Ayer, dimos un pasito más. Tal vez un trámite; pero, seguro, consecuencia de unos años de felicidad. Llegó el momento y, descolocados, lo vivimos como algo demasiado rápido, frío y desganado, quizás. Aunque presente, tampoco vino la family; tan sólo estuvieron presentes dos amigos y todo transcurrió en un pispás.
Mas, luego, vino la tarde. Primero, la deliciosa y copiosa comida transmitida con cariño y amabilidad. Después, el cortadito del tiempo, que también puede ser con hielo, momento para seguir con las risas y descansar. Y, finalmente, con nuestros queridos cómplices, ya en casita, el copazo y la música (esa que nunca puede faltar), para bailar y conversar. Y mientras, durante todo el día, la sorpresa y, seguidamente, la alegría no dejaba de sonar.
Y, bueno, ahora tenemos un nuevo librito. Es azul, bilingüe y con un montón de hojas para rellenar... ¡Continuará!
¡Buenos días!
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