Imagen extraída de: http://www.diariomotor.com/
Anunciaba la prensa e Internet que Paris Hilton iba a acudir a la Oasis el Sábado 17 de Septiembre por la noche para presentar su escudería. ¡Vaya notición! La Paris en Zaragoza… ¡No me lo podía creer! Nunca voy a la Oasis, a no ser que haya algún conciertico molón; pero, por Paris, hasta haría una excepción…
Había bastantes personas por los pasillos y la sala de baile. No obstante, tampoco era muy difícil abrirse paso entre la gente. No sé cómo, llegué al camerino y allí estaba ella. Estaba cambiándose y no se inmutó al verme entrar. Estaba de espaldas y me miraba a través del reflejo del espejo. Me preguntó quién era yo en un perfecto castellano mientras se enfundaba un vaporoso y ceñido vestido rosa. Sólo era un fan (en este caso extremadamente freaky), y, sinceramente, no sé cómo carajo había acabado en el camerino…
Comenzamos a hablar. Seguía con un perfecto castellano, aunque con ese acento extraño que confiere ser anglohablante. No sé si estaba sorprendida; pero, parecía que no. Finalmente, me invitó a la sala para bailar con ella. Salimos a la pista, dejando su aparición en el escenario para más adelante. Así que me cogió de la mano y me llevó al centro de la sala. La gente nos miraba y comenzamos a bailar, sin dejar de hablar en ningún momento. De repente, se me acercó al oído y me dijo: - “¡Buf! ¡Cómo me aburre esto!” - “Pues anda que a mí… Yo nunca vengo a esta sala; pero, vivimos al lado, venías tú…” Decidimos marchar a casa.
Marta estaba despierta. Le había avisado por el celular de nuestra llegada. Preparamos un cafelito y nos sentamos en nuestra mesita de la cocina. Paris Hilton era una tipa normal, lejos de esa imagen de niña pija y tonta a que nos tiene acostumbrados la prensa rosa. Nos contó cómo había creado un personaje (y me venía a la mente Marilyn Manson), una forma de ser que le seguía manteniendo en el candelero y, de esa manera, seguir “haciendo caja.” – “Mirad. Ahora me quitaré las bragas (mientras las bajaba hasta los tobillos), y… ¡claca, claca! (movía la mano simulando hacer caja), a ganar pasta. Total, el chirri ya me lo ha visto todo el mundo. Así que una vez más... A ver, si no se me ve, pues mucho mejor; pero, si en algún movimiento sale, pues sale… ¡y más claca, claca! Si a eso, añades un escotazo… ¡más claca, claca! Es triste, muy triste, pero la gente se muere por algo así."
Marta y yo nos mirábamos asombrados. Nos reíamos los tres ante semejantes explicaciones. Así pasamos un buen rato. Entre risas e ideas rocambolescas de una Hilton realmente agradable. Mas, llegó el momento en que tenía que marcharse. Nos dio dos besos y, justo antes de salir por la puerta del salón se le ocurrió otra de sus sorprendentes ideas. –“Tenéis que venir a verme a New York. Sí, sí, no hay excusas. Yo os pago los billetes. Si es que me habéis caído genial. ¡Jolín! Si es que me habéis abierto vuestra casa, me habéis librado de tener que estar allá haciendo el espectáculo y pillándome una cogorza de espanto. Y no lo habéis hecho para sacar tajada, como todo el mundo. De verdad, en cuanto tengáis vacaciones venid a verme. Sacó un par de billetes con fecha de vuelo abierta. – “Tengo un acuerdo con esta compañía. Puedo ir sacando billetes y los voy cerrando sobre la marcha. Ya están pagados, así que sólo tenéis que elegir la fecha”
Volvió a darnos dos besos y abrazos. Salió por la puerta de casa y comenzó a bajar las escaleras. Antes de salir a la calle, se giró y con una amplia sonrisa alzó la mano asiendo las braguitas, mientras la agitaba a modo de despedida. Comenzó a ofrecer una cómplice y tímida carcajada…
Miré a Marta. Comenzaba a desperezarse a mi lado. – “Marta, Marta. Jajajaja, no te vas a creer lo que he soñado...”
2 comentarios:
JAJAJA casi me muero de la risa mientras lo leía!
Y si Paris realmente fuera así...?
Besicos hiltoneros
¿Si fuera? Lo es, lo es... jajajaja. Al menos en mi destartalada cabezota.
Besicos lusos de habitaciones dobles.
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