seguro que conoce a alguien que marchó a la ciudad de los amantes. ¿Cabrán todos/as allí? Envidia, envidia sana es lo que tengo, que me he tenido que quedar en la urbe… Afortunados/as aquellos/as que, no sólo visitáis tierras turolenses, sino que habéis podido alejaros de la ciudad en la que vivís por unos días. Nada, yo al menos, voy a poder hacer trabajillos de clase y, por la noche… “a rumbear”.


¡Bueno! Ayer fuimos a casa de una compinche de Ana. Allá empezó a llegar cada vez más gente y, de repente, un quillo y una quilla que habían estado de periplo sudamericano. ¡Genial! El país que más les había gustado no podía ser otro que Colombia. Normal, carajo, si es que es lindo como ninguno. Me he acordado por lo de “rumbear”, jejejejé. Me encanta, porque ayer, de nuevo, conocí a gente súper majeta con la que compartí momentos de la vie.

martes, 5 de diciembre de 2006

Al irnos de viaje

Nocturno. Sólo tres luces. Una en mi cara, otra en la ventana, la otra es la llama. Entra, recorre mi cuerpo, llena mis pulmones, engrandece mi pecho. Y sale, humo que se evapora ante mis ojos. Dos flores se cruzan, se muestran redondas. Entre ellas, una mariposa que vuela. Un hada, se trata de un hada. La estela que deja es de estrellas y, al fondo, la Luna. Hoy está preciosa. Ilumina las nubes grisáceas que, tímidas, reflejan nuestro vaivén del camino.

Un ladrido, ahora es silencio. Sentados, rodamos deprisa. Llegamos al río. Andamos más lento. Un ladrido, ahora es un eco. Paredes, edificios. Iluminada, resalta el azul, el verde, el misterio. Los trazos, colores, los muros. Y miro, ahora es silencio. Camino de espaldas y, mientras, me alejo.

Escribo. Llama iluminada que enciende mi pecho. Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol. Hoy no quiero irme a dormir sin dedicarte una canción. Vivo entre la yuca y la palma, entre el café y la locura. Vivo entre la hierba y la magia de blanca espesura. Me río, lo entiendo, siquiera lo evado. Gracioso confuso, en tierra, tragado. Que suerte que tengo: palabras que arrullan hoy velan mi sueño…

lunes, 4 de diciembre de 2006

Un día en Astún


Domingo. Las nueve de la mañana marcan la hora de viaje. Da igual que nos retrasemos, da igual que unos papeles, que unos programas, que unos imprevistos de última hora, hagan que nos dirijamos más tarde hacia mis queridos Pirineos. Ana, Runa (esa perrilla loca), “Gazpacho” y yo somos viajeros de día…

“Muerde los pies, muerde los pies. Ven, pa’ca, cuidao con la culebra, que muerde los pies”.

No hay nieve, las montañas en la penumbra muestran su decaído verdor. Los picos blancos anuncian la cercanía de los primeros copos en las pistas, mas la lluvia nos comunica que, quizás, hace todavía demasiado calor. Calor. Las caricias, las miradas, un simple paseo: eso da más calor. Que más da que fuera haga frío, que el Sol sólo se nos muestre con un tímido rayo atravesando las densas nubes, que el barro pisoteado refleje los días pluviosos de días atrás. Yo hoy sentí calor.

“No somos estrellas de mar, somos cangrejos de río”.



“El Pelusa” nos recibe como siempre: con su eterna sonrisa. La Taberna está a punto de abrir sus puertas (este Martes ya), y todo está en su punto. Ricas patatas con sepia nos dan, si cabe, más calor. Es acogedor. Será por su mobiliario de madera, será por sus vistas, será porque es “el Pelusa” quien lo lleva. Es acogedor y nosotros nos dejamos llevar; decidimos relajarnos, disfrutar y descansar. A los pies de las pistas todavía quedan remansos de paz.

“Si me muerde los pies yo la tengo que matar, si me muerde los pies yo no puedo ya bailar”.

Sí, para mí también ha sido un día muy bueno. Quizás, me habría gustado más haber estado sentado detrás, aunque allí también existan los cinturones de seguridad. Sí, para mí también ha vuelto a ser un día muy bueno.
“Un duende loco ya llegó, el duende del vino nuevo, perderemos la razón, el vino nuevo llegó”.

Gracias.
“Baila mi Guajira, Guajira Boogaloo”.

El Camino de San Diego, Ficción, Scoop y El Laberinto del Fauno


Hoy tocan reseñas cinematográficas de nuevo. Primero, la película del Miércoles, día que marché al cine con Ana. Bueno, que puedo decir de ti, quilla… eres linda, muy linda. Te conocí hace año y medio en Pirineos Sur, y te regalé una naranja; ahora, tú me regalas momentos deliciosos. La película elegida fue El Camino de San Diego, del señor Sorín. Este director sigue en su línea de extrañas road movies con una película que sigue en la línea de Bombón el perro o Historias mínimas. Con la simpleza por bandera, nos presenta un mundo solidario, una tierra de personas humildes con un corazón inmenso. Todos se ayudan, colaboran, se emocionan… Cuánto que aprender, carajo. La historia, simple. Un quillo, fanático seguidor de Maradona, decide llevarle un obsequio al enterarse de que el Pibe ha sido hospitalizado.


¿Y que película vi el Jueves de la semana pasada? Ni más ni menos que Ficción. Ahí está Cesc Gay (director de la maravillosa En la Ciudad, muchísimo mejor que la proclamada, ese mismo año, Mi vida sin mí), con su estática cámara, desarrollando una historia llena de miradas, de silencios, de gestos, de palabras. Ella es música (en la película toca el piano), él es director de cine. Los Pirineos serán el contexto de esta pareja que se enamora, pero que, por “cosas de la vida”, no pueden estar juntos. Es una película, mas bien podría ser la realidad ¿no? Esa es la cualidad de este director, que te convierte en una especia de espiílla con el privilegio de observar las vidas, ilusiones y temores de sus protagonistas. Nada, otra película que deberé obtener en DVD.


Scoop. Fue hace dos semanas que mi querida Isita y yo fuimos al cinema. Elegimos la última película de Woody Allen, una divertida comedia de asesinatos. Siguiendo la estela de Misterioso Asesinato en Manhattan, obviamente no llega a la altura de ésta; pero, que carajo, cualquier comedia de Woody es mejor que cualquiera otra película de humor que estrenen en los cinemas del mundo. Este genial director sabe cómo se hace una buena comedia y lo demuestra con creces una y otra vez. Yo prefiero películas más serias, mas no puedo hacer otra cosa que recomendaros que no dejéis de ver este film.


Y hace tres semanas, como suele ser habitual en mí, marché solito al cine a ver El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro. Un maravilloso cuento lleno de fantasía enmarcado en el contexto de la posguerra, con los maquis y su ofensiva por los montes. Los malos, son muy malos: Sergi López da realmente miedo, quillos/as. Un mundo de ilusión mezclado con “hechos” de la guerra bastante cruentos. Me gustó mucho, sí, sí. Mejor si la visionáis en pantalla grande, que merece la pena, leñe.