Ahora que Martita está trabajando en Daroca entre semana, la llegada de la noche se hace un poquito más larga. Una vez que he cenado y, después de estar todo el día currelando o dándole a las teclas de la computadora (aún me queda terminar una memoria), no apetece más que tumbarse en el sofá y descansar. Obviamente, tengo cierta reticencia a coger el mando y encender el televisor. Y si alguna noche he llegado a hacerlo, no he durado más de cinco minutos. ¡Pero mira que echan cosas rematadamente malas en la tele! Tampoco apetece leer, puesto que la mente ya está cansada. ¿Y qué puedo hacer hasta la hora de irse a dormir? Pues está claro... ¡PELÍCULA! Y como estoy solito, pues qué mejor que deliciosos filmes de terror ¡Oh yeah!
El Miércoles visioné End of the Line, una película canadiense que parece realizada con no mucho presupuesto. A pesar de que los actores y actrices no es que sean la hostia, la película engancha y hace pasar una buena hora y media de tensión. Los primeros veinte minutos son brutales. No sabes muy bien de qué carajo va la película; pero, la tensión y los sustos te dejan ya con gansas de más. A partir de ese momento, quizás el filme baja un poquito de nivel; sin embargo, mantiene el interés y transcurre de manera correcta. Puede ser que, en algunos momentos, haya alguna cosa un poco inverosímil; pero, bueno, la verdad es que me gustó y, sobre todo, me extrañó que esta película pasase desapercibida en el año de su estreno.
El Jueves fue el turno de Eden Lake. De este filme, había leído ya alguna cosa. Al menos sabía de qué iba el argumento y, también, que la ponían bastante bien en las diferentes críticas que leí. Así que me dije que habría que hacerse con echa y echarle un vistazo. Dicho y hecho... Sin duda. a esta película le pasa lo contrario que a la anterior. Con un comienzo un poco tonto en el que, realmente, no sucede nada, luego pasa a convertirse en un filme con mucha fuerza, que va creciendo y creciendo hasta llegar a un final apoteósico. Sin duda, una de las películas de terror más interesante que he visto últimamente, porque mantiene un pulso firme y porque refleja hasta qué punto puede llegar la crueldad humana (en este caso de adolescentes); pero también, hasta dónde se puede llegar cuando se lucha por sobrevivir para no morir como un animal a punto de ser cazado.
La semana que viene, más terror...
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