lunes, 3 de febrero de 2014

La Razón de que esté allá...


El otro día, cuando me fui a comprar un par de cruasanes para desayunar, pase por la puerta de un centro de salud. Como era Domingo, estaba cerrado, pero me fijé en el espacio que queda entre la entrada propiamente dicha y la valla que protege el recinto. En este espacio, asombrado, vi dos paquetes del diario La Razón. Sí, de esos mismos que se dejan en las puertas de las papelerías antes de que éstas hayan abierto. Quedé perplejo y, rápidamente, me surgieron varias preguntas en mi cabeza.

Es conocido que La Razón no es un periódico muy imparcial que digamos. De hecho, es como si fuera el medio de comunicación de masas “oficial” encargado de expandir la ideología del Partido Popular por la geografía española. Obviamente, yo no voy a criticar esto, puesto que cada periódico tiene su ideología y su manera de exponer los sucesos. Sí que es criticable, por otra parte, la execrable manipulación de las imágenes y de la narración para perder cualquier ápice de objetividad (siempre dentro de la subjetividad de quien lo cuenta), en la explicación de los acontecimientos. O, incluso, que nunca se critiquen ciertas medidas tomadas, puesto que bien es sabido por la ciudadanía, la perfección no existe y, en política.

Pero, volvamos a las numerosas dudas que invadieron mi cabezota. Estos son algunos de los interrogantes que me acompañaron hasta la panadería y, seguidamente, el regreso a casa:

¿Qué hacían en ese lugar dos paquetes de ejemplares de La Razón?

¿Cómo habían llegado allá? Acá, barajaba tres opciones:
Esos paquetes los deja allá todas las mañanas el repartidor de prensa;
Los ha dejado, sólo esa mañana, un repartidor de prensa cansado de trabajar durante esa jornada;
Un grupo de personas que ha estado de marcha (por ejemplo), los han cogido de la puerta de una papelería, se los han llevado y han terminado poniéndolos en el interior del recinto.

Buscaba, entonces, posibles respuestas a los interrogantes anteriores:
Si los deja allá un repartidor todas las mañanas es, o bien porque hay una suscripción con La Razón, o bien porque La Razón ha tomado esa decisión voluntariamente con el interés de expandir el número de lectores;
No tiene mucho sentido que los haya dejado un repartidor, puesto que el establecimiento perjudicado por quedarse sin la prensa de ese día avisaría a la empresa correspondiente y ésta se enteraría de la mala praxis del repartidor;
Si los ha cogido un grupo de personas, no tiene mucho sentido que deje los paquetes intactos y, además, los introduzca en el recinto del Centro de Salud en lugar de dejarlos en cualquier lugar.

Y, partiendo de los puntos anteriores, más cuestiones:
Si los deja voluntariamente La Razón, considero un poco ruin utilizar este medio para difundir sus ideas; Pero, si hay una suscripción… ¿Dé dónde parte? ¿Del Gobierno de Aragón? ¿Del propio Centro de Salud? Y si es por parte del Gobierno de Aragón, ¿Lo reciben también el resto de centros de salud? Mas, si es el propio centro de salud ¿Quién ha tomado esa decisión? ¿Está destinado al personal médico, a la ciudadanía, a ambos?
De todas maneras, en cualquiera de estos dos casos: ¿no sería censurable que se utilice el dinero de la ciudadanía para difundir una ideología determinada entre el personal y/o pacientes que acuden al Centro de Salud?

Llegué a casa con este torbellino de ideas en la mente. Seguramente, más; pero, no me acuerdo. Mas, sobre todo, con la sensación de incertidumbre que provoca no tener ninguna explicación. ¡Ojalá alguien leyese esto! Y me dijese: Mira esto que has escrito te lo aclaro yo: “Viste esos paquetes porque…”

Sería genial. ¡Bah! Cuánto se lo agradecería… Así, por lo menos, me quedaría todo aclarado.

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