Triste noticia la que nos ofrece hoy el Heraldo de Aragón: "Cines Renoir echa el cierre"
Podría haber titulado la entrada con "Crónica de una muerte anunciada", pensamiento que lleva un tiempo rondando por mi cabeza con respecto a las que, hasta ahora, eran las mejores salas de Zaragoza para disfrutar de buen cine. Abrió sus puertas allá por el año 1997. Su programación, ajena al cine más comercial y, en sus comienzos, inmersa en la Versión Original Subtitulada en Español, al paso de los años tuvo que dar un vuelco que a muchos de los que allá acudíamos nos pareció una gran pérdida para la ciudad: las películas pasaban a proyectarse dobladas. Fue el primer revés que sufrió el público y la programación de las salas.
La VOSE había quedado relegada de las salas de cine de nuestra ciudad. Años sin poder disfrutar de manera continuada de una película sin doblaje eran reflejo de cómo la cultura cinematográfica iba en descenso y sin freno... La aparición de los cines de Aragonia intentaba solventar esta pérdida, dejando un par de salas, a menor costo para el espectador, para la proyección de filmes en VOSE. Asimismo, los Renoir plantearon los Jueves como día de la semana para su proyección, también a precio reducido, de una película en versión original.
Ha llovido mucho desde su apertura. Se han ido tomando diferentes medidas, pero la presencia de público era cada vez menor. Ni la aparición del doblaje en las salas, ni la iniciativa de proyectar los Jueves el filme en versión original, ni la aparición, de vez en cuando, de un cine más comercial, hacía presagiar que la vida de los Renoir fuese a durar "eternamente". Es más, aunque nuestro corazón no lo quisiera, sabíamos que más tarde o temprano sucedería. Y hoy nos han dado la noticia.
Durante mucho tiempo, estuve visitando todos los Jueves, en la sesión de las 22.00 horas aproximadamente, las salas de los Cines Renoir. Recuerdo que incluso, en el 2002 (si no recuerdo mal), hice mi primera maratón cinematográfica de CineFrancia: desde las 16:30 horas hasta las 00:30 horas sin parar (bueno, con pausa de una película a mitad porque la repetían). Ese año, por cierto, redescubrí al gran Godard con ese pedazo de Éloge de l'amour.
Mi constante afluencia a las salas me otorgó muy buenos momentos, entre los que debo destacar conocer a unos maravillosos quillicos que trabajan allí y con los que pude disfrutar de la "comida bingueros", consistente en: comida en un bar oriental y, seguidamente, visita al bingo sito en los Porches del Audiorama. Una tarde brutal...
Como ya he señalado al iniciar, una triste noticia nos ofrece hoy el Heraldo de Aragón: "Cines Renoir echa el cierre". El abanico de posibilidades cinematográficas se reduce ampliamente en nuestra capital. Ésta que, con cerca ya de los 800.000 habitantes, no tiene mercado para unas salas que, hasta ahora, nos han dejado disfrutar del buen cine.
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